El Sueño de Vladimir Putin por la
Grandeza Imperial
La revista Forbes ha
seleccionado a Vladimir Putin como el hombre más poderoso del mundo por tercer
año consecutivo.
Por: Catalina Sojo Molina
Para la revista
Forbes, el presidente ruso sigue demostrando que es una de las pocas personas
en el mundo lo suficientemente poderosa como para hacer lo que quiere y salirse
con la suya. De esta forma, y por tercer año consecutivo, Forbes ha elegido a
Vladimir Putin como el hombre más poderoso del mundo, seguido de Angela Merkel
y Barack Obama.
Al momento de hacer
la lista, que incluye a otros candidatos como el Papa Francisco y Bill Gates,
Forbes tuvo en cuenta cuatro criterios: si el candidato puede ejercer su poder
sobre grupos de personas, los recursos financieros con los que cuenta, si tiene
poder en múltiples esferas y, por último, si utiliza dicho poder eficazmente.
Es importante mencionar
que es la primera vez que un presidente estadounidense no queda entre los dos
primeros puestos. Según Forbes, a pesar de que es indudable que Estados Unidos
sigue siendo el país con más poder del mundo, ahora que Obama entra en su
último año como presidente, su influencia se ve disminuida y le es cada vez más
difícil lograr conseguir algo. Merkel, por su parte, se ganó el segundo puesto
como la persona más poderosa del mundo después de su liderazgo en guiar a
Europa a través de la depresión griega y la crisis de los refugiados sirios.
La elección de Putin
no es de sorprender, pero lo que sí sorprende es que, a pesar de las sanciones
internacionales que le fueron impuestas luego de que se tomó militarmente a
Crimea y dio inicio a la guerra subsidiaria en Ucrania, Rusia ha caído en una recesión
cada vez más profunda. Sin embargo, el porcentaje de aprobación del líder ruso
llegó al 89% en junio de este año. Putin empezó este año aislado por completo
de la comunidad internacional como consecuencia del conflicto en Ucrania, pero
meses después decidió bombardear al Estado Islámico en Siria para mostrar su
apoyo al polémico gobierno de Bashar al-Assad. Así, Putin demuestra su
habilidad de desacatar a Estados Unidos y demás líderes y organizaciones
mundiales, sin que su popularidad se vea aparentemente disminuida. Rusia se
pronuncia cada vez más fuerte y con mayor influencia internacional, mientras
que sus contrapartes occidentales se muestran como débiles en el ámbito
internacional.
El zar ruso reconoce que su país tiene suficientes
problemas internos dado el exilio internacional, junto con las sanciones
económicas impuestas, así como la caída del petróleo, la contracción del PIB y
la disminución de sus reservas financieras. Sin embargo, Putin, en búsqueda de
la grandeza imperial de Rusia, sigue defendiendo sus acciones con o sin la
aprobación internacional. Durante su pasado discurso en la ONU el 28 de
septiembre, Putin culpó al “Oeste” por no querer cooperar con el presidente
sirio Bashar al-Assad en su lucha contra el Estado Islámico, que ha logrado
extender su poder a Irak y Siria. Lo que ha quedado claro es que la táctica de
Estados Unidos y de Rusia en torno al conflicto es tan distinta como sus dos
gobernantes, mientras Obama quiere hacer aquello que le parezca que esté
moralmente bien, Putin hará todo lo que sea necesario para lograr el cese del
conflicto. Así, Estados Unidos pierde presencia internacionalmente y es
inconsistente en su estrategia en el conflicto del Medio Oriente. Por otro
lado, Rusia logro convertirse en el líder contra el conflicto. Rusia se ha
hecho reconocer otra vez como una fuerza política que debe ser tenida en cuenta
y, a pesar del malestar de los países occidentales, como un aliado y
asociado.
El
7 de octubre Putin empezó la celebración de su cumpleaños lanzando 26 misiles
de crucero contra objetivos del Estado Islámico en Siria, para luego participar
en un partido de hockey que fue transmitido en vivo en todo el país, en el cual
el líder claramente ganó. Medios de comunicación, celebridades y servidores
públicos del país felicitaron a Putin, mientras que el jefe de la República de
Chechenia, Ramzan Kadyrov, le dijo que era el político “más popular, varonil,
fuerte, sabio y voluntarioso del mundo” y que había “arruinado los planes del
oeste de aislar a Rusia”. Putin ha ganado el cariño del oriente, pero las
demonstraciones públicas de su fuerza física y su actitud eslava no han sido
suficientes como para ganar el aprecio de los líderes occidentales. Sin
embargo, si Putin lograra desarmar al Estado Islámico llegaría definitivamente
a imponerse en Europa como una especie de “mal menor” que llegaría a justificar
los horrores que cometió en Ucrania.
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