La
mala fe de la Javeriana
Un relato sobre el
día en el que los estudiantes organizaron una protesta pacífica para rechazar
el alza del 7.5 % en la matrícula y la universidad intentó silenciarla de
manera reprochable.
Por: Sextus
Sonó la alarma a las 5:30 A.M., indicando que ya era hora
de iniciar la dolorosa pero inevitable ruptura que todos los días me toca tener con mi cama. “No, hoy
no quiero ir a clase, solo tengo esa de siete a nueve y seguro ni va el
profesor”. Intenté retomar el sueño en donde lo dejé, pero en seguida me acordé
de que ese día era la protesta pacífica organizada por el Comité Estudiantil
Universitario (CEU) en contra del incremento del 7.5 % en las matrículas, que
esta vez nos representó a los estudiantes de Derecho casi un millón de pesos
más. “El año pasado fue lo mismo. Empecé
la carrera en casi siete millones de pesos y ya está llegando a los diez. Pobre
los de medicina, pero peor aún aquellos que estudian con créditos del ICETEX.
Despierta, tienes que ir”. Y me tocaba ir, por solidaridad a mis padres que
tuvieron que replantearse todos sus planes de Navidad al sorprenderse con la
cifra que aparecía en el recibo de pago y por solidaridad con esos estudiantes,
que si antes se preocupaban por el pago que se les avecina con el ICETEX, ahora
sí es verdad que no tendrán tranquilidad.
Me vestí con ropa negra, como indicaba el CEU, para hacer
el plantón al frente de la Tienda Javeriana a la una de la tarde. En la
universidad vi a muchos otros, que como yo, se vistieron de negro para
manifestarle su inconformidad a la administración central.
Fui a la cafetería del Giraldo y compré cualquier cosa,
ya ni me acuerdo qué compré. Entonces me contó la amable señora que me atendió
en la caja que ese mismo jueves había 2x1 en todos los productos de la
cafetería desde las 12 P.M. hasta las 2 P.M. “¿En serio?, que raro, no tenía ni
idea, ni lo anunciaron…” “Yo tampoco joven, apenas hoy me informó mi jefe de esta
promoción”.
Me
senté en la mesa de siempre con los de siempre, y con un correo recibido ese
mismo día complementamos la información que sabíamos a pedazos: había 2x1 en
las cafeterías del Giraldo y de Básicas, el jueves 19 y viernes 20. Lo
confieso, me tomó unos cuantos minutos para hacer la relación entre eso y el
plantón. Una promoción nunca antes vista se iba a dar en los dos extremos del
campus; a la misma hora en la que planeaban concurrir los estudiantes
inconformes en el centro de la Universidad. Precisamente me tomó un tiempo
hacer dicha relación porque no podía creer que desde la administración
quisieran atrofiar una manifestación legítima de los estudiantes utilizando a
los servicios de alimentación. “No puede ser, los jesuitas que tanto énfasis
hacen en la misión social de la Javeriana, que dicen ser pluralistas e
incluyentes, que nos enseñan ética desde las aulas, ahora van a utilizar estas
maniobras sucias en contra de los estudiantes”.
Seguí
en negación, “al fin y al cabo es una simple hipótesis”, me dije. Vi que la
jefe de quien me atendió llegó a la cafetería, entonces me decidí a
preguntarle. “Señora, buenos días. Cuénteme, ¿por qué va a haber 2x1 hoy en la
cafetería? ¿Sí están preparados?” “La universidad quiere celebrar el fin de
semestre con los estudiantes, es algo un poco improvisado, pero va a salir todo
bien”, me respondió con una sonrisa en la cara. Eso no se lo cree nadie. Su
respuesta la delató, no creo que se haya dado cuenta de que en realidad lo
pregunté para confirmar la triste teoría. Sí, es una teoría triste. Me dio
tristeza saber que mi universidad estaba incurriendo en esos mecanismos. No es
la misma universidad que me vendieron en ExpoJaveriana, la que me mostraron en
la inducción, de la que me enamoré en los primeros semestres con todo el cuento
de la javerianidad.
Finalmente
cayó un aguacero y casi nadie, incluyéndome, asistió a la manifestación. Al día
siguiente volví a la cafetería a averiguar por el 2x1, que según lo informado
debía seguir. Me llevé la sorpresa de que solo aplicaba para ciertos productos,
que no eran más de cinco, a diferencia del día anterior. De esta manera se
esfumaron las dudas que me quedaban o que quería que me quedaran, pues me
cuesta renunciar a la idea romántica de la Javeriana.
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