domingo, 28 de octubre de 2012

Homenaje a Fernando Carillo Flórez



Una Vida de Servicio


Por Juan Camilo Jiménez Valencia.


“La Verdad de ayer no es la de hoy, la que deberá, a su turno, ceder el lugar a la de mañana.” A mi juicio, esta frase de Louis Josserand es perfecta para hacer alusión al actual Ministro del Interior, Fernando Carrillo Flórez, abogado socio-economista de la Javeriana que se ha preocupado siempre por servir, y en esa medida ha generado grandes cambios no solo en las personas que hemos tenido el honor de conocerlo, sino también en la historia de un país. Sin más preludios, me permito presentar un perfil menos técnico y más humano de este gran hombre.

Carrillo fue el cuarto de cinco hijos de una pareja de médicos, y su familia, en gran parte, estaba integrada por galenos, dice que fue eso lo que siempre le generó la vocación de servicio a los demás con la que vive diariamente. Fue por esto que en su bachillerato consideró estudiar medicina pero después entendió que el derecho podía proporcionarle herramientas más efectivas para propiciar cambios en la sociedad, como él mismo lo relató.

Ya habiendo decidido ser abogado debía entonces escoger cuál iba a ser su alma máter. La decisión oscilaba entre el Rosario y la Javeriana, debido a que dentro de sus opciones no estaba la Universidad de Los Andes, la cual, a su juicio, en ese momento no tenía un perfil muy caracterizado. Carrillo nos confesó que al momento de tomar la decisión optó por El Rosario.

En este punto sería absurdo, además de inocuo, preguntarse si se trató del destino, de un milagro, o de una simple coincidencia, pero lo cierto es que en la noche de grado de bachiller del Liceo de Cervantes, Fernando Carrillo recibió una llamada del Padre Gabriel Giraldo. El Padre le comentó que había sido el mejor examen de admisión de la facultad, lo invitó a ser un abogado javeriano, y le comentó que debería tener en cuenta que en la Javeriana podía estudiar derecho y socio-economía al tiempo. Carrillo nos relató: “Me gustó mucho el gesto del Padre Giraldo y al día siguiente a las 8 de la mañana fui a matricularme a la Javeriana”. Aunque en ese momento él no lo sabía, había comenzado una relación de amistad que cambiaría su vida.

Terminando primer año de Derecho se unió al Movimiento Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán (también abogado javeriano) y pronto se volvió el coordinador de las Juventudes Galanistas cuya principal misión era imprimirle nuevamente ética a la política. Desde aquella época ya sus éxitos se iban forjando pues logró que una disidencia del partido liberal carnetizara a 6.000 estudiantes (alrededor de la mitad de los estudiantes de la universidad en aquel entonces) en una universidad por excelencia conservadora. Gran parte de su triunfo, según él, se debió a la protección y apoyo que siempre tuvo del decano Gabriel Giraldo, quien no dejó nunca que nada le pasara.

Carrillo fue uno de los primeros javerianos en sostener la importancia de especializarse en Estados Unidos, ya que lo normal era que los abogados javerianos migraran a tierras francesas. Él fue a Boston a perfeccionar su inglés mientras hacía unos cursos de derechos humanos, después aplicó y pasó a una maestría de Derecho Público y Finanzas Públicas en la Escuela de Derecho de Harvard.

Tras finalizar sus estudios en el exterior volvió al país y sufrió en carne propia la muerte de Luis Carlos Galán. A la semana de su asesinato, en agosto de 1989, convocó en conjunto con otras personas una marcha que generó un movimiento estudiantil muy poderoso, que a su vez desencadenó en lo que hoy estudiamos como “El Movimiento de la Séptima Papeleta”. Como todos sabemos, éste logró la reivindicación del poder constituyente primario, el pueblo, y se instauró una Asamblea Nacional Constituyente que dio lugar a nuestra Constitución Política de 1991.

Carrillo fue el candidato de los estudiantes para la Asamblea Nacional Constituyente, logró ganarse una curul y fue elegido como Presidente de la Comisión de Justicia teniendo apenas 26 años. Tras su desempeño en éste proceso, y por su excelente currículum fue nombrado como Ministro de Justicia con tan solo 28 años.

A tan corta edad tuvo que enfrentar grandes retos que superó de manera excepcional, entre otros, tuvo que desarrollar legislativamente las nuevas instituciones de la Justicia Colombiana que instauró la Constitución de 1991; la Fiscalía General de la Nación, El Consejo Superior de la Judicatura, y La Defensoría del Pueblo. Por supuesto, aun cuando no es una institución sino una figura jurídica, tuvo que desarrollar la implementación de la tutela como mecanismo de protección de los derechos fundamentales.

Lastimosamente, su pasión por la academia lo obligó a renunciar al Ministerio y volvió a Harvard, esta vez para estudiar Administración Pública en la Escuela de Gobierno de dicha Universidad. Cuando se encontraba adelantando su doctorado en Política Económica y Gobierno, también en Harvard, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo le pidió que trabajara allí implementando programas de reforma judicial en América Latina. Muy inocentemente decidió trabajar por un verano en el BID y terminó dedicándole 15 años de su vida.

Con respecto al tema de Harvard, y como un regalo a todos los lectores, estipuló que la imposibilidad de entrar a ésta Universidad es “un mito que se ha roto, y que cualquier estudiante bueno que tenga ganas y que tenga como objetivo entrar a Harvard lo va a conseguir”. Como recomendación para los estudiantes que busquen entrar a esta Universidad, diría que es importante “mucha excelencia desde el punto de vista académico, mucha diversidad en las actividades extraacadémicas, y sobre todo, la variable más importante es la vocación de servicio público”.

Luego de una espléndida carrera en el BID y lleno de éxitos académicos y profesionales, fue nombrado por el Presidente Santos como coordinador del empalme del gobierno Uribe frente al gobierno Santos. Después de esto, trabajó nuevamente en el BID por un período de 20 meses en Brasil, hasta que el Presidente lo nombró Director de la Agencia Nacional de Defensa del Estado para poner sus conocimientos jurídicos al servicio del país. La importancia de esta tarea implicaba apersonarse de 250.000 procesos en contra de la Nación, cuyas pretensiones sumaban 4 veces el presupuesto nacional y dos veces el PIB. Carrillo lideró las primeras batallas, y cuando empezaba a vislumbrar sus primeras victorias, fue nombrado Ministro del Interior.

Él considera que, aún hoy, con esa envidiable carrera, le falta mucho por hacer y por vivir. En particular habla con mucha esperanza del proceso de paz, herramienta que considera fundamental “para lograr la más grande transformación histórica del país”. Para él, realizar esto sería su mayor triunfo, y simplemente comenta “vamos a ver si tenemos los astros de nuestro lado, como han estado hasta el momento”.

Fernando Carrillo también nos contó sobre su promoción. La describe como “una de las grandes promociones de la facultad” una promoción de transición, quizás una de las últimas del Padre Giraldo. Lastimosamente ha sido un grupo que ha sufrido mucho por la violencia, “Jorge Andrés Arango murió en el atentado del Club El Nogal, y Beatriz Helena Torres fue asesinada en Pereira mientras cumplía con su deber”. No obstante las pérdidas y los duelos, ha sido siempre una promoción muy unida, marcada con nuevos ideales, por ejemplo es la única que ha creado una beca para financiar a estudiantes de derecho con problemas económicos. Hasta hoy, ya son 8 los Abogados Javerianos que se han beneficiado de tan noble acto conocido como “Beca Promoción de Abogados Javerianos de 1983.”

Con respecto a la Beca, es importante anotar que fue idea de Carrillo, sus compañeros nos contaron que como él no pudo asistir a la reunión de 25 años de egresados que tuvo lugar en El Pórtico el 8 de Noviembre de 2008, les envió una carta que fue leída en voz alta. En dicha carta les proponía crear la beca, iniciativa que fue acogida inmediatamente.

Son tan fuertes los lazos que unen a esta promoción que Carrillo organizó una reunión en su propia casa con los amigos más cercanos del difunto Jorge Andrés Arango para celebrarle a su hija Camila Arango el grado de bachiller, y contarle a viva voz cómo había sido su padre en la Universidad. En palabras del Ministro “fue una reunión muy emocionante”.

Con respecto a la Universidad, extraña principalmente dos aspectos. En primer lugar al Padre Giraldo como factor de cohesión entre abogados javerianos y como un patrón de servicio público, y en segundo lugar, dictar clases en su alma máter. Aun cuando ha sido profesor en Los Andes, El Rosario, La Santo Tomás, La Sabana, La Universidad Americana de Washington, El Instituto de Estudios Políticos de París, y de la Universidad Carlos III de Madrid, señaló que “por supuesto que me encantaría volver a ser profesor de la Javeriana (…) me gustaría volver a tener el curso que tuve en París, un curso que se llame La Democracia”.

Antes de abandonar la casa del Ministro tuvimos la oportunidad de preguntarle qué consejo le daría para la vida a sus dos hijas, de 5 y 8 años respectivamente, a lo que respondió: “Creer que los propósitos que uno se pone en la vida se logran si uno respeta unos principios y unos valores”. Aun cuando éste se otorgó con el amor propio de un padre, consideramos que le puede ser de gran utilidad a cualquiera que busque una carrera exitosa e intachable.

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