POR QUÉ USTED NO DEBERÍA
VOTAR LA CONSULTA ANTI CORRUPCIÓN
Autor: Alejando Gómez.
Mucho entusiasmo ha generado entre la ciudadanía la consulta anticorrupción
que se llevará a cabo el próximo 26 de agosto. Lastimosamente, esta iniciativa
no es más que un nuevo evento populista compuesto por mociones que no serán
legalmente viables o no tendrán mayor incidencia en la lucha contra la
corrupción.
En su propuesta insignia (reducir el salario de los congresistas), se puede
observar la inutilidad de la consulta. En primer lugar, porque la iniciativa
parte de una enorme falacia consistente en afirmar que el alto sueldo de
senadores y representantes tiene un vínculo con los índices de corrupción. La
realidad, es que la corrupción es fruto de una crisis moral que permea nuestra
sociedad en todos los niveles sociales y económicos. El mayor o menor sueldo de
una serie de funcionarios no servirá para impulsar una política más
transparente y honesta. Pero, además, los impulsores de la consulta, léase
Claudia López, Antanas Mockus o Angélica Lozano, le están mintiendo a los
colombianos puesto que la ley prohíbe expresamente que se realicen consultas
populares sobre asuntos relacionados con el salario de los miembros de la
fuerza pública y del CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Por lo anterior, la propuesta no
sólo resulta inservible, sino que es legalmente inviable y deshonesta con la
ciudadanía.
La segunda gran innovación que busca impulsar la consulta radica en limitar
a tres los periodos que concejales, diputados y congresistas puedan permanecer
en una misma corporación. Esta propuesta también despierta mucho interés entre
una población que considera que las corporaciones públicas se encuentras
cooptadas por los mismos desde hace décadas y que son esos mismos los que
llevan años desangrando las arcas del estado. Sin embargo, esta moción también
resulta perversa ya que asocia la mayor permanencia en el cargo al incremento
de la corrupción. En el fondo, el que un funcionario sea corrupto no dependerá
del tiempo que permanezca en el cargo sino de los valores que este tenga. El
corrupto es corrupto desde que resulta elegido, mientras que el servidor
público honesto lo será sin importar la cantidad de tiempo que se mantenga en
el cargo. Adicionalmente, es bien sabido que las redes de corrupción política
son estructuras sumamente organizadas y poderosas cuya subsistencia no depende
de la representación de un sujeto en particular, sino que tienen la capacidad
de endosar los votos y heredar las curules con el fin de mantener sus intereses
intactos. Así pues, limitar los periodos en las corporaciones públicas no
servirá para combatir la corrupción, simplemente causará que una vez agotados
los tres periodos de un congresista, diputado o concejal este designe a su
hijo, hermano, primo o amigo para que herede la curul y así se mantengan en el
poder los intereses de las redes de corrupción.
Ante la evidencia de lo anterior, es claro que la forma más eficaz de sacar
a los corruptos de las instituciones es dejando de votar por ellos. La solución
a la gran mayoría de problemas de corrupción comienza por asumir con mayor
responsabilidad los deberes ciudadanos.
Además de las dos propuestas previamente expuestas, la consulta propone
otra serie medidas tales como la adopción de pliegos tipos para la contratación
pública, obligar a los congresistas a rendir cuentas así como a mostrar su
declaración de renta y negar beneficios carcelarios a los corruptos. La mayoría
de estas propuestas ya se encuentran plasmadas en la ley colombiana por lo cual
aprobarlas en la consulta no tiene mayor utilidad.
Queda claro que esta consulta es un nuevo ejemplo del populismo normativo
que ahoga a Colombia. Debemos dejar de creer que los problemas se solucionan
con la expedición exhaustiva de leyes cuya aplicación es mínima. Comencemos por
elegir bien a nuestros mandatarios y dejar de ser nosotros ciudadanos
corruptibles, por exigir que las leyes sean verdaderamente coercitivas antes de
aplaudir y alabar a cada político que propone nuevas normas inútiles. La
corrupción política, como problema moral, no se puede solucionar a través de
las leyes.
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