Humanismo, coherencia, humor e independencia:
La memoria de Augusto Ibáñez.
“Augusto Ibáñez fue un luchador incansable por el tema de la paz. Vivió su vida entera soñando con la paz en Colombia”. Julio Sampedro.
Foro Javeriano
¨Recuerdo cuando conocí al Dr. Ibáñez. Fue un lunes a las 7 A.M., todos estábamos cansados, las vacaciones habían acabado y el semestre apenas comenzaba. Un hombre de mediana estatura, moreno y con una corbata verde entró al salón. Con un acento ¨rolo¨ muy marcado se presentó, y cuando vio nuestra cara de clase de 7, echó un chiste… el salón quedó en silencio. Al ver que no nos reíamos dijo: ¨ustedes, los jóvenes, se ríen de otras vainas y no entienden un buen chascarrillo¨. Me tomó días comprender el chiste”.
Con estas palabras, una estudiante de la facultad de derecho, recuerda a Augusto Ibáñez, un jurista de renombre: presidente de la Corte Suprema de Justicia, Doctor en Cuestiones Actuales de Derecho Español e Internacional por la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid, ministro plenipotenciario de la Comisión Preparatoria de la Corte Penal Internacional, profesor de las Universidades Externado y Javeriana, pero más importante que esto, una persona intachable que a lo largo de su vida defendió sus ideales, y buscó siempre ser un abogado al servicio de la justicia.
Con este homenaje, FORO JAVERIANO pretende recordar el legado del Dr. Ibáñez, un hombre cariñosamente recordado por toda la comunidad Javeriana. A lo largo de su vida, Augusto Ibáñez, generó una serie de aportes de suma relevancia al contexto jurídico nacional e internacional, aportes que hoy se encuentran en pleno apogeo como consecuencia del proceso de paz y el inicio del posacuerdo.
Augusto Ibáñez nació en Tunja, Boyacá en 1958. Inició sus estudios de bachillerato en el Liceo de Santo Domingo de Guzmán, de la comunidad de predicadores dominicos. De su niñez, dice Ibáñez al periódico El Tiempo, que las mañanas eran 'muy londinenses'. "Había mucha bruma, salíamos muy temprano con mi mamá a acompañarla al Hospital San Rafael y luego yo regresaba al colegio que me quedaba a pocas cuadras" 1
Al culminar sus estudios de bachiller, se trasladó a Bogotá, donde inició sus estudios en derecho en la Pontificia Universidad Javeriana, sin embargo, tras un semestre lleno de discusiones con el Padre Pepino, decidió retirarse. Continuó su formación en la Universidad Externado de Colombia.
En el Externado, Augusto Ibáñez conoció a Alfonso Reyes Echandía, con quien fundó la revista Derecho Penal y Criminología. Tras ver algunas asignaturas dictadas por él, y debido a su excelencia como estudiante, fue nombrado como su monitor. Sin embargo, la relación no duró mucho. El 6 y 7 de noviembre de 1985 sucedió la toma del Palacio de Justicia del M-19. Entre sus víctimas estuvo el Dr. Reyes, quien en ese momento era presidente de la Corte Suprema de Justicia. Este evento tuvo un impacto muy grande en el Dr. Ibáñez porque perdió a un mentor y además, a un amigo, dice Julio Andrés Sampedro, Decano de derecho de la Pontificia Universidad Javeriana y amigo cercano del Augusto.
Un cuadro de este día adornó su oficina desde entonces.
Tras graduarse como abogado, inició su maestría en derecho penal en la Universidad de Salamanca. Después de graduarse, volvió a Colombia y realizó estudios en materia penal y criminológica en la Universidad Externado. Posteriormente, y por invitación del coordinador del departamento de derecho penal de la Javeriana, quien hoy en día es Decano, se vinculó como profesor de esta Universidad en 1992.
Durante los años, Augusto Ibáñez se desempeñó como profesor de la Universidad Javeriana, Santo Tomás y Externado. Fue fundador de la revista en Derecho Penal del Externado y del Centro de Estudios de Jurisprudencia, miembro de número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, conjuez del Tribunal Superior de Cundinamarca, Asesor del Ministerio de Defensa en el gobierno del expresidente Pastrana y ministro plenipotenciario de la República de Colombia para la discusión sobre la preparación de la creación de la Corte Penal Internacional. Además, fue autor de varios libros como el Derecho Penal y Función Judicial, considerado como uno de los más importantes en materia de administración de justicia en Colombia.
