martes, 30 de agosto de 2016

Opinión: Revivamos la esencia del derecho

Revivamos la esencia del derecho

Autora: Catalina Castillo Triviño – VI Semestre

Hoy haré una pregunta que tal vez aquellos que estudiamos derecho nos preguntamos al momento de optar por una carrera, una pregunta relevante porque tal vez olvidamos su respuesta: ¿Qué fin perseguimos al ser abogados, al estudiar esta bella carrera por cinco años o más? En mi caso la respuesta era la razón por la cual desde el colegio veía como todo, desde mi perspectiva, funcionaba injustamente, acorde con las ideas buenas o malas de aquellos que se encontraban en el círculo de poder. Pero en el otro bando existían aquellos que sólo querían ir en contra del sistema. Algunos seguramente querían materializar un cambio, pero otros simplemente querían ir en contra de todo por el si y por el no, tal vez reconocimiento social, no lo sé.
Los abogados, los jueces, la justicia, el derecho etc. son concepciones que tristemente han perdido bastante credibilidad. El golpe de esta situación lo entendí hasta hace poco y justamente ahora que evidencio la magnitud del problema entiendo aquella pregunta en mi entrevista a la hora de entrar a esta universidad, pregunta en mi opinión bastante trascendente: ¿Por qué quieres estudiar derecho en un mundo en el cual ya no es valorado de la misma manera y es fuertemente cuestionado?.
El derecho en sí tiene un fin bastante filantrópico como lo es buscar la equidad, seguridad, paz, justicia en consonancia con los factores presentes en la rama de la justicia: la venda, la balanza y la espada. Desde el inicio nos enseñan qué es derecho y sabemos porqué existe, qué se pretendió solucionar con este en la época de los romanos, en aquella época en donde eran honorables por servir al pueblo y no porque eran dioses que venerar, como ocurre actualmente con los ¨honorables¨ congresistas.
¨La verdad no gana en la Corte, lo que gana en la Corte se considera verdad¨, frase contundente, pero fácticamente materializada. Esta es la razón por la cual tenemos que esforzarnos en la misión que emprendimos desde el primer día que empezamos a conocer el derecho, porque si no disminuimos la asimetría de la información, si no investigamos y averiguamos más allá, no conocemos al máximo las leyes que en un futuro nos ayudaran a demostrar la inocencia o evitar un castigo desproporcionado; no haremos justicia ni contribuiremos a esto. Evitemos el camino de abogados y jueces tramposos que utilizan su poder y conocimientos para su propio beneficio, destruyendo poco a poco las normas que, se supone, nosotros defendemos, debemos evaluar nuestras acciones en forma de causa-consecuencia.
El derecho tiene aún muchas metas y sueños por cumplir. No lo va a lograr con abogados que sólo opten por faltar a la ética o al sistema, aquellos que no ven la trascendencia de sus acciones y en el mismo sentido de jueces que se dejan sobornar o para quienes ya es regla el tener que adquirir alguna motivación para mover los procesos. Eso no es derecho, no es justicia, no es imparcialidad ni nada de lo que aprendemos y aparece escrito en la constitución.

Ahora no es de ignorar la importancia de esta herramienta que mueve el mundo, pero evitando caer en el error de pensar que el derecho lo puede solucionar todo. Recordemos la interdisciplinariedad, sin importar qué vayamos a hacer en un futuro porque por olvidar las demás ciencias del conocimiento tenemos este país en un caos. Es triste evidenciar que muchas veces el derecho, más que ser solución, es el problema. Podemos verlo en las decisiones de presidentes que son abogados o, incluso, ministros. Ejemplo de lo anterior es la imposibilidad de intentar solucionar un problema de infraestructura únicamente desde el derecho, se necesita al menos un ingeniero civil y demás expertos en el tema.

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