La retoma del Bronx
El
gobierno del Alcalde Peñalosa tomó por los cuernos una de las problemáticas más
complejas que afectan a Bogotá, la zona de El Bronx. ¿Qué tan acertada estuvo
esta decisión del Alcalde?
La historia del Bronx se remonta
naturalmente al fin de la calle de El Cartucho. En el año 1998 se desmanteló el
mencionado tugurio del Barrio Santa Inés, el cual servía de hogar para jíbaros,
traficantes y consumidores. No había autoridad ni ley diferente a la de quienes
mandaban en la zona.
En su primera administración, el gobierno
Peñalosa, se tomó el sector de El Cartucho con el fin de acabar con aquella
república independiente. En su lugar, se construyó el Parque Tercer Milenio,
uno de los proyectos de renovación urbana más ambiciosos de la historia
capitalina. El mencionado proyecto buscó que la ciudadanía se apoderara de ese
espacio con la creación de un parque público adyacente a una estación del aquel
entonces nuevo sistema de Transmilenio. Lastimosamente estas importantes
medidas duraron muy poco tiempo, ya que por la inutilidad y el poco apoyo de
las posteriores administraciones, el infierno resurgió a tan solo dos cuadras
en el sector conocido hoy en día como el Bronx.
Siempre llamó mi atención el hecho de que
este oscuro sector estuviera a tan pocas cuadras de la Dirección de
Reclutamiento del Ejército, la Policía Judicial, la dirección de la Policía
Metropolitana y a nada más que 880 metros de la Presidencia de la República.
Demostrando lo anterior lo ineficaces que pueden llegar a ser las instituciones
públicos para cumplir el mandato más simple que tienen de garantizar la
seguridad y el cumplimiento de las normas.
Más de diez años pasaron y ninguna de las
administraciones hizo algo por acabar con este problema social. La
administración de Gustavo Petro puso un funcionamiento el proyecto de los CAMAD
como centro de ayuda para personas que viven en la indigencia. Lastimosamente
las buenas intenciones que seguramente venían de la mano de este proyecto no se
terminaron de concretar sino que por el contrario perpetuaron las lamentables
condiciones en las que las vivían las personas que acudían a este sector.
Es por esto que desde el día uno del
gobierno Peñalosa, se tomó como bandera de gobierno acabar con este indeseable
espacio. A comienzos de febrero del año en curso, se ventiló la existencia de
una red de policías corruptos que permitía el tráfico de drogas desde y hacia
el Bronx. La noticia no generó gran revuelo, a fin de cuentas era más que obvio
que alguna colaboración existía entre las fuerzas policiales y las del hampa.
Precisamente gracias a esta colaboración se frustraron diversos intentos de
retoma del control por parte del Estado en esta zona de la ciudad.
Finalmente el 28 de mayo, en una de las
decisiones más impopulares que ha tomado Enrique Peñalosa, el Distrito junto
con la Policía retomó definitivamente el control de la “L”. Sucesivamente
empezaron los descubrimientos de algunas de las historias más nefastas,
escabrosas e indignantes que he podido escuchar. Menores de edad sometidos a
explotación sexual, secuestros, casas con indicios de tortura y desmembramiento
de personas, caletas con armas, dinero y drogas, túneles que recuerdan a los
del Chapo; son tan solo algunos ejemplos de las historias que se ventilaron a
la opinión pública.
Tras lo ocurrido, diferentes sectores de
la población se pronunciaron en contra de las medidas tomadas en el Bronx.
Muchas personas reclamaron que no estaba bien que ahora todos los habitantes de
la calle del Bronx empezarían a deambular por las zonas del centro. Demostrando
una vez más que para muchas personas es preferible tener un sitio destinado al
hampa y a la ilegalidad, a tener habitantes de calle merodeando la ciudad. Otros,
argumentaron que Peñalosa y la Alcaldía no pensaron en la forma de proceder
frente a las personas con adicciones, que se encontraban en el Bronx.
Siento que las posiciones en contra de la
retoma del Bronx están completamente erradas. No veo posible de ninguna manera
que exista un lugar como aquel, en el cual los delincuentes pueden hacer lo que
les venga en gana sin esperar condena ni reproche alguno. Tampoco puedo
entender como hay posiciones que afirman que no se pensó en la forma de
proceder frente al problema de las personas con drogadicción. La invitación a
acudir a los refugios y a los centros de rehabilitación que provee la Secretaría
de Integración Social siempre ha estado abierta. No pueden esperar los críticos
de la Alcaldía (de los cuales muchos no han hecho nada por solucionar este
problema) que los funcionaros de la Secretaría obliguen y empujen a la gente a
estos centros.
Es un gran reto el que asumió la
Alcaldía, al tomar como bandera la retoma del Bronx. Siempre es mejor hacer
algo, que quedarse quieto como si nada estuviera pasando a ocho cuadras de la
Plaza de Bolívar. Por el lado en que se lo mire, esta no es una empresa fácil.
Requiere del apoyo y la imbricación de todas las instituciones públicas, así
como de una creciente inversión social en la materia que busque mitigar en la
medida de lo posible los daños que genera el tráfico de estupefacientes. Se
necesita además, un esfuerzo programático por parte de las futuras
administraciones, ya que sin el apoyo de estas, volverán a formarse ollas como
aquella.
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