Nuestros pequeños actos de corrupción
En
medio de la corrupción en la que estamos, la mayoría de personas han decidido
tomar el papel de víctimas y criticarla, pero ¿qué pasaría si intentáramos
entenderla? En este artículo le demostramos que caer en la corrupción es más
fácil de lo que cree.
Camila Solano Mantilla
Falsedad en documento público, violación a los
derechos de propiedad intelectual y cohecho o soborno a un servidor público son
delitos que pueden llegar a significar de 48 a 108 meses en prisión y que la mayoría de nosotros hemos cometido.
Foro Javeriano le hizo una encuesta a 100 personas de 15 a 30 años para
demostrar lo fácil que es caer en la corrupción.
Entre los entrevistados, 60% ha usado una cédula
falsa, 86% ha apoyado la piratería, 31% ha sobornado a un policía y 82% se ha
copiado en un examen. Aunque no todos son delitos, todos muestran actos que
podemos considerar insignificantes, pero son el inicio de la inmoralidad.
No
deberíamos estar divididos entre “los buenos” y “los malos”; somos solo
personas con miles de facetas, situaciones y matices. Todos hemos cometido actos
de maldad así como también los terroristas más atroces han hecho cosas buenas.
“Mi padre era muy amoroso y me daba
buenos consejos, a pesar de que no los ponía en práctica fuera de casa. Su rol como papá fue
cumplido a cabalidad”, dijo Juan Pablo Escobar, hijo de Pablo Escobar,
para una entrevista en ABC[1].
Stanley Milgram, psicólogo de la
universidad de Yale, quiso entender los crímenes contra la humanidad que se
vivieron en la segunda guerra mundial. A
partir de esto, se preguntó ¿bajo qué condiciones una persona seguirá
ciegamente una órden y cometerá acciones que traicionen su ética y valores? Llevó
a cabo un experimento en el campus de Yale en 1962 con 40 hombres entre 20 y 50
años. A los hombres que participaron en el experimento les dijo que era para
medir que tan efectivos eran los castigos en el aprendizaje (en este caso, el
castigo era una decarga eléctrica). Ellos tenían que actuar como
profesores y pracicarle unos ejercicios
de memoria a otra persona, el estudiante, que en realidad era un actor. Cada
vez que el estudiante respondiera mal, el profesor le debía hacer una descarga
eléctrica que iba subiendo el voltaje paulatinamente. Realmente lo que Milgram
intentaba averiguar era quienes estarían dispuestos a llegar a 450 voltios.
Cabe resaltar que el estudiante no recibía ningún shock eléctrico, pero parecía
que si.
El 65% llegó a los 450
voltios y TODOS a 300 voltios[2]. Seguramente
la mayoría de personas pensarán “yo jamás haría eso” y pensarán que los que lo
hicieron son unos sádicos y violentos, pero realmente solo estaban siguendo órdenes.
Como cualquier corrupto, traicionaron sus valores y su ética porque alguien les
dijo. Pongámonos en esta situación, ¿cuántas veces hemos hecho algo porque una
figura con poder y autoridad nos dice que debemos hacerlo? Puede ser un doctor,
un abogado, un jefe, un profesor o incluso, un sacerdote. No debemos subestimar
la obediencia en el comportamiento.
Philip
Zimbardo, psicólogo e investigador del comportamiento, ha intentado explicar los
factores que determinan que una “buena persona” cometa actos de maldad. Se ha
enfocado en entender las situaciones a las que se exponen los individuos en vez
de estudiar al mismo individuo. En su libro El
efecto Lucifer[3]
dice que hay 7 factores y uno de ellos es tomar un primer paso. Este puede ser
un acto “que todo el mundo hace”, como comprar películas piratas o sobornar a
un policía, pero pongámoslo en el contexto de la justicia. Si usted ya iba a
fallar a favor de alguna de las partes y le ofrecen una platica para asegurarlo
y usted la necesita, y además, “todo el mundo lo hace” pues es posible que
rompa un poquito sus principios y acepte. Puede que usted sea una buena persona
en una mala situación. El contexto también determina el comportamiento de una
persona.
Otro
de los factores que menciona Zimbardo es la tolerancia pasiva del mal. Hemos
crecido con la idea de no meternos en lo que no nos corresponde. Hemos
desarrollado un sentido de indiferencia hacia los demás y sus problemas. Preferimos
no intervenir en situaciones incómodas y tomamos un rol pasivo; nos hacemos los
locos.
Es
importante reflexionar sobre estos temas porque habrá un momento en el que
debemos decidir si las situaciones en las que estamos van a definir la persona
que somos. Piense dos veces antes de tomar un primer paso. Así se tenga que
dejar poner una multa, así saque cero en un examen aunque estuviera al lado del
más pepa del salón, así le toque pagar un huevo más por su FIFA 2018. No deje
que nuestros pequeños actos de desonestidad sean imperceptibles. La corrupción
existe, y si tanta gente ha caído en ella, es porque dejaron que un momento de
debilidad definiera sus principios. Debemos conocer lo fácil que es caer en la
corrupción para poder evitarla.
[1] http://www.abc.es/play/television/noticias/abci-pablo-escobar-amoroso-como-padre-y-luego-terrorista-201803051011_noticia.html
[2] https://www.youtube.com/watch?v=xOYLCy5PVgM
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