martes, 17 de noviembre de 2015

El Zar Contra el Mundo


  
El Sueño de Vladimir Putin por la Grandeza Imperial

La revista Forbes ha seleccionado a Vladimir Putin como el hombre más poderoso del mundo por tercer año consecutivo.

Por: Catalina Sojo Molina

Para la revista Forbes, el presidente ruso sigue demostrando que es una de las pocas personas en el mundo lo suficientemente poderosa como para hacer lo que quiere y salirse con la suya. De esta forma, y por tercer año consecutivo, Forbes ha elegido a Vladimir Putin como el hombre más poderoso del mundo, seguido de Angela Merkel y Barack Obama.

Al momento de hacer la lista, que incluye a otros candidatos como el Papa Francisco y Bill Gates, Forbes tuvo en cuenta cuatro criterios: si el candidato puede ejercer su poder sobre grupos de personas, los recursos financieros con los que cuenta, si tiene poder en múltiples esferas y, por último, si utiliza dicho poder eficazmente.

Es importante mencionar que es la primera vez que un presidente estadounidense no queda entre los dos primeros puestos. Según Forbes, a pesar de que es indudable que Estados Unidos sigue siendo el país con más poder del mundo, ahora que Obama entra en su último año como presidente, su influencia se ve disminuida y le es cada vez más difícil lograr conseguir algo. Merkel, por su parte, se ganó el segundo puesto como la persona más poderosa del mundo después de su liderazgo en guiar a Europa a través de la depresión griega y la crisis de los refugiados sirios.

La elección de Putin no es de sorprender, pero lo que sí sorprende es que, a pesar de las sanciones internacionales que le fueron impuestas luego de que se tomó militarmente a Crimea y dio inicio a la guerra subsidiaria en Ucrania, Rusia ha caído en una recesión cada vez más profunda. Sin embargo, el porcentaje de aprobación del líder ruso llegó al 89% en junio de este año. Putin empezó este año aislado por completo de la comunidad internacional como consecuencia del conflicto en Ucrania, pero meses después decidió bombardear al Estado Islámico en Siria para mostrar su apoyo al polémico gobierno de Bashar al-Assad. Así, Putin demuestra su habilidad de desacatar a Estados Unidos y demás líderes y organizaciones mundiales, sin que su popularidad se vea aparentemente disminuida. Rusia se pronuncia cada vez más fuerte y con mayor influencia internacional, mientras que sus contrapartes occidentales se muestran como débiles en el ámbito internacional.

El zar ruso reconoce que su país tiene suficientes problemas internos dado el exilio internacional, junto con las sanciones económicas impuestas, así como la caída del petróleo, la contracción del PIB y la disminución de sus reservas financieras. Sin embargo, Putin, en búsqueda de la grandeza imperial de Rusia, sigue defendiendo sus acciones con o sin la aprobación internacional. Durante su pasado discurso en la ONU el 28 de septiembre, Putin culpó al “Oeste” por no querer cooperar con el presidente sirio Bashar al-Assad en su lucha contra el Estado Islámico, que ha logrado extender su poder a Irak y Siria. Lo que ha quedado claro es que la táctica de Estados Unidos y de Rusia en torno al conflicto es tan distinta como sus dos gobernantes, mientras Obama quiere hacer aquello que le parezca que esté moralmente bien, Putin hará todo lo que sea necesario para lograr el cese del conflicto. Así, Estados Unidos pierde presencia internacionalmente y es inconsistente en su estrategia en el conflicto del Medio Oriente. Por otro lado, Rusia logro convertirse en el líder contra el conflicto. Rusia se ha hecho reconocer otra vez como una fuerza política que debe ser tenida en cuenta y, a pesar del malestar de los países occidentales, como un aliado y asociado. 


El 7 de octubre Putin empezó la celebración de su cumpleaños lanzando 26 misiles de crucero contra objetivos del Estado Islámico en Siria, para luego participar en un partido de hockey que fue transmitido en vivo en todo el país, en el cual el líder claramente ganó. Medios de comunicación, celebridades y servidores públicos del país felicitaron a Putin, mientras que el jefe de la República de Chechenia, Ramzan Kadyrov, le dijo que era el político “más popular, varonil, fuerte, sabio y voluntarioso del mundo” y que había “arruinado los planes del oeste de aislar a Rusia”. Putin ha ganado el cariño del oriente, pero las demonstraciones públicas de su fuerza física y su actitud eslava no han sido suficientes como para ganar el aprecio de los líderes occidentales. Sin embargo, si Putin lograra desarmar al Estado Islámico llegaría definitivamente a imponerse en Europa como una especie de “mal menor” que llegaría a justificar los horrores que cometió en Ucrania.

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