miércoles, 18 de septiembre de 2013

Choque de trenes en torno al proceso de paz y la participación política

A favor del proceso de paz

Entrevista a Juan Manuel Galán

Por: Esteban Gálvez y Santiago Osorio.

Ganar la guerra es mucho más fácil que ganar la paz, y ahora nos corresponde pensar en cómo ganar la paz.”


Foro Javeriano: ¿Está de acuerdo con que el proceso de paz es el mecanismo adecuado para llegar a la solución del conflicto armado que tenemos en Colombia?

Juan Manuel Galán: Yo creo que es una parte fundamental, tiene un carácter simbólico muy importante porque es el grupo guerrillero tal vez más antiguo de América y del mundo, en donde alcanzar una negociación política con un acuerdo de terminación del conflicto armado interno es un paso importante que va a generar un clima de confianza dentro y fuera del país. Por supuesto ganar la guerra es mucho más fácil que ganar la paz, y ahora nos corresponde pensar en cómo ganar la paz, ya que llevamos 50 años pensando cómo ganar la guerra. Lo anterior se da mediante una integración entre el Estado, la Nación y el territorio; generando una red terciaria vial que permita integrar a zonas que están aisladas y que permita generar unas políticas de desarrollo rural adecuadas para los campesinos. Pero en general, creo que la importancia de esta negociación y este acuerdo con las FARC es más que todo de tipo simbólico. El escenario estratégico militar está hoy en día muy a favor del Estado Colombiano y muy en desventaja para las FARC, en el Caguán estábamos exactamente al revés.

FJ: ¿Qué implicaciones cree usted que tendría si son las FARC y el equipo negociador quienes acuerden y aprueben un nuevo marco jurídico?

JMG: Aquí lo que se negocie y se acuerde con las FARC tendrá que ir a ser refrendado en dos instancias fundamentales para darle legitimidad democrática y política a esos acuerdos, a saber, el Congreso de la Republica y el Constituyente primario que, a través de un referendo, decidirá si aprueba o si desaprueba lo que se haya acordado.

FJ: ¿Y una Asamblea Nacional Constituyente no es una opción?

JMG: Yo creo que estamos muy temprano para poder vislumbrar una Asamblea Nacional Constituyente, yo creo que la constitución de 1991 fue una constitución moderna, garantista, muy de derechos, y tendría que haber una justificación clara para hacer un nuevo esfuerzo, de esa magnitud, de convocar una nueva Asamblea Nacional Constituyente; no veo por ahora la justificación. El problema no está ahí, el problema está en cumplir con las constitución del 91 y aplicarla, por lo que no debe pensarse en hacer otra.

FJ: ¿Específicamente en el tema de participación política de las FARC, qué ganaría el país y qué perdería con dicha participación? ¿Estaría usted dispuesto a sentarse en el Congreso al lado de una cabecilla de las FARC como Iván Márquez?

JMG: Colombia dentro del marco de una justicia transicional para poder acordar un proceso de paz, tiene que saber cuánto sacrificio de justicia se requiere para alcanzar una paz duradera, y si esa cuota de sacrificio de justicia esta justificada para las ganancias que va a tener el país con una paz sostenible y duradera. Ahora, lo que en ningún momento se puede sacrificar ni negociar es la verdad, y si las FARC tienen que poner sobre la mesa la verdad sobre sus acciones, darle a sus víctima el reconocimiento que merecen, demostrar una voluntad de reparar y poner sobre la mesa una cantidad de fondos que han adquirido durante muchos años, los cuales al parecer están guardados en los países del ALBA y que puedan servir para construir esa paz y reparar esas víctimas. Ahora, en la participación política hay que ver de acuerdo con los acuerdos que Colombia ha suscrito y ratificado con la Corte Penal Internacional, con el DIH y los DDHH, qué cabe dentro de esa justicia transicional y qué no cabe, para saber en qué condiciones miembros de las FARC podrían participar en política y en qué condiciones no lo podrían hacer.

Colombia tiene que moverse en el marco de ese bloque de constitucionalidad, del marco jurídico para la paz y de las eventuales leyes estatutarias que vengan al congreso en los próximos meses para reglamentar ese marco jurídico, sin incumplir esos acuerdos, moviéndose hasta donde se pueda dentro del marco de una justicia transicional. Obviamente crímenes atroces y crímenes de lesa humanidad serían muy difíciles de indultar o exonerar; en todo caso, se debe mirar cómo se trata a la otra parte del conflicto, que son los miembros de la fuerza publica, para que no vaya a pasar lo mismo que ocurrió en el pasado con el M19, que recibió una justicia transicional o prácticamente un indulto, mientras que las fuerzas militares se quedaron sin esa protección.

FJ: ¿Cuál cree usted que es el costo de la paz?


JMG: El costo de la paz es el aporte de todos los colombianos, no solamente en términos financieros, sino en términos de esfuerzo, compromiso, sacrificio y confianza de que se puede dar la paz en Colombia. No es un proceso de la noche a la mañana que se de con la firma de un papel y un acuerdo, pues éste es tan sólo el punto de inicio de la construcción de la paz. Necesitamos marcar ese punto de partida de construcción de la paz que es la firma de unos acuerdos con los grupos guerrilleros actuales que son las FARC y el ELN, y de ahí en adelante empezar a construir una transición, un post conflicto. Toca hacer una reforma al poder electoral para tener unas elecciones competitivas y justas, que le permitan a todas las fuerzas políticas, incluyendo a las de izquierda, entrar a la arena política para que puedan competir con ideas y no con balas.



