Por: Juan David Romero
Desde que se firmó el Acuerdo para la Terminación del Conflicto Armado en diciembre de 2016 la implementación de lo pactado no ha salido de la mejor manera para el Gobierno Nacional y las FARC. El Acuerdo ha enfrentado adversidades y derrotas contundentes, tales como el triunfo del No en el plebiscito, el incumplimiento de los plazos pactados por parte de los dos lados, el aumento de las disidencias y la falta de transparencia en el manejo de los recursos entre otros graves problemas. Estas adversidades han sido evidencia de dos situaciones principales: por un lado, la falta de voluntad de cumplimiento por parte de los que los firmaron el acuerdo. Aunque el Gobierno Nacional ha gastado todo su capital político en estos acuerdos, es muy evidente que por el lado de la guerrilla de las FARC no se ha cumplido en su mayoría por falta de interés por parte de ellos. Por el otro lado vemos que estas adversidades han causado que el mismo pueblo colombiano pierde fé en un Acuerdo que cada vez parece más lejos que ocurra en la práctica. Sin embargo, aunque los problemas anteriores pudieran haber sido una derrota contundente para el Acuerdo, en estos días atraviesa probablemente el peor de sus momentos desde diciembre de 2016. Esto gracias a que uno de sus máximos líderes, el señor Jesús Santrich fue capturado por haber vuelto a sus prácticas delictivas del narcotráfico. Él junto a un grupo de personas planearon la producción y exportación de más de 10 toneladas de cocaína a la ciudad de Nueva York. Estas acciones como expresó el presidente de la Republica, y el Fiscal General de la Nación en su momento al parecer fueron cometidas después de la firma del acuerdo. Esto resultaría no solo en la perdida de sus “beneficios”, si no que el mismo presidente si así lo deseara podrá aceptar el pedido de extradición que fue hecho al Gobierno por parte del Juez federal de Nueva York.
Este hecho es la oportunidad que tiene el Gobierno no solo para probar que el Acuerdo podría pasar obstáculos, si no también que no ha perdido totalmente su legitimidad (si no ha sido deslegitimado por todos los problemas anteriores). Va a ser la oportunidad de legitimar diferentes puntos de lo acordado por las dos partes que algún momento fueron criticados por muchos sectores de la opinión pública. Uno de los temas que más debe preocupar a los ciudadanos colombianos que pueda cambiar drásticamente es el tema de las disidencias. La falta de un mecanismo verdaderamente efectivo para poder evitar que se aumente el número de disidencias por algún contratiempo que tenga el Acuerdo hace posible que casos como el de Santrich sea una perfecta excusa para que grupos grandes de ex guerrillas reincidan en la vida delictiva. Un mecanismo de prevención de aumento de disidencias tuvo que haberse previsto de una mejor manera, pues la posibilidad de que algún miembro de esta guerrilla volviera a delinquir era totalmente viable y previsible. No haber implementado un mecanismo real de prevención fue un grave error por parte de los negociadores, que por tener esto en cuente en su momento, le podría estar quitando la legitimidad que le queda al Acuerdo. El control del aumento de grupo de reincidentes debe ser un tema prioritario para el tiempo que le queda a este gobierno. Para esto, hay que tener algo en cuenta, lo más probable es que el grupo de las FARC no estén de acuerdo con cualquier medida que pueda proponer el Gobierno ante esta problemática de las disidencias. Se ha visto anteriormente que las FARC busca casi siempre algún beneficio para ellos, y estas medidas más que un beneficio puede llegar a representar mas problemas para ellos. Ante este caso, el Gobierno Nacional deberá hacer caso omiso a cualquier suplica de las FARC y revisar el tema de la prevención de disidencias de manera aislada y pensado en Colombia primero. No solo por el futuro del Acuerdo de Paz, si no porque los colombianos merecen poder tener garantías reales que les de confianza, y porque si no se afronta este punto inmediatamente podríamos estar ante un gran problema de seguridad nacional.
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