En 2007 fue elegido como magistrado de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia y ha sido considerado como el abanderado de esta corporación en la lucha contra la parapolítica. En palabras del Ex Procurador General de la Nación, el Dr. Jaime Bernal Cuellar, Augusto Ibáñez "Fue una persona que acertó en lograr sancionar a muchos parapolíticos, presentó criterios de interpretación sobre la competencia de la Corte Suprema para juzgar a estas personas e investigarlas. Tiene varias providencias orientadoras sobre aplicación la justicia y cómo se deben aplicar sobre la responsabilidad de altos funcionarios del Estado¨.
Posteriormente, en 2009, fue elegido como presidente de la Corte. Durante su periodo como dignatario, la Corte Suprema de Justicia enfrentó al gobierno del expresidente Uribe en lo que muchos consideran que fue una clara muestra de independencia de la Administración de Justicia respecto al Poder Ejecutivo. ¨Era un hombre de gran entereza, convicción de sus ideas, no le temblaba la mano para defenderlas¨ aseguró Jaime Arrubla, vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia en ese momento. “Acá en Colombia, a la gente buena la consideran peligrosa. Augusto fue muy independiente en sus decisiones y esto le generó enemigos y animadversiones”. Dice Julio Sampedro, su gran amigo.
Por motivos personales Augusto ibáñez renunció a la Corte Suprema de Justicia en 2012, faltaban tres años para la culminación de su magistratura. “Hay que hacer las cosas con amor, pero no enamorarse de ellas”, dijo, tras presentar su renuncia.
“Augusto sufrió mucho con el tema de la corrupción de la Corte. Lo oí lamentarse con profunda tristeza, pero con un respaldo muy fuerte hacia la institucionalidad”, señala Sampedro.
Hoy quisiéramos traer a colación lo que para muchos fue su Magnun opus, esta es, su tesis doctoral Cum laude en la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid titulada ¨El marco jurídico y legal de los acuerdos de Paz¨.
Este magnífico trabajo se constituye como un referente para la realidad jurídica de la paz en Colombia. Se encuentra dividida en cuatro grandes capítulos que tocan una vasta contextualización y tensiones surgidas desde los orígenes del conflicto armado, las connotaciones del derecho y deber de la paz como elemento esencial del actuar estatal y su significación dentro del sistema democrático del Estado social de derecho en Colombia.
En el documento también alude a las obligaciones del Estado Colombiano respecto a instrumentos internacionales y su inclusión en el ordenamiento por medio del bloque de constitucionalidad. Posteriormente, el jurista expone la relación entre el proceso de paz y el Estatuto de la Corte Penal Internacional, en la que Ibañez participó activamente en su implementación y creación.
Continúa realizando un análisis sobre el marco jurisprudencial del derecho y deber de la paz, citando jurisprudencia relevante y haciendo un cuidadoso examen sobre los fundamentos que llevaron a diferentes corporaciones a entender el alcance y núcleo fundamental de dicho mandato constitucional. Finalmente, culmina analizando su experiencia dentro del proceso de paz del Caguán, durante el cual fue asesor del gobierno de Andrés Pastrana y hace un análisis muy pertinente sobre la concesión y eclosión de dicho proceso.
Sí, señoras y señores, Augusto Ibáñez fue derecho, pero sobretodo fue hechos. Sus libros, fallos, sus tesis, su columna en las2orillas y, en general, sus palabras siempre serán recordadas, pero lo que realmente permea la memoria de las personas que lo conocieron es su cercanía, su generosidad, su humanidad y calidez. Por medio de sus chascarrillos rompía el hielo, hacía reflexionar e increíblemente no anulaba la seriedad de temas obtusos.
Augusto apreciaba mucho a las personas que lo rodeaban y lo demostraba todos los días. Los consentía, les traía regalos y era extremadamente detallista con su familia, amigos, estudiantes y quienes trabajaban para él. Fue un hombre que vivió por los demás y no por él mismo. Dejó una huella en los que tuvieron el gusto de conocerlo. Tuvo una intelectualidad insaciable, pero se preocupaba aún más por saber qué necesitaban o qué cosa le faltaba a los demás.
Es un gran ejemplo para todos de rectitud y honestidad; defendió sus convicciones a capa y espada y fue coherente en su forma de pensar y su forma de actuar. Nunca traicionó sus ideales, inclusive en situaciones amenazantes.
Su inteligencia fue admirable y su sabiduría y conocimiento, también, pero Augusto Ibáñez será recordado por su amor, su sensibilidad, su simpatía y su humanismo, porque lo esencial es invisible a los ojos.
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