El fenómeno climático que azota al país
Un
niño travieso
¿Qué ha significado política y
económicamente el fenómeno del Niño para Colombia? FORO JAVERIANO le cuenta a
usted cómo un niño puede llegar a devastar
un país completo.
Autor:
Silvana Rozo Moreno
Parece que, a principios de enero,
sonó el timbre para salir a recreo y el niño, inquieto, malcriado y acelerado,
decidió salir a jugar al patio del colegio. ¿Dónde hacer travesuras esta vez?
Después de observar detenidamente el campo de juego, nuestro pequeño decide
hacerse en la esquina izquierda superior del patio, en la arenera “Colombia”,
en la cual no había jugado desde el 2010. Las profesoras, preocupadas, lo miran
desde la ventana del salón. Es solo un niño, ¿que podría pasar?, pensaron ellas
la primera vez que lo vieron rastrillando arena. Esta vez ya no es igual. Esta
vez ya saben que no hay anotaciones en la agenda o caritas tristes que valgan.
El niño ha salido a recreo y, sentado en la arenera, no hay profesora que lo
pare de ahí.
Colombia no tuvo más solución
que dejar que el niño se divirtiera un rato. Tristemente, esto le va a salir
caro a la junta directiva de la institución, pues todos saben que la criatura
es, como le dicen sus profesores, el más casposo del salón. No llevaba ni un
mes y ya la temperatura de la arenera había llegado a temperaturas
exhorbitantes. Por andar jugando con fuego, el niño incendió la parte central
de la arenera. Bogotá era una mezcla de humo gris, bochorno y ombligueras, pues
la temperatura alcanzó niveles que a algunos desesperó y a otros motivó a
vestirse al mejor estilo de Honda, Tolima. Además, este niño inquieto nunca
llora, por lo cual implicó 4,617 incendios difíciles de apagar, que se tradujeron en 137,7 millones de pesos para la administración nacional. El daño
ambiental que ha dejado El niño es lamentable debido a que la recuperación del
bosque y de los ecosistemas afectados podría tardar más de 30 años.
Dicen los chismes de pasillo que
el niño tomó un balde y recogió el agua del patio de juegos, pues la oferta hídrica
colombiana disminuyó de forma sustancial. De hecho, dos de los ríos principales
de Colombia llegaron a mínimos absolutos debido a la sequía. Lo preocupante en
cifras, es que en las cuencas de estos dos ríos se asienta la mayor parte de la
población nacional y en esa medida se genera más del 70 % del PIB. Como
contramedida, a las profesoras les tocó enseñarle a los otros niños a
racionalizar el agua. Los del salón del Valle y los de Antioquia son quienes
han sufrido de forma más dramática esta medida, todo por culpa del niño.
Uno de los temores más grandes
de todo niño que pase por la primaria son los piojos. A los niños de esta
arenera no les preocupan estos bichitos, pues el niño se encargó de traerles
males peores a sus compañeritos. El IDEAM ha lanzado varias advertencias donde
pronostica temperaturas altas, lo que equivale a mayor sequía y con ello se
eleva la presencia del mosquito transmisor del virus del dengue, del zika y del
chikunguña. Por eso mismo, el colegio pide, sobre todo a las niñas de quinto,
que no traigan muñecos a la institución para evitar malformaciones en
ellos.
Con todo, no se le puede
adjudicar toda la responsabilidad al pobre niño. Ya tiene suficiente con que
sus compañeros lo tilden de “fenómeno”, cuando este es tan solo un pequeño
travieso que no tiene intención de dañar, sino únicamente de divertirse.
Quienes sí estaban advertidas de que el niño iba a ingresar a la arenera y aún
así no hicieron nada fueron las directivas del colegio. Omar Franco, director
del IDEAM, ya había predecido su llegada desde mayo del 2014, y lo oficializó
en marzo del año siguiente. Las conmociones que en este momento sufre Colombia
se deben a una falta de planeación y una negligencia por parte del gobierno.
Por eso mismo, el resto de los
que jugamos en la arenera tenemos la responsabilidad de intentar reducir al mínimo
el impacto del niño. Desde las mismas casas, con hábitos cotidianos que no
toman mucho tiempo y esfuerzo, podemos ahorrarle al país cifras, recursos e
incluso vidas. Aún así, es necesario que entendamos que las acciones ecológicas
no se deben utilizar únicamente cuando hay situaciones ambientales como esta.
El planeta y sus recursos ya están en vía de extinción, por lo cual todos
debemos racionar agua, ahorrar energía y, en general, vivir de forma amigable
con el ambiente para evitar que niños como el que nos aqueja hoy en día sigan
creciendo y tener que lidiar con una versión de él más grande, más potente y
más destructiva.
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