sábado, 29 de octubre de 2016

Opinión: Bob Dylan y el Derecho


Autores: Camilo Gaviria – IX Semestre y Andrés Charria – Profesor de Derecho Laboral Deportivo.

Siempre se ha creído que el Derecho es una disciplina cerrada, seria, que los grandes abogados solo entienden de contratos, laudos y códigos, o al menos eso nos hacen creer. No se podría pensar que un fallo de la Corte Suprema tenga una frase de un cantante famoso, eso está fuera de toda posibilidad. Esto no es cierto, hay abogados magos, pintores y excelentes deportistas.

Pensando en esto me desperté con la noticia del Nobel de Literatura a Bob Dylan. Resulta extraño que un músico popular esté reunido con Thomas Mann, Jacinto Benavente o Winston Churchill. La Academia Sueca indicó que la razón para otorgarle tan grande premio a Dylan fue "haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense" y es comparado con grandes poetas griegos como Homero o Safo.

Sin embargo, esto es una revista jurídica y tenemos que hablar de Dylan y el Derecho. Como profesor he escarbado (investigar sería algo muy pretencioso) en internet y me he dado cuenta que este bardo ha servido para sustentar fallos importantes en las altas cortes norteamericanas.

Es lógico, los jueces son seres humanos que leen derecho pero también literatura y oyen música. Por su parte, la música es la representación algo poética de lo que rodea al autor; nuestros grandes e históricos autores vallenatos nos han contado historias, de la Costa, de mujeres, de robos y testamentos. Son estas historias parecidas a las de un juzgado. Dylan es un narrador de historias de la vida real, al igual que una sentencia que empieza con un relato de una historia.

Tal ha sido el impacto de Dylan en el Derecho que varias universidades norteamericanas hacen conferencias, y me parece haber visto alguna materia electiva en un campus norteamericano. La Facultad de Derecho de la universidad jesuita de Nueva York, Fordham Law School, hizo hace un tiempo una conferencia de dos días con dos profesores de Derecho, un historiador de Dylan, un disc jockey y un guitarrista titulada “Bob Dylan and the Law”. Se habló de derechos, de música y por su puesto de Dylan con un enfoque particular y deliciosamente multidisciplinario.

Miremos algunos temas:

En Los Angeles Unified School District v. Superior Court (Corte de apelaciones de California, 2014) Para los testimonios redundantes de expertos que nada nuevo dicen en cuestiones que están integradas en el conocimiento y la experiencia común, citan a Dylan: "No es ser meteorólogo para saber en qué dirección sopla el viento." De la canción Subterranean Homesick Blues.

En el mismo fallo aparece una frase famosísima de Dylan “… senadores, congresistas, por favor, escuchen el llamado, no se paren en la puerta, no bloqueen el pasillo, porque el que se lastima es el que se ha estancado…” 
The Times They Are A-changin.

El famoso juez Scalia, reconocido por su conservadurismo e ícono intelectual de la derecha estadounidense, frente a los acusados de cometer un delito de acoso sexual mediante mensajes de texto que estaban empeñados en blindar su defensa parapetándose en la vertiginosa evolución de las nuevas tecnologías. Cansado de disculpas, les espetó: “'Los tiempos están cambiando'... es una débil excusa para la indiferencia del deber”, como dice la letra de The times they Are a-changin.

También en un caso que resolvía una disputa entre compañías de teléfonos públicos y operadores de larga distancia, donde a una de las empresas le adeudaban una suma considerable que ya daba por perdida, el presidente del Tribunal Supremo incluyó los versos: "Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder". De la canción Like a Rolling Stone.

¿Por qué hacen esto los jueces? Sencillamente quieren que cualquier persona del común, que no sea experta en asuntos legales, entienda sin complicaciones el fondo de los asuntos. Al respecto dijo John G. Roberts, Presidente de la Corte Suprema de EE.UU.: “Cualquier lego en la materia, mínimamente inteligente, es capaz de apreciar la poesía de Dylan, cuando no su música. Sé que él habría estado de acuerdo conmigo; al menos, en este asunto”.

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