jueves, 5 de mayo de 2011

Los avogados crehemos de que es importante avlar y escrivir bien




Los avogados crehemos de que es importante avlar y escrivir bien

Por: Lahura Ariztisaval Vorrero
(Laura Aristizábal Borrero)

El mal uso del lenguaje, la mala ortografía y la mala redacción inundan nuestras aulas, los abogados debemos entender que si seguimos así seremos meros “tinterillos abogados

Hace pocos días el Canal Caracol sacó un aviso en pleno prime time que decía: “la tención crece” (refiriéndose al programa Desafío de las Regiones). Claramente, lo primero que hice fue expresar mi indignación en Facebook y menos de 10 minutos después recibí un inbox de una persona que seguramente leerá este artículo en el que me decía que no entendía por qué yo había puesto eso si “crecer” sí se escribía con “c”. Antes de esto ya había pensado en escribir este artículo pero después de semejante episodio lo comencé a escribir con la misma pasión que un hincha del Barcelona escribiría acerca de su equipo.

En cuarto semestre, un compañero me escribió por chat “Lauris, mañana xfa me prestas tu codigo cibil?” Digamos que el “xfa” y la tilde son errores prácticamente insignificantes al lado del “cibil”, palabra que estando uno ya en cuarto semestre tiene que saber escribir, por poco, gracias a la memoria fotográfica. Lo primero que hice fue mirar el teclado para ver si habría posibilidad de equivocarse entre la “v” y la “b”, pero seamos sinceros, ese no fue un error de mecanografía, la persona que escribió eso es un fiel ídolo del “derecho pribado.”

Siempre me he preguntado qué cara harán los profesores cuando están corrigiendo los exámenes de los estudiantes frente a los “orrores hortograficos”. Al principio pensaba que a los profesores estos errores no les importaban, hasta que un día, en una conversación con José Armando Bonivento, me enteré de que (y acá si va el “de que” porque uno no se entera algo, uno no se entera de algo) cada vez que entraba a dictar clase a un nuevo semestre se ponía como meta que ningún alumno escribiera mal “posesión” al final del semestre; hasta ese momento no lo había logrado y la verdad presiento que abandonó las aulas de la Javeriana con esa frustración.

Ya es famosa aquella anécdota que cuenta que un estudiante, en un arranque de sinceridad durante un quiz escribió: “no haberigüé”; y ya es famoso también aquel estudiante que insiste en que los verbos conjugados en segunda persona terminan en “s” como cuando tú “vinistes, hicistes y comistes” y las innumerables equivocaciones relacionadas con “¡ay! ahí hay un error garrafal cuando escribes hai” o con “vayan, espero que allá haya una valla igual a la que se halla en el otro lugar.” Además, queridos avogados, aunque duela, déjenme (no déjemen) decirles que es igual de malo el “dequeísmo” que el “anti dequeísmo”, uno no “piensa de que” o “cree de que” o “dice de que” pero uno sí “se da cuenta de que”.

Es gracioso cómo los profesores gastan horas y horas explicando por qué una ley está mal redactada o por qué una coma o una tilde cambian el sentido de la misma si cuando escriben los exámenes cometen no uno sino varios errores de ortografía y de redacción. Y acá es donde le doy un consejo a mis queridos compañeros “avogados”: en los exámenes de falso y verdadero, cuando no sepan la respuesta y la pregunta tenga algún error de ortografía contesten que es falsa, siempre tendrán un argumento válido para justificar, por ejemplo, que es falso decir que “La Constitucion de 1991 dice…”, nosotros nunca hemos leído la Constitucion, lo que leemos es la Constitución, y no todos porque hay unos que por lo que escriben aparentan nunca haber leído nada.

Es importante entender que el buen uso del lenguaje no es accesorio al contenido, un abogado debe saber mucho pero también debe saber expresarse correctamente. Hasta que nosotros no entendamos que la buena ortografía y el buen uso del lenguaje son esenciales en nuestra profesión y en cualquier otra, tendremos que seguir siendo testigos de cómo Gaitán Mahecha enfatiza una y otra vez en la diferencia entre “aun cuando” y “aún cuando” y cómo Rafael H. Gamboa pone a sus alumnos a entregar los trabajos a mano, en limpio, con buena ortografía y con buena letra, el corrector de Word no estará ahí siempre para nosotros y menos cuando hablamos.

En fin, querida compañera de carrera, tensión se escribe con “s” y ésta es la tensión que crece, sí, con “c”.

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