jueves, 4 de mayo de 2017

El monstruo silencioso que recorre los pasillos de las instituciones educativas de Colombia y el mundo

El monstruo silencioso que recorre los pasillos de las instituciones educativas de Colombia y el mundo 

Acoso sexual en universidades, un secreto a voces



La innumerable cantidad de casos de acoso sexual hacia alumnas que diariamente se presentan en el país hace que esta conducta se normalice entre todos. Es hora de hacer un alto y para lograrlo, tenemos que trabajar todos.  

Autor: FORO JAVERIANO 

El acoso sexual es aquella situación en la que una persona acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra. 

Vivimos en un país machista: el que responsabiliza de su propia violación y empalamiento a Rosa Elvira Cely y en el que la jurisprudencia penal ha defendido la tesis que, cuando los abusos sexuales contra mujeres y niñas no incluyen acceso carnal violento, apenas constituyen injuria1. Un país en el que basta con que una mujer pase por una construcción para que los obreros empiecen a lanzar improperios y en el que, en los restaurantes los meseros le llevan la cuenta instantáneamente a él. Un país donde los salarios de las mujeres son inferiores, donde son los hombres quienes ocupan la mayoría de los altos cargos y en el que la inmensa mayoría de los ponentes en las conferencias son hombres. Todo nos parece normal. Y lo que es peor, aquella persona que se atreva a reclamar por algunas de estas conductas, es tildada de feminazi“exagerada”, “mamerta”, entre otras. 

Son innumerables las situaciones de machismo a las cuales deben enfrentarse diariamente las mujeres, como lo es el acoso sexual en las universidades. Un estudio publicado en 2005 por la Universidad de Antioquia sobre la violencia de género, muestra en sus encuestas que, en las relaciones universitarias, son las estudiantes de pregrado las más afectadas por el acoso y el abuso sexual. 

El acoso sexual parece algo lejano y distante; algo que le pasa a los demás. Es más, muchas veces sucede que somos víctimas y ni siquiera nos reconocemos como tal.

Un día estás en clase y tu compañero o peor aún, tu profesor, te lanza una mirada extraña e incómoda que con el tiempo se convierte en un chiste pasado de tono sobre ti. Luego, intenta  hacer conversación contigo después de terminada la clase. Unos días más tarde, llega un mensaje con una invitación a intimar más allá de las horas de clase; mensajes que empiezan con piropos inofensivos y terminan en comentarios obscenos. Y tú no sabes si esto lo debes contar o lo debes callar porque te asusta qué pensarán tus papás o tus amigas. Te asusta aún más la respuesta de la universidad. Estás sola ante una situación que en poco se convierte en una gran bola de nieve. 

Terminar envuelta en esta situación es estar atrapada entre la espada y la pared. Es saber que no quieres involucrarte de ninguna manera con la persona que te está acosando, pero también que su posición de poder puede ser usada después para perjudicarteSe pueden ver afectadas tus notas e incluso tu carrera profesional. Es decidir entre acceder a sus pretensiones o repetir la materiaTodo lo anterior agravado porque parece que los directivos prefieren hacer la vista gorda ante las denuncias estudiantiles, blindando al perpetrador, que va a seguir haciendo lo mismo a ti o a otras personas¿Un silencio que raya con una manifestación de aprobación? 

Este tipo de situaciones le suceden todos los días a miles de mujeres en Colombia y en el mundo. Es necesario que todas nos sumemos a la denuncia. Javeriano ayuda a Javeriano, no lo daña. No podemos quedarnos calladas por vergüenza, porque pensamos que no es tan grave o porque vamos a incomodar el sistema. No tiene sentido que después de tantas discusiones, estudios, encuestas y el esfuerzo de tantas mujeres, el acoso sexual siga siendo un tema tan difícil de tratar. Es preocupante que un problema que supuestamente es masivo tenga tan pocas denuncias; que haya una capa de silencio a su alrededor. La falta de denuncias hace que las instituciones se blinden diciendo que no es grave y que son casos aislados.  

En las universidades, es escaso identificar víctimas de acoso sexual y más escaso aún es encontrar víctimas que decidan romper su silencio. Es difícil que las mujeres superen el miedo, la vergüenza y la culpa en un país machista. Uno de los factores más graves de esta problemática es el silencio y el tabú que lo rodea. Atrevámonos a escribir y a contar lo que ellos son capaces de hacer. Juntas somos más. 

Cuéntanos tu caso. Escríbenos a nomassilenciopuj@gmail.comLo que recibamos será tratado con la importancia que requiere y con la anonimidad que cada persona solicite. Esta situación no es ajena a tu universidad ni a tu facultad. Es nuestro momento de ayudarnos y de hacer primar la solidaridad sobre el miedo. 

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