sábado, 12 de septiembre de 2015

Un verdadero abogado javeriano - Arturo Solarte

Perfil sobre uno de los miembros más destacados de la comunidad javeriana
FORO JAVERIANO tuvo la fortuna de compartir un rato muy agradable con el ex magistrado Arturo Solarte en su oficina donde nos compartió varias anécdotas e historias sobre su vida.
Autor: Rodrigo Salas Pretelt - Publicado en octubre de 2014
Es inevitable entrar a la oficina del doctor Solarte sin percatarse que en frente de su biblioteca hay una réplica de un cuy disfrazado de juez. Este gran abogado menciona que si bien llego a Bogotá cuando tenía cinco años siempre será nariñense de nacimiento, y por eso tiene la réplica de este animal distintivo del departamento del Nariño en la mitad de su oficina para recordar siempre sus orígenes.

Excelente profesor, abogado, jefe y padre serian algunas de las palabras que definen a este ser humano que por poco no estudia derecho. Debido a influencias familiares estuvo muy convencido de estudiar medicina hasta unos meses antes de graduarse del bachillerato. Sin embargo, tras una conversación con su hermana, que también es abogada, decidió que estudiaría derecho, y particularmente en la Universidad Javeriana por su énfasis en derecho económico ya que le permitiría dedicarse a múltiples campos de su elección una vez adquiriera el título.

El doctor Solarte que muy rara vez llega después de las 7:15 am a su cátedra de obligaciones o responsabilidad civil en la Javeriana, recuerda, entre risas, que durante sus años como estudiante se le dificultaba mucho madrugar. Sus amigos le mencionaban que realmente debería pagar media matricula por la cantidad de clases de siete que se perdía. Inclusive recuenta que para el examen final de la clase de Bienes con el doctor Ernesto Peña estaba en su casa repasando las notas de clase cuando a las 9:00 am recibió una llamada de uno de sus compañeros diciéndole que ya le tocaba pasar. Sorprendido, pues esperaba que si era por orden de lista pasaría en las horas de la tarde, corrió a bañarse y a ponerse el saco y corbata que no pueden faltar en un final de derecho, y al llegar le dijeron que el doctor Peña ya se había ido. Después, junto con otros que estaban en la misma situación presentaron un supletorio que fue muy difícil en comparación a lo que debió haber sido el examen final del día que llego tarde a la Universidad.

También, de sus  años como estudiante, recuerda que la máxima autoridad dentro de la Facultad era el Padre Giraldo, que desde la decanatura del medio tenía el poder de decidir qué estudiantes entraban y quienes serían profesores. En ese entonces la Facultad de Ciencias Jurídicas era mucho más una prolongación del colegio. Los estudiantes tenían el mismo salón durante todo el año, todos dejaban la maleta cuando llegaban a las 7:00 am y salían a la 1:00 pm del mismo salón de clases.

Su ejercicio profesional lo empezó desde que era estudiante. En un principio en la oficina de una abogada amiga de su hermana donde aprendió a ejercer la noble tarea del patinaje, y posteriormente en la oficina de León Posse Arboleda, socio fundador de la hoy firma Posse, Herrera y Ruiz. Trabajó ahí durante algunos años, recién egresado, hasta que su profesor de carrera Sergio Muñoz le pidió que fuera su asistente en la Subgerencia Jurídica de la Fundación Social que en ese entonces era la matriz del grupo empresarial del Banco Caja Social y el Banco Colmena.

Fue por el doctor Muñoz que se vinculó posteriormente como profesor de derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas. Inicialmente como profesor auxiliar de contratos por seis años, y luego fue nombrado profesor titular de bienes en 1994 bajo la decanatura académica del doctor Juan Carlos Esguerra. Años después, al regresar de sus estudios de doctorado de la Universidad de Salamanca en España, estaba completamente decidido a dedicarse a la academia e investigación. Fue nombrado profesor de planta de nuestra Facultad y le dejaron a su cargo tres materias: Bienes, obligaciones y responsabilidad civil. Esto le significó un gran reto, pero le permitió convertirse en un gran conocedor del derecho civil en su conjunto y sentar las bases de su conocimiento.

Luego, tras la finalización del periodo del ex magistrado Carlos Ignacio Jaramillo recibió de manera inesperada la noticia de haber sido nombrado dentro de la lista enviada por la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura para nombrar un nuevo magistrado en la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema Justicia. La noticia fue una sorpresa puesto que consideraba que no era su momento para aspirar a uno de los cargos más altos dentro de la rama judicial.

Corría el año 2007 cuando fue elegido por la Sala Plena de la Corte y de sus años como magistrado recuerda que hubo mucha tensión en la época de enfrentamiento de la rama judicial y la Corte Suprema de Justicia con Álvaro Uribe y su gobierno. No obstante destaca, que también se presentaron muy buenos momentos y sobre todo unos años de gran producción intelectual puesto que con la compañía en Sala de abogados como Jaime Arrubla o William Namen, por nombrar algunos, las decisiones que tomaban reflejaban un evidente avance jurídico en nuestro país. Por lo general, los proyectos de ponencia de los magistrados eran enviados los viernes en la tarde a los otros magistrados de Sala y los lunes en la tarde se preparaban para debatir sus ideas sobre los diversos temas y casos que llegaban a la Sala de Casación Civil de la Corte.

El año pasado, durante el mes de mayo tuvo que afrontar una de las decisiones más difíciles de su carrera profesional. Faltándole todavía un poco más de un año para terminar su periodo como magistrado en el máximo órgano de la jurisdicción ordinaria, decidió presentar su renuncia ya que no compartía el proyecto que la mayoría de los magistrados tenían para la Corporación. Consideraba que era el momento de apartarse del rumbo que quería la mayoría de la Corte en asuntos de competencias electorales, conformación, y en particular su papel dentro de la conformación del Estado. El doctor Solarte ha sido de las pocas personas que en medio de una profunda crisis que atraviesa la administración de justicia en nuestro país, ha sido capaz de resaltar con su actuar aquello que requiere una reforma. Es un referente y un claro ejemplo de lo que significa bien actuar como servidor público.

Ahora, tras su salida de la Corte se encuentra retomando el ejercicio profesional y las actividades académicas que había suspendido en los últimos años. A pesar de haber recibido ofertas laborales de varias oficinas de abogados que estaban ansiosos de trabajar con un ex magistrado, decidió asociarse con el ex comisionado de paz y ex formula vicepresidencial de Marta Lucia Ramirez, Camilo Gómez Álzate para dar inicio a Gómez & Solarte Abogados, donde tendrá la posibilidad de iniciar un proyecto propio de oficina de abogados que pueda tener el rumbo que él desea.

Está convencido que dentro del ejercicio del derecho se debe buscar el rigor, ya que tratándose de una disciplina existen unas reglas y una estructura lógica determinada que se deben cumplir. Además, afirma con certeza, que un abogado debe estar en búsqueda permanente de un sentido de justicia social debido a que está trabajando siempre con la vida de los demás; y en complemento de lo anterior, menciona que se debe procurar trabajar con una ética profesional intachable.

Los domingos los puede disfrutar teniendo una tarde de cine con su esposa y sus dos hijos, o haciendo ejercicio, al igual que apreciando un clásico de fútbol español haciéndole barra al Barcelona, aun cuando su hijo es un fervoroso hincha del Real Madrid, pero es precisamente eso lo que lo convierte en ese integro ser humano, el profesor, el abogado, el jefe y el padre.

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