En contra del proceso de paz

Entrevista a Juan Lozano
Por: Daniel Londoño De Vivero y Esteban Gálvez


FORO JAVERIANO: ¿Está de acuerdo con que el actual proceso de paz es la solución al conflicto armado que se ha llevado a cabo en nuestro país?
J.L.:El conflicto en algún punto debe requerir un diálogo para poderse resolver. No es con “plomo eterno” como se solucionan las cosas. Surgen pues dos preguntas: 1. ¿Era este el momento para un proceso de paz? Quizás las condiciones no estaban dadas. Las FARC han insistido en su actividad terrorista, pero si el presidente Santos inició el proceso, es necesario buscar que se aceleren esas condiciones para ver si se logra firmar la paz. 2. ¿Estaban las condiciones adecuadas para una negociación? Lo que afirmó el equipo negociador cuando estaba en Oslo parecía correcto; lo que hemos visto en la Habana es distinto. Las FARC han irrespetado al gobierno, han desconocido las normas, y han ido en contravía del protocolo que habían definido, siguen matando gente,  reclutando niños,  secuestrando y en el negocio del narcotráfico. De manera que lo que hay que hacer es exigir una paz absolutamente justa y sostenible.

F.J.: ¿Qué implicaciones tendría si son las FARC y el equipo negociador quienes acuerden y aprueben un nuevo Marco Jurídico?
J.L.: El gobierno no puede aceptar de ninguna manera que las FARC les impongan a los colombianos unas condiciones de impunidad que no impliquen la dejación definitiva de las armas y que permitan que la organización cese todo tipo de agresiones contra los colombianos. Por eso lo correcto es, que el Marco Jurídico lo defina el Congreso de la República. Ese no es un tema que pueda discutirse en la Habana. Por otra parte, los acuerdos a los que eventualmente se lleguen, dice el gobierno, serán sometidos a consideración por los colombianos mediante un mecanismo refrendatorio, el cual está por verse. Temas como las curules para las FARC no las pueden acordar en la Habana y someterlas a dicho mecanismo. Yo veo confundido al gobierno en eso: una cosa dice el Ministro Carrillo, otra cosa dice De La Calle y otra cosa dice Juan Manuel Santos. Si quieren cambiar la composición del Congreso es necesario tramitar una ley ordinaria o hacer una reforma constitucional para tal efecto.

F.J.: ¿Cuál mecanismo de participación ciudadana es el adecuado para la refrendación del proceso de paz?
J.L.: Yo personalmente creo que Colombia necesita una Asamblea Constituyente que reconfigure el poder político en nuestro país y esa constituyente no se debe pensar en función de responderle las angustias a Juan Manuel Santos, ni en función de arreglarle los problemas a las FARC, ni para habilitar eventualmente una nueva elección del expresidente Álvaro Uribe. La Constituyente es para poner en orden un sistema político que fracasó. Colombia tiene hoy una pérdida absoluta de legitimidad en sus instituciones políticas. Hay que reorganizar ese sistema político.

 F.J.: ¿Qué ganaría y qué perdería el país con dicha participación? ¿Se sentaría usted al lado de un miembro de las FARC en el Senado?
J.L.: Ya en Colombia los que están en la Habana han estado en el Congreso. Iván Márquez ya fue congresista. El problema no es sentarse o no sentarse con él, lo que no se puede aceptar es que vuelvan a combinar las formas de lucha como lo hicieron en el pasado, que es tener un brazo político, un brazo narcotraficante y un brazo terrorista, eso es inaceptable. Además debemos recordar que son responsables de crímenes de lesa humanidad. Colombia simplemente no puede llevar al congreso sin procesar, sin juzgar, sin condenar a un responsable de un crimen de lesa humanidad.

F.J.: ¿Cuál sería la reacción de  la comunidad internacional si miembros de las FARC llegan al Senado?
J.L.: Para mí, en la normatividad internacional es sumamente claro que los Estados hoy no tienen la potestad de garantizar la impunidad a ninguno de sus connacionales que haya incurrido en crímenes de Estado. En cuanto a la reglamentación nacional ocurre lo mismo: no se puede entender como un delito conexo al delito político ningún crimen de lesa humanidad. Siendo así las cosas, no es posible que tengan elegibilidad los responsables de crímenes de lesa humanidad.

F.J.: ¿Cuál cree usted que es el costo de la paz?
J.L: El costo de un mal proceso de paz es más violencia, los grupos terroristas se vuelven a fortalecer, toman aire. El costo de una mala negociación y de un mal acuerdo deriva en más violencia. Una paz que no sea sostenible ni justa, ni éticamente aceptable por los colombianos estalla al poco tiempo y vuelve a generar nuevos caminos de violencia. Todo proceso de paz debe verse reflejado con hechos, no con declaraciones. Hoy no hay condiciones y lo que vemos es un perseverar terrorista. Ojalá el proceso pueda revertirse sin que le haga más daño a los colombianos. Y, si hay una voluntad real de las FARC entonces que se exprese en dejar todos los caminos terroristas, lo cual es el mayor deseo de Colombia.



  

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