martes, 17 de noviembre de 2015

Joven y exitoso abogado javeriano

Perfil de un profesional ejemplar


En esta edición, FORO JAVERIANO entrevistó a uno de los profesores más destacados de la Facultad por su impecable currículo y su brillante carrera profesional.

Por: Stephanie Yepes Gutermilch y Jaime Hernández Palacios

Darío Laguado, profesor de Derecho Comercial y de Derecho Económico, es un ejemplar abogado javeriano. Realizó sus estudios de maestría en la Universidad de Harvard. Vivió y trabajó un tiempo en Nueva York en la reconocida firma Sidley Austin LLP. A su regreso a Colombia se vinculó con la firma Brigard & Urrutia. Hoy en día es socio de ésta de la práctica de Corporativo / Fusiones y Adquisiciones.

Criado en una familia de abogados, al enfrentar una de las decisiones más importantes de su vida se vio influenciado por su entorno familiar y decidió estudiar Derecho.  Precisamente por haber visto desde niño los quehaceres del Derecho, lo atrajo su profundidad lógica, su carácter social y su capacidad de generar un impacto positivo en la sociedad.  Más allá de esta decisión, considera que lo más importante fue que decidió perseverar en sus estudios y en el ejercicio de la profesión, ya que se dio cuenta de que entre más avanzaba, más se convencía de que realmente era lo que le apasionaba, lo cual le sigue ocurriendo hoy en día.

Como estudiante, recuerda la Facultad de manera distinta a como es hoy en día. Ésta estaba concentrada en el Giraldo, lo cual hacía que su aspecto fuera un universo compacto de amigos y caras conocidas. Hoy en día se siente contento de poder regresar cada semana a la Facultad a dictar sus clases.

Nos compartió algo que no todo el mundo conoce y es que hizo doble programa con Filosofía, la que también es una de sus pasiones. Laguado considera que ésta fue clave para su formación pues le dio profundidad a sus estudios de Derecho y abrió una ventana de contacto entre este y otras disciplinas.  Actualmente, los abogados necesitan otro tipo de habilidades más allá de las jurídicas para afrontar los nuevos retos de la profesión y, algo que no es muy aparente pero será inevitable, el cambio que la tecnología generará en el Derecho.

Después de graduado trabajó en Colombia Telecomunicaciones, hoy en día Telefónica.  Terminó ahí, como muchos otros Javerianos, gracias a uno de sus profesores. Unos años después fue admitido a Harvard Law School para realizar un LL.M.

Afirma que su decisión de estudiar una maestría en el exterior estaba tomada desde el principio, pues el estudiante debe perfilarse hacia ciertos horizontes, con lo cual tiene que hacer un esfuerzo adicional para poder alcanzarlos y hacer que las decisiones se vuelvan realidad. Para él siempre hay que apuntar lo más alto posible, y a pesar de que le ofrecieron una beca para realizar estudios en una universidad en la Florida, la rechazó, porque no era lo que estaba buscando en ese momento. El objetivo era entrar a Harvard, lo consiguió y manifiesta que realmente fue una de las mejores experiencias que ha tenido. Recomienda vivir una experiencia como esta por lo que puede aportar en el plano personal, espiritual, académico y profesional.

Recuerda que recibió la noticia de ser aceptado a través de un correo electrónico que empezaba con: “Congratulations”. Fue un momento que le produjo mucha felicidad, se quedó quieto unos minutos mientras lo asimilaba y disfrutaba.  Luego llamó a sus padres.

Como anécdota señala que le impresionó que el día que empezó la maestría eran 170 personas de todas partes del mundo, comparable solo quizás con una reunión de la Asamblea General de la ONU. Recuerda que haber pasado por una universidad top de EEUU fue un golpe de humildad, pues allí se pueden conocer mentes brillantes, y no se refiere principalmente a los profesores sino a los compañeros de clase.  También recuerda con cariño haberse graduado con Bill Gates y con Bill Chamberlain.  El primero no necesita presentación, el segundo es uno de los grandes jugadores de baloncesto de la NBA. Ambos recibieron grados honoríficos en su graduación. Lo más enriquecedor de esta experiencia fue empaparse de todo un poco, de lo que ofrece la universidad más allá de las materias, disfrutar el ambiente donde se cocina el futuro; tener un año que cambia la vida para siempre.

Afirma que tomar esta decisión es algo que debe hacerse de corazón. Sobretodo que es difícil errar al momento de elegir, al momento de escoger una buena universidad por fuera. Señala que la financiación no debe ser un obstáculo, puesto que Colombia ofrece becas y métodos de financiación, como también lo hacen las propias universidades y las entidades financieras norteamericanas. En otras palabras, lo importante es ser admitido pues la parte financiera se resuelve sola. Es cuestión de tomar la decisión, sabiendo eso sí que la aplicación es un trabajo de tiempo completo.

