martes, 27 de octubre de 2015

Cultura Ciudadana, Una cuestión de todos.


La desconcertante realidad Capitalina




Por: Juan Felipe Jiménez Segura
Noveno semestre


Ciertamente la ciudad está sumida en un caos desde cualquier óptica que analicemos: tanto la inseguridad, como la movilidad y la contaminación ambiental son solo algunas de las problemáticas que día a día tenemos que soportar. De la misma manera, las desastrosas administraciones de los últimos gobernantes de la ciudad han acentuado el desorden. Los caprichos y los intereses particulares de los mismos no solo perjudicaron a sus contradictores, sino tristemente a toda la población capitalina.

Sumado a lo anterior, sale a relucir una problemática mucho más compleja y es la falta de conciencia de los ciudadanos sobre los problemas que nos aquejan; hay que decir que el resultado de la Bogotá (in)Humana que tenemos hoy en día no es solo fruto de la paupérrima labor de los que se han hecho llamar nuestros burgomaestres en los últimos tres periodos, sino de todos los que con su carencia de cultura ciudadana contribuyen al caos.

Esta difícil situación comunitaria se ve materializada en casi todos los aspectos cotidianos. Basta con salir a manejar por las calles para darnos cuenta que muchas veces el problema de tanto desorden radica en nosotros mismos: cosas tan tristemente banales en nuestra sociedad como no usar las direccionales, no ceder el paso a los peatones, no respetar los pares, entre mucha otras cosas que parecieran insignificantes, van sumando y van aportando al desorden que ya existe aunado a muchos otros factores. Esto en materia de movilidad, pero si magnificamos el espectro a otros escenarios, vemos que el denominador común de la intolerancia y de la carencia de pensamiento colectivo se repite y se arraiga en la forma de actuar de la gran mayoría de habitantes de la ciudad. Las máximas de solidaridad y bienestar colectivo se reducen al papel porque, en resumidas palabras, en esta ciudad cada quien hace lo que se le antoja sin importarle lo que pase con el de al lado. Lo realmente preocupante radica en que este no es solo un problema de Bogotá, es un problema nacional. Mientras no pensemos de manera colectiva sino de manera individual sin tener en cuenta a los demás, este país nunca va a poder salir adelante y no habrá proceso de paz que valga, ni ningún “superalcalde” que rescate a la ciudad.


Es claro que las mismas dinámicas de la ciudad nos van conduciendo a volvernos parte de esta falta de cultura y civismo que gobierna Bogotá, pero lo cierto es que las cosas pequeñas que cada quien realiza en su entorno, los pequeños cambios en pos de la cultura ciudadana sirven y de una ínfima proporción, pero aportan para generar una mejoría. Por último es preciso recordar una vez más el inmenso poder e incidencia que tiene el futuro ejercicio de nuestra profesión en la sociedad para generar profundos cambios; es por ello que nosotros tenemos un deber mayor de aportar nuestro liderazgo y capacidad para darle un nuevo rumbo no solo a Bogotá sino a Colombia.

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