Cuando
las elecciones presidenciales de Estados Unidos se acercan, surgen diferentes
interrogantes sobre el futuro del cargo más importante del mundo. Uno de estos
es, ¿Quiénes serán los mayores ganadores con la victoria de alguno de los
candidatos?
Autor:
Juan David Romero
Con las elecciones acercándose cada vez
más y con la ex Secretaria de Estado liderando las encuestas nacionales, los
libros de historia se están empezando a escribir. La controvertida, pero
querida por muchos sectores, ex Secretaria de Estado Hillary Clinton se
encuentra cerca de ser la primera Presidente de los Estados Unidos en lo que
parece un hecho que no se hubiera visto como posible hace unos años. Estaríamos
presenciando cómo una mujer que lleva más de 30 años en el servicio público, se
convierte en la mujer más poderosa del mundo. Es por eso que ante esta
situación, diferentes sectores de la opinión pública han traído la pregunta
sobre quién es el verdadero sector ganador de una posible victoria de Clinton.
Si es el sector del feminismo, que después de tanta lucha por la igualdad van a
tener a su sector representando por la mujer más poderosa del mundo o si será
el caso en donde esta victoria no refleje realmente la victoria del feminismo
en el mundo; y sea Clinton la representación de una victoria de la clase
política tradicional, en donde a pesar de llegar a tener en la cabeza a una
mujer – lo cual es un hecho que sin duda pasará a los libros de historia, pero
sin un significado de cambio en la política mundial por ser Clinton la expresión
real de la clase política tradicional de los Estados Unidos, conformada por los
partidos tradicionales y los grupos económicos –.
La duda surge al ver a Clinton en lo que
lleva de la campaña haciendo énfasis en que es la “primera mujer candidata del
Partido Demócrata” y que este hecho hace que sea incomprensible verla a ella
como una candidata que representa lo que es la clase política tradicional en
Estados Unidos. O, como se conoce comúnmente, como parte del “establishment”,
explicando que lo único que trae su candidatura es un cambio en la forma que se
ve y se hace la política mundial. ¿Pero realmente traerá su candidatura un
cambio en lo que conocemos hasta hoy como política americana? En contra de todo
lo que dice la opinión pública, su trayectoria en la política, la forma de
hacer campaña y la manera de cómo el pueblo americano la ve, hace que Clinton sea
una candidata que aunque esté quedando en la historia, no sea más que cualquier
candidato que haya quedado de Presidente a excepción de Barack Obama.
Estas elecciones han sido unas de las más
particulares que ha habido en la historia de ese país, en donde han habido
candidatos que por un lado representen una nueva idea de “socialismo
democrático” como fue Bernie Sanders; o, por otro lado, candidatos que
simplemente han revolucionado la forma de hacer política y conseguir votos como
lo es Donald Trump. Pero cuando uno ve la campaña de Clinton, con lo único que
se encuentra el electorado es con una campaña basada en estrategia política
tradicional, que aunque trate constantemente de separarse de las relaciones con
el establishment y con los grupos económicos, nunca logra hacerlo llevar
efectivo. Relaciones que han llevado a la campaña de Clinton a tener más
dificultades que ventajas, pues los candidatos antes mencionados, aunque tengan
ideales muy diferentes, enfocaron gran parte de su campaña en resaltar esa
relación que tiene Clinton con la política tradicional. Por más de que Clinton
y su campaña se esfuerce en crearle una imagen de primer mujer candidata”, el mismo pueblo
americano se rehúsa a dejarla de ver como la “candidata de Obama, la ex
Secretaria de Estado y la ex Primera Dama” que hace inevitablemente y muy
difícil que no haga parte de la política tradicional americana.
A Hillary Clinton se le reconoce que es
una mujer que tiene mano firme y tiene lo que se necesita para que las cosas se
hagan. Esto es algo indiscutible que ha hecho que se haya ganado votos de
sectores de la población que nunca vieron como posibilidad tener una mujer de
presidente del país; pero igualmente es algo que termina resaltando sus fuertes
vínculos a lo largo de su carrera política con el establishment. En especial
aquellos grupos económicos donantes de su fundación. Para el mundo contemporáneo, es bueno que una
mujer sea la heredera del cargo más poderoso del mundo porque sería ver
igualdad en su máxima expresión. Eso sí, hay que tener claro que esta victoria
puede no ser la victoria de los sectores que buscan igualdad, sino de los
mismos de siempre al mando.
CRÉDITOS FOTO: nbcnews.com
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