Después de terminar su maestría se fue a Nueva York a trabajar. Esto no era algo tan frecuente en su época.  Hoy en día, la mayoría de las personas lo tienen definido o apenas llegan se dan cuenta de que todo está diseñado para que después de culminar sus estudios, en la medida de lo posible, tengan una experiencia profesional. A esto contribuye el ambiente de negocios de EEUU y que en Nueva York ocurran las transacciones más importantes del mundo.

La firma en que trabajó, Sidley Austin, curiosamente era la firma que más abogados colombianos tenía contratados en ese momento.  Si bien el programa de foreign associate al que entró dura normalmente un año, terminó trabajando casi tres años en esta firma, y dice entre risas: “les caí bien, no sé”.

De su tiempo en Nueva York dice que fue intenso, en especial por el rigor del trabajo y la exigencia de los clientes internacionales.  Pero más importante, nos compartió como vivió de primera mano el estallido de la crisis financiera del 2008, al llegar a la estación de metro y ver el edificio de Lehman Brothers, recientemente intervenida y ya adquirida por Barclays, rodeado de camarógrafos.  La crisis hizo que la ciudad, el trabajo y el mercado cambiaran totalmente. En ese entonces trabajaba en mercado de valores y fue testigo de cómo las firmas de abogados despedían literalmente cientos de abogados semana tras semana.  Si bien fue una época difícil, considera un lujo haber podido estar en ese momento en el ojo del huracán.

Su regreso a Colombia se dio, en palabras de él, debido a que “la tierra llama”, y a pesar de los trancones, la contaminación, etc. es difícil encontrar en otro lugar del mundo la calidad de vida personal que se tiene acá. Piensa que en su lugar de origen uno maximiza la capacidad que tiene de dejar un impacto en su realidad, lo cual considera gratificante, el hecho de devolverle algo al país y a la universidad. A su llegada en el 2010 trabajó un tiempo como independiente y siguió trabajando con Sidley Austin en proyectos acá en Colombia.

Luego, cuando el país estaba despertando económicamente, regresó a Colombia la actividad empresarial y la inversión extranjera, y tras la invitación de un compañero de trabajo colombiano en Nueva York, se unió a Brigard & Urrutia. Entre risas afirma que desde ese momento no ha dormido. Su jornada de trabajo transcurre entre reuniones con clientes, conferencias telefónicas, revisiones y negociaciones de contratos y reportes de debida diligencia.

Considera que el ritmo de trabajo y la carga excesiva de las grandes firmas de abogados es, de alguna manera, un mal de industria que tiene que cambiar.  Sin duda el altísimo nivel de estas firmas implica un sacrificio y exige cierto tipo de carácter y preferencias a la hora de trabajar.  Sin embargo, las firmas tienen que reconocer las nuevas realidades y promover un equilibrio con la vida personal, sobre todo teniendo en cuenta la forma de ver la vida de las nuevas generaciones.  Ve en la tecnología un gran aliado para esto.

Su vida en la academia empezó antes de graduarse, fue monitor de Bienes con Ricardo Vélez, a quien estima muchísimo, fue su profesor y director de tesis. Después, fue profesor de Propiedad Intelectual. Además, dictó Análisis Económico del Derecho, que nos contó es su materia favorita. Actualmente está dictando Derecho Comercial. Para él, la academia es fundamental y debe ir de la mano del ejercicio profesional del abogado de firma.

Se encuentra felizmente casado con una colombo-alemana, lo cual le ha permitido acercarse mucho a Alemania, país que se ha ganado sus afectos. No tiene hijos todavía, pero tiene cuatro sobrinos y un perro. Le apasiona la pintura, cree que más que un hobby, es una expresión de libertad. Nos contó que ha hecho varios cursos y que si no está trabajando está en su taller pintando. El camino ya le mostró su horizonte profesional, ser abogado de firma. Actualmente no se ve en otro lugar ni en otra firma de abogados. A futuro se ve todavía dictando clase, nuevamente Análisis Económico del Derecho, y quisiera tener más tiempo para escribir artículos académicos, ya que lo ha hecho pero con un gran sacrificio personal.

Finalmente, le recomienda a los jóvenes que están terminando su carrera de Derecho y están a punto de afrontar su vida profesional que estudien: que estudien derecho pero no sólo derecho, pues el mundo profesional les va a exigir otro tipo de habilidades y conocimientos.  No cree tanto en los objetivos con nombre y apellido como en los horizontes de vida.  Se debe trazar un horizonte hacia el cual dirigirse, y con ese rumbo claro, en sus palabras, la vida le va mostrando el camino. 


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