Presos votantes: ¿una mala idea?
Por:Vanessa Forero
VII Semestre
Empecemos por preguntarnos: ¿en nuestro país los reclusos pueden votar?
La respuesta se divide en dos. En los centros penitenciarios se encuentran personas que están privadas de su libertad, ya sea porque 1. están cumpliendo una pena (condenados) ó 2. porque se encuentran bajo medida de aseguramiento (sindicados).
Para los condenados, la respuesta a la pregunta es no. El Código Penal en su artículo 44, advierte que como pena accesoria está la inhabilitación al derecho a elegir y ser elegido. En cuanto a los sindicados la situación es distinta, pues como aún no tienen en su contra sentencia condenatoria, conservan su derecho de sufragio (artículo 57 del Código penitenciario y carcelario). Ahora bien, que esto se materialice y la Registraduría efectivamente facilite los medios para que los sinidicados ejerzan este derecho, es otro tema.
Ya resuelta la duda de si en Colombia los internos pueden votar o no, surge una más, ¿por qué suspenderle a los reclusos condenados su derecho de sufragio?
Muchos acogen la posición de que el voto es un derecho-libertad y, por lo tanto, al estar condenados, los reclusos a su vez deben estar privados de poder votar. Sin embargo, ¿en qué puede ayudar la limitación en comento? Esta no es precisamente una forma de acabar con la delincuencia. En cambio, sí es poner en desventaja a un sector de ciudadanos (sí, ellos también lo son), que según la Constitución son iguales que nosotros.
Independientemente del debate señalado, existe un motivo más por el que los internos condenados deberían votar.
Para nadie es un secreto que el país pasa por una profunda crisis en el sistema carcelario: la ineficiencia en la administración de justicia, el hacinamiento, la inseguridad y la poca salubridad son sólo un vago panorama del inusitado problema.
En las cárceles colombianas existe 52,4% de hacinamiento, es decir, a febrero de 2017 hay sobrepoblación de 41.091 internos. Lo alarmante es que esta es sólo una de las múltiples falencias que existen en las prisiones colombianas. Dejar de lado a los presos para que otros decidan por ellos, sea que se perjudiquen o beneficien con la elección, parece bastante injusto.
Los candidatos políticos realmente no generan propuestas que mejoren la situación de los reclusos, básicamente porque para ellos éstos no representan ninguna fuerza electoral. Ahora bien, cifras oficiales del INPEC1 enuncian que a diciembre de 2016 en el país había 80.693 reos condenados y 37.839 sindicados. Esta cifra puede llegar a ser bastante significativa en la contienda electoral, ya que los candidatos (sea alcaldía, gobernación, congreso o presidencia) presentan sus propuestas y plan de gobierno a cambio de su incentivo máximo: el voto.
Teniendo en cuenta que el censo carcelario es tan alto (si todos los reclusos pudieran votar) seguramente dichos candidatos tendrían más en cuenta la situación de las cárceles del país, echando por fin un vistazo a esta realidad que históricamente no ha sido principal en sus agendas.
La idea no sería nueva, en países como Croacia, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, España y Ucrania, los internos pueden votar sin restricción alguna. En otros como Alemania, el derecho al voto solo se pierde si el delito cometido ha sido contra el Estado y el orden democrático.2
Así pues, si a los reclusos condenados no se le suspendiera su derecho de sufragio tendrían mayor actuación política, con sus propias exigencias y peticiones. Esto crearía en los candidatos incentivos de gran importancia en el mejoramiento general del sistema carcelario y en el cubrimiento de los múltiples problemas que los internos adolecen y que muchas veces son ignorados tanto por el resto de ciudadanos como por la clase política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario