domingo, 28 de octubre de 2012

Entrevista con el gerente de la Corporación Taurina de Bogotá, Felipe Negret



“Buscamos que se amparen los derechos de quienes contratan de buena fe y de las minorías”


Felipe Negret, habló con FORO JAVERIANO sobre la fiesta brava y el momento por el que ésta  atraviesa en Bogotá tras la rescisión unilateral del contrato de arrendamiento de la Plaza de Toros de Santamaría.


Por: Andrés Díaz Grillo


Está claro que los taurinos constituyen una minoría, una como tantas otras que son protegidas por el ordenamiento jurídico patrio gracias a que, según lo dispone la Constitución Política de 1991, Colombia es un Estado Social de Derecho pluralista. Sin embargo, gracias a la decisión que tomó el gobierno del alcalde Gustavo Petro frente al contrato de arrendamiento de la Plaza de Toros de Santamaría, en este momento no se cree probable que este grupo de ciudadanos disfrute de su fiesta el próximo año. FORO JAVERIANO habló con el gerente de la Corporación Taurina de Bogotá para conocer sobre la fiesta de los toros y el estado de las acciones legales que esta entidad tomó en defensa de los intereses de los taurófilos.


FORO JAVERIANO: ¿Cómo llegó al mundo de los toros?

Felipe Negret: Yo llego como hemos llegado todos: de la mano de mi padre, una persona que entendía que estas expresiones culturales formaban parte del arraigo popular, y que como tal, debían ser incentivadas dentro de las fiestas del 5 y el 6 de enero en Popayán. Él, siendo alcalde de Popayán, me llevó a los toros y me enseñó el amor no solamente por la fiesta sino por el respeto a la diversidad.

F.J.: ¿Qué simboliza el toro para los aficionados?

F.N.: Una tradición cultural, que no está expresada en los 80 años de la Santamaría sino desde las cavernas de Rouffignac y desde la mitología griega creada alrededor de la figura del minotauro.  El toro representa una vasta expresión cultural manifestada en la poesía: Lorca; en la literatura: Fuentes, Vargas Llosa, Hemingway, Orson Welles; en la música: Sabina, Serrat, Bosé, Calamaro; y en la pintura: Manet, Goya, Picasso, Botero. El toro concita todas estas manifestaciones culturales.

F.J.: ¿Cómo es la vida de un toro de lidia?  

F.N.: Es el animal más mimado desde que nace hasta que muere. Vive en las ganaderías, en grandes extensiones de tierra, en donde ayuda a conservar el medio ambiente, especialmente las fuentes hídricas. Es un animal que nació para el combate, para la fiesta brava, no sirve para leche ni para carne. En caso de ser indultado en la plaza por su bravura, podrá seguir dándose la gran vida para irrigar sus excepcionales condiciones por unos 10 o 12 años más.

F.J.: ¿Cuál es el sentido de los tercios en los que se divide la corrida de toros? 

F.N.: El sentido del tercio de la pica es probar la bravura del animal, es decir, la forma como el animal se emplea a la hora de pelear con el caballo, de acudir a la pica, como mete riñones, como empuja, como se crece al castigo y no huye de la pica. El tercio de banderillas, por otro lado, es el que le permite al torero apreciar las condiciones del toro después de haber sido picado, mirar cómo es su comportamiento por ambos pitones. El tercio de muerte es el momento de la verdad.

F.J.: ¿Cómo es el ambiente en la Plaza de Toros de Santamaría?

F.N.: Bogotá es una plaza muy seria, silenciosa, que infunde respeto y por eso hoy es considerada la plaza más importante de América. La corrida tiene una tradición de siglos, es una liturgia para nosotros los taurinos y las plazas de toros para nosotros representan un templo. Y la corrida es una liturgia porque tiene una serie de rituales como el paseíllo, porque nos permite escuchar la música de la banda pero también el silencio, porque en ella se premia el valor, la fuerza, la entrega, porque en ella se aplaude, se censura, se asiste a la vida pero también a la muerte. Es un teatro de verdad. Aquí no hay ensayo y error. Se está frente a la vida  y cerca de la muerte.

F.J.: Recuerda algún altercado que se haya producido entre los aficionados en el transcurso de alguna corrida.

F.N.: No. Es claro que la plaza es uno de los escenarios más democráticos que existen porque allí convergen todos los estratos sociales, sin distinción alguna de credo, religión, posición económica, profesión, género y todos vamos a ver lo mismo: Una corrida de toros. Unos la analizarán de una forma, otros de otra. Justamente por ello, y por que el público es tan conocedor, éste es muy severo con el torero, con el toro, con el ganadero y por supuesto con la empresa. Pero no he visto ningún altercado: la gente entra pacíficamente a la plaza y sale con el mismo ánimo, los altercados se dan afuera por los intolerantes, hoy, estimulados por un alcalde que no ha sido generoso con la sociedad que lo acogió, lo perdonó y lo reinsertó después de un pasado ilegal y oscuro.

F.J.: ¿Cuál es la historia de la Plaza de Toros de Santamaría de Bogotá? ¿Cómo llegó a manos del distrito?

F.N.: La plaza surge como el sueño de un gran ganadero: Don Ignacio Sanz de Santamaría. Él, además de traer la ganadería suya de España, invirtió todo su capital en la construcción de la plaza y le dejó a la ciudad, hace 83 años, no sólo una plaza sino lo que representa hoy: un monumento histórico y un sitio de encuentro social, político y económico de la ciudad. La plaza llegó a manos del distrito gracias a que, frente a dificultades económicas, Don Ignacio Sanz decidió, como un gran caballero, atender sus obligaciones entregando la plaza a la ciudad bajo la figura de la dación en pago.  No es cierto que exista un legado o documento similar en el que él haya establecido que la plaza no podía ser usada para algo distinto a la fiesta de los toros.

F.J.: ¿Cuál es la historia de la Corporación Taurina de Bogotá? ¿Cuál es su propósito?

F.N.: La Corporación Taurina de Bogotá surge a finales del siglo pasado, en 1999, cuando la anterior corporación toma la decisión de no seguir con los destinos de la Santamaría.  En ese momento, Juan Bernardo Caicedo, el ganadero, nos invita a Enrique Vargas Lleras y a mí a apostar por dirigir los destinos taurinos de Bogotá. Una vez que nos ponemos de acuerdo, invitamos a 22 socios adherentes que constituimos la Corporación. Entidad que en un ejercicio de 13 temporadas le entregó a la ciudad la nada despreciable suma de 14.500 millones de pesos, producto de los aportes de los aficionados. No existe un espectáculo público que le haya retornado en forma inmediata a la ciudad tal cantidad de recursos. Ello por no hablar de los 500 empleos directos y unos 3000 indirectos que generaba el evento.

F.J.: Vamos a lo sucedido este año en Bogotá. Según los medios, la administración del alcalde Gustavo Petro, antes de rescindir unilateralmente el Contrato de arrendamiento de la Plaza de Toros de Santamaría, propuso a la Corporación eliminar la suerte de matar. ¿Cuáles eran los términos de la propuesta? ¿Qué implicaciones tenía frente a la fiesta?

F.N.: Era una propuesta antijurídica e ilógica. En principio propusieron que se eliminara la muerte en el ruedo. Lo cual supone un sufrimiento absurdo para los toros que igual mueren pero luego de varias horas después de terminada la corrida, lo que supone un maltrato absurdo para el toro que dicen defender. Pero luego fueron más allá, al proponer anular el tercio de pica y el de banderillas. Es decir, un espectáculo que ni era a la portuguesa, ni en el nuevo esquema de Quito, un verdadero absurdo. Es decir en lugar de "Muerte en la Tarde" tendríamos una "Muerte Hipócrita y a Escondidas". Extraña forma, por parte de una autoridad pública, de llamar a la violación de la ley y de las decisiones judiciales.

F.J.: ¿Qué acciones legales tomó la Corporación Taurina de Bogotá ante la decisión del gobierno distrital? ¿Cuáles son los argumentos jurídicos que ha defendido la Corporación en los tribunales? ¿En que van los procesos?

F.N.: Se han tomado las acciones previstas en la ley para cuando las autoridades públicas violan las normas y desconocen los contratos. Buscamos que se amparen los derechos de quienes contratan de buena fe y de las minorías, así como que se respete la tradición y la cultura. Estamos a la