El movimiento estudiantil
En
consonancia con el momento histórico que vive el país, los estudiantes nos
hemos hecho sentir en las últimas semanas al recordarle al país que aquí
estamos y que nuestras ideas son importantes.
Autor:
Juan Manuel Suárez Murillo – Director FORO JAVERIANO.
“Acuerdos y negociaciones han sido la forma hasta el
momento de encerrar nuevas guerras y frustraciones, nuevas constituciones y
eliminación de la postura diferente. Sin embargo hoy, creemos firmemente que
estamos ante la posibilidad de que un acuerdo sea, al fin, un paso para
construir caminos hacia una Colombia con mayores garantías para la libre
expresión y organización de amplios sectores.”[1]
Después del resultado adverso
en el Plebiscito del 2 de octubre de 2016, la sociedad colombiana entró en un
estado de impasse del que no ha sido
capaz de salir. La incertidumbre domina el ambiente político del país. Nadie,
ni el Gobierno, ni la oposición, ni las FARC saben en qué punto nos encontramos
y mucho menos hacia dónde nos dirigimos en este momento. Dentro de este oscuro
panorama, una luz alumbra tenuemente a la distancia; aquella es nada más y nada
menos que el esfuerzo y las ganas de sacar esto adelante del movimiento
estudiantil.
El
3 de octubre, a través de redes sociales, se convocó a los estudiantes de
universidades públicas y privadas de Bogotá a salir a las calles de blanco el
día miércoles 5 de octubre con ocasión de la “Marcha por la paz:
tercera marcha del silencio”. En ese histórico día, las calles se llenaron de
jóvenes que protestaban bajo la consigna del “Acuerdo Ya”. Acertadamente, la marcha
no se tiño de banderas ni colores de determinados partidos políticos, sino que
por el contrario fue una muestra ejemplar de pluralidad, tolerancia y
entendimiento. Jóvenes de todas las corrientes políticas han salido a marchar
las últimas semanas dándole un fuerte impulso al proceso de paz con las FARC y
demostrando que el deseo de alcanzar la paz para Colombia va más alla de
inocuas rencillas políticas.
El estudiantado colombiano le ha propinado un fuerte
golpe a la opinión pública nacional, que no ha hecho sino afirmar con
vehemencia que los jóvenes de esta generación se encuentran en un estado de
letargo absoluto frente a los temas centrales que aquejan a esta sociedad. Esa
opinión pública paquidérmica que sigue pensando que los jóvenes no votan, que
solo critican por Facebook. Esa opinión pública que olvida que la Constitución
del 91, se debe en gran medida a la labor que desarrollaron hace 25 años un
puñado de estudiantes que se cansaron de la violencia que golpeaba a todos los
estamentos de esta abnegada sociedad. Esa opinión pública se encuentra hoy
agazapada y acorralada ante la organización y fuerza que expone un grupo de
jóvenes llenos de carácter.
Y es que afortunadamente toda esta efervescencia social
se ha canalizado hacia otro tipo de muestras que van mucho más allá que las
marchas semanales. El movimiento estudiantil ha logrado reunirse con el
presidente Santos, con el fin de exponerle su apoyo a esos esfuerzos e intentos
de alcanzar la paz que tanto requiere Colombia. Además, han sido capaces de
establecer una serie de inamovibles, en virtud de los cuales afirman que no van
a permitir que se hagan realidad cierto de tipo de propuestas, como el
establecimiento de una Asamblea Nacional Constituyente o el realizar borrón y
cuenta nueva sobre lo ya negociado y pactado. Este tipo de postulados
inflexibles presentados por los líderes de los estudiantes son los que hacen
que su esfuerzo y trabajo sea cada vez más loable y se perfile para perdurar en
la historia nacional por muchos años más.
“Muy rápidamente las voces de la sociedad, en
especial las de jóvenes y estudiantes, se levantaron clamando por una pronta solución
a la situación de incertidumbre política generada tras el resultado del
plebiscito. Hemos decidido como pueblo, como jóvenes y como estudiantes,
encaminar todos nuestros esfuerzos en la construcción de la paz y en hacerle
saber a la sociedad colombiana, al Gobierno, a la insurgencia, a los del
"Sí”, los del “No" y a la abstención: ¡La paz se queda!”.
Es inevitable recordar
con este especial esfuerzo que están haciendo los jóvenes, lo sucedido hace ya
25 años con el Movimiento Estudiantil de la Séptima Papeleta que derivó en la
Asamblea Nacional Constituyente de 1991. En nuestra primera edición de este año
2016 decidimos realizar un sentido homenaje a la labor de aquellos promotores
de la Séptima Papeleta. Entrevistamos en aquella ocasión a dos de sus grandes
gestores, la Doctora Catalina Botero, hoy en día Decana de la Facultad de
Derecho de la Universidad de los Andes y el Doctor Fernando Carrillo, que a la
fecha en que escriben estas líneas, se encuentra entre los tres candidatos para
convertirse en el nuevo Procurador General de la Nación. Ambos coincidieron
aquella vez en la necesidad de que los estudiantes tomen las riendas de esta
situación con el fin de sacar adelante estas negociaciones a punta de esfuerzo,
clamor popular y legitimidad. Me complace poder decirles a los dos, hoy casi
siete meses después de aquellas entrevistas que efectivamente los estudiantes
nos estamos apersonando de esta crisis y estamos uniendo esfuerzos para sacarle
el pecho a este doloroso impasse que tanto daño le hace al país.
¿Quizás llegó un poco tarde
esta reacción de los jóvenes? Sí, es posible. Pero si ésta no hubiera aparecido
en este momento, quién sabe en dónde se encontraría la situación de este país.
Qué mejor forma para despedirme de la Dirección de esta increíble publicación
estudiantil, que reconociéndole a mis contemporáneos lo loable y histórica que
será su labor. Ojalá logremos poder decirle finalmente a la guerra, nunca más.
CRÉDITOS FOTO 1:
Revista Menocchio.
[1] Carta del 20 de octubre de 2016 de los
estudiantes exigiendo la paz. Encuéntrela completa en Semana Educación y en el
Facebook de Foro Javeriano.
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