domingo, 17 de marzo de 2013

El otro lado de la lógica



El incesante miedo a la arbitrariedad de la justicia nos ha llevado al extremo de la deshumanización en la Administración de Justicia contemporánea. La filósofa Martha Naussbaum nos propone una solución.

Por: Sebastián Luque Charry.


El temor al retorno del despotismo en las decisiones del poder judicial ciega al administrador de justicia ante cualquier factor diferente al dictamen legal. La teoría jurídica no avanza más allá de la suposición de lo que es mejor en abstracto para el sistema social y no se ocupa del ámbito práctico, ámbito que ya será objeto de análisis de un ciencia diferente (i.e. sociología, ciencia política, etc.).

De ahí surge el sinsabor que deja la disparidad entre el contenido de la ley y su aplicación. La labor del juez, desde la aplicación de la ley, en muchas ocasiones recibe formidables desprestigios en muchos países de occidente. ¿Qué tiene el excesivo ceñimiento a la premisa legal, que suele disgustar en tantas ocasiones al observador? La falta de concordancia entre lo que el último y el primero encuentran justo. El primero encuentra justo lo que acuerda a la premisa legal, el segundo encuentra justo lo que concuerda con su premisa moral. El segundo se desecha porque no ha sido sopesado y deviene de un sustento pasional. El primero se aplaude porque ha sido sopesado y deviene de un sustento racional (lo anterior desde un punto de vista teórico, pues muchos sabemos que bajo la situación de la deprimente administración de justicia de este país, la regla general para el segundo, pareciera ser el sustento del primero).

Afirmar que el juez debe sustentar su decisión involucrando un juicio más valorativo sobre el estado particular de las partes conlleva a un descarte inmediato por parte de los sistemas más positivistas. En las sociedades contemporáneas, sin embargo, esta opción debe comenzarse a estudiar.

La filósofa norteamericana Martha Nussbaum ha dedicado muchas de sus obras a la filosofía del derecho, y actualmente dicta la cátedra “Literatura y Derecho” en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chicago. En su Justicia Poética, Nussbaum propone una teoría sencilla. La falta de humanidad que se encuentra en los administradores de justicia hace que la misma pierda su naturaleza y resulte una técnica fría e imperfecta, alejada de su origen. Cultivar una respuesta conductual emocional más ligada con la situación de quien se presenta ante la administración de justicia, afirma Nussbaum, se convierte en un factor influyente para el sistema de justicia moderno. La literatura y el arte son elementos fundamentales para lograr lo anterior.

La filósofa norteamericana propone un giro a la base socrática de la poesía como distractor de la razón y afirma que el ungüento artístico en jueces y abogados, ayuda a re-humanizar una vez más la administración de justicia. El exceso al que llega la separación entre administrador y administrado hace que el individuo no encuentre en su aparato estatal una fuente cercana ni confiable de justicia y hace que jueces y abogados se encierren más en la teoría dogmática, evitando prestarle atención a la natura del administrado, ampliando cada vez más la brecha.

A manera de ejemplo, Nussbaum propone el efecto que generan muchas de las obras clásicas de literatura jurídica moral sobre el criterio de justicia del abogado o el juez (i.e. Crimen y castigo, A sangre fría, Anna Karenina, etc.). No se trata de volver a una justicia basada en el criterio subjetivo del juez, basado en la pasión, y descartando la razón, ridícula suposición. Se trata de entrenar en los jueces un criterio más humano en su comportamiento profesional, afirmando las bases dogmáticas jurídicas y la ley como centro de su decisión, pero admitiéndole una cercanía mayor con los ajusticiados.

De ahí la importancia de entrenar un poco el otro hemisferio; dejar el dogma lógico racional que busca la utópica objetividad radical, y ejercitar una metódica administración de justicia con sentido humano, formando de manera anexa un criterio sobre el estado del sujeto. Nussbaum no predica su teoría únicamente respecto del juez, sino que la extiende a los demás órganos del poder público. Son las esferas del poder y la política quienes deben someter su criterio al carácter humano del pueblo, y no el pueblo quien debe esforzar su esencia para buscar asemejarse al querer del poder estatal. 

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