martes, 30 de agosto de 2016

Un plan diferente

Bogotá sin guía turística



FORO JAVERIANO se adentró en las calles de La Candelaria para descubrir una Bogotá distinta a la que percibimos día a día. Cambiamos los trancones y el afán por una cámara y una mente abierta, dispuestas a capturar lo bueno de la ciudad que tanto criticamos y menospreciamos.

Autor: María Paulina Santacruz y Stephanie Yepes Gutermilch

Curiosamente, quienes más criticamos a esta ciudad somos sus mismos habitantes. Estamos convencidos de que todo lo demás es mejor que lo nuestro. Sin embargo, no nos detenemos a ver Bogotá como un lugar lleno de oportunidades, de lugares por descubrir y planes muy diversos para hacer. Sin pretender competirle a los guías turísticos que lo llevarán a Monserrate o al Museo del Oro, acá les contamos lo que nos encontramos turisteando un soleado domingo, cambiando los trancones, el estrés y el afán, por una cámara y una mente abierta dispuesta a percibir los olores y sabores típicos de nuestro ciudad.

En medio de un ambiente vibrante, vimos lo que, para muchos, es cotidiano un domingo en el centro. Familias bogotanas montando bicicleta, comiendo algodón de azúcar en la Plaza de Bolívar y aquellos comerciantes que no descansan para ofrecerle al público desde antigüedades hasta forros de celular. De repente, nos topamos con un grupo de extranjeros fascinados mirando hacia una pared, que seguramente pasa desapercibida ante los ojos de los locales que caminan junto a ella en medio del ajetreo del día a día. Se trata de uno de los grafitis más visitados a diario no solo por turistas sino también por artistas urbanos expertos en el tema. En los últimos años, Bogotá se ha convertido en el epicentro de esta corriente; hasta el famoso “tour por los grafitis” es recomendado por el New York Times como una actividad imperdible de la ciudad. Decidimos juntarnos al grupo y ser los únicos “morenitos” de la foto.

Otra experiencia que no pueden dejar pasar es el recorrido por la Calle Del Embudo que llega hasta la plaza del Chorro de Quevedo. Se trata de uno de los pocos lugares donde todavía existen bares de chicha tradicional como herencia de nuestros antepasados indígenas. Si bien al principio nos generó cierta desconfianza por tratarse de un callejón angosto, al entrar en él, nos encontramos con más murales pintados inclusive por artistas extranjeros. No sobra hacer la recomendación de detenerse en el Chorro. Si tiene suerte, puede toparse con los músicos y cuenteros que frecuentan el lugar, dándole esa atmósfera bohemia que tanto caracteriza a La Candelaria.

A todos los sitios anteriores se puede ir de la mano con un grupo de jóvenes que se encargan de mostrar las calles y curiosidades escondidas a cambio de una propina, en un recorrido llamado Bogotá Graffiti Tour. Además, con ellos se pueden empapar de un breve repaso de nuestra realidad e historia, explicando cómo a través del arte se plasma la cruda pero al mismo tiempo maravillosa sociedad en la que vivimos.

Por otro lado, el centro ofrece gran variedad de restaurantes a elección del consumidor, dependiendo del presupuesto y del antojo. Empezando con una bolsa de crocantes patacones en la Plaza, pueden terminar en lugares como Sant Just, que los sorprenderán por la variedad de su menú, en este caso específico, colombo-francés. Para paladares más aventurados, les recomendamos ir a La Totuma Corrida, donde le servirán sushi en una típica totuma colombiana.

Claro está que Bogotá es mucho más que ruido, trancones y caos. Además de las opciones que les acabamos de compartir, hay más eventos culturales, como el Ecoyoga Fest en el Parque de los Novios y conciertos tan variados que van desde Estéreo Picnic hasta presentaciones gratuitas que realiza la Filarmónica de Bogotá. Se trata de aprovechar todo lo que nuestra ciudad tiene que ofrecer y poner en pausa la rutina del estudio y del trabajo.

Es curioso que son precisamente los extranjeros quienes más valoran las maravillas que Colombia tiene por ofrecer. Muchas veces en medio de la cotidianidad no percibimos lo que tiene la ciudad. Preferimos salir de ella cada vez que tenemos la oportunidad, en lugar de aprovechar un día dorado en La Candelaria, recorrer sus calles y reconocer lo que es nuestro. Así que, los invitamos a que disfruten y realmente vivan esta ciudad. Visiten los lugares recomendados, tómense el mejor chocolate caliente en la auténtica Pastelería  Florida y se apropien de lo que tenemos. Este es el primer paso para mejorar nuestra capital.



FOTO: Juan Manuel Suárez

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