lunes, 12 de marzo de 2018

Échele cabeza


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Sobre drogas y festivales

Échele cabeza


Autor: Orlando Buelvas
Muchas veces las autoridades se ven limitadas y sesgadas por las conductas atípicas dentro de la sociedad. Más en lugares donde se destacan las personalidades bohemias y los comportamientos desenfrenados, siendo en la mayoría de los casos el alcohol y las drogas los motivos por los que muchos jóvenes pierdan la razón. Entre todo esto aparece “Échele cabeza cuando se dé en la cabeza”, una S.A.S que reta a la legalidad con el argumento de reducir el riesgo y mitigar el daño producido por consumo de sustancias psicoactivas.
Échele cabeza se ha popularizado por su presencia en conciertos y diferentes actividades, por medio de puestos que se usan como puntos de hidratación o para ofrecer el servicio de analizar las sustancias psicoactivas que sean llevadas voluntariamente, una medida totalmente innovadora. Aún así, surgen muchas preguntas sobre cómo llega a actuar una organización no gubernamental sobre temas tan polémicos que, aunque supongan una gran ayuda a las personas interesadas, también necesita de un ambiente con tinte ilegal para poder articular su función.
La presencia de esta organización se da como se expone anteriormente, ya sea por conciertos o eventos sociales que se muestren como posibles entornos donde las sustancias psicoactivas sean usadas: todo para brindar información sobre lo que las personas están consumiendo y a qué se están ateniendo -bien definen que no solo operan sobre drogas, sino sobre cualquier tipo de sustancia legal o ilegal-. Entonces, ¿es totalmente negativa su participación? Primero, se debe entender que ellos no son quienes están llevando drogas para facilitar el consumo y que, además, no son los únicos en intervenir por las personas que hacen uso de éstas.
En un plano internacional, la situación anterior puede compararse fácilmente a la celebración del 20 de abril o 4/20 en Vancouver, Canadá, donde miles de personas se citan en el downtown para luego encontrarse en la sunset beach donde se dará lugar a uno de los festivales más grandes del año. Se celebra por entonces el día de la marihuana, el único día del año en el cual se permite legalmente el uso recreativo de la droga. Lo curioso en este caso no son los centenares de personas que bailan por las calles o los miles de jóvenes que llevan ropa temática, lo especial de este día es que el gobierno se encarga de proveer ambulancias y servicio médico para todas las personas que desfalleciesen o se vieran afectadas en temas de salud por el uso de la droga.
Así pues, el ejemplo anterior no es el único caso donde el gobierno interviene, también se podría hablar de Holanda -país donde la droga sí es legal- donde hay hospitales destinados a la asistencia para el uso de heroína. Entonces se puede ver cómo las autoridades se concientizan de la realidad de sus habitantes y llegan a salir de esquemas totalmente legales para abrir paso a actos vanguardistas en el campo jurídico en los cuales se genera una armonía poco común entre la sociedad y los mandatarios, para así poder evitar que la desgracia se haga presente.
Pero volviendo a Colombia, que goza de una realidad distinta y donde el consumo es ilegal, encontramos que el oficio de las organizaciones que buscan ofrecer cuidado en este tema no es tan fácil.
También debe entrar en consideración lo declarado por el Observatorio de Drogas de Colombia (O.D.C), uno de los problemas en la actualidad es el consumo de las drogas emergentes, es decir, sustancias sintetizadas que buscan producir efectos similares a las drogas clásicas. Son drogas recreativas que no están taxativamente enunciadas como psicoactivos, lo que conlleva a no ser consideradas ilegales o que al menos no sea fácil controlar su producción. Por otro lado está el problema por aumento de consumo de bazuco, cocaína y marihuana, las cuales son producidas con químicos de poca calidad causando un peor efecto en quienes los consumen.
Por lo expuesto anteriormente es muy fácil deducir que las drogas que se ingieren en diferentes eventos pueden ser sustancias legales, ilegales o que ni siquiera se sabe de su existencia, además son producidas por medio de métodos desconocidos por los consumidores junto con el uso de químicos que pueden comprometer sus vidas. Agregando a esto el consumo desmedido de las sustancias y la incapacidad del gobierno para regular esta actividad, la presencia de grupos como Échele cabeza no parece una invitación a lo ilegal, sino una ayuda para discernir entre la diversión y el peligro.



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