sábado, 29 de octubre de 2016

Opinión: La paz a nuestro alcance


Autora: Natalia Botero – V Semestre.
Seguramente a usted, al igual que a mí, le ha ocurrido durante estas últimas dos semanas que, al prender el televisor, la radio, o al abrir cualquiera de sus redes sociales, le aparece en primera plana algo relacionado con el tema de los acuerdos de paz. Sin duda alguna para muchos puede ser un tema que se ha venido tornando un poco aburridor, o trillado e incluso cliché, ¿no es así? Bueno, debo confesar que, en cambio, a mí me ha venido ocurriendo un efecto totalmente contrario. Me emociono cuando hablo del tema con alguien, incluso en ciertas ocasiones me ha llegado a temblar la voz, se me ha puesto la piel de gallina, y más de una vez se me han asomado un par de lágrimas en los ojos. Pero es que, debo admitir, jamás, ningún acontecimiento de ámbito político-social, había logrado causar antes en mí tal revuelto de emociones y pensamientos.
El 2 de octubre de ahora en adelante será una fecha que difícilmente podremos pasar por alto. Seguramente, fuimos varios los que vimos muy cerca una oportunidad gigante de cambio para el país. Después de 52 largos años de guerra, sentimos que se alcanzaba a ver una pequeña lucecita que nos daba un aliento de esperanza y alivio para acabar una guerra que muchas veces parecía ser interminable. Sin embargo, por cosas de la vida que seguramente no podremos explicar ni entender realmente –o al menos no dentro de un largo tiempo– los resultados no se dieron como muchos lo esperábamos.
No obstante, más allá del resultado definitivo,, toda esta situación me demostró dos cosas fundamentales que, para ser honesta, no tenía tan claras antes de aquel domingo. La primera de ellas es que todo este escenario me reafirmó lo mucho que amo y me importa este país, y que todo lo que pase con él, sea bueno o malo, me llega al alma y me mueve las fibras del corazón. Es precisamente por eso, que me muero por verlo en paz, y sé que en el fondo todos lo hacemos, independientemente de si votamos por el sí o por el no en el plebiscito, sólo que la queremos de una forma distinta.
La segunda es la importancia que los estudiantes (y en especial nosotros, los estudiantes de Derecho) tenemos a la hora de enfrentar este tipo de acontecimientos. No se nos puede olvidar jamás el poder y la fuerza que tenemos dentro de una sociedad, aunque muchas veces pareciera que lo ignoráramos, infortunadamente. El conocimiento lo tenemos fresco y actualizado en nuestras cabezas, la mente la tenemos ágil y aún joven y seguramente ha sido por esto que varias de las grandes ideas que han surgido en la historia de nuestro país, han brotado dentro de las aulas universitarias; nada más y nada menos que nuestra misma Constitución de 1991, impulsada por el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta.
Precisamente por todo esto es que tenemos que movernos, y tenemos que hacerlo ya. No podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando a que “algunos”, quién sabe quiénes, arreglen la situación, porque si no lo hacemos nosotros, que tenemos todos los instrumentos a nuestro alcance, nadie lo va a venir a hacer. Si a usted, de verdad le importa su país, es hora de que salga a marchar, de que aplique toda esa teoría que le han venido enseñando los últimos semestres para buscar una solución; si tiene alguna idea, no se la guarde para sí mismo, quién quita y termine siendo algo grande y útil. La historia nos ha dado una oportunidad. Aprovechémosla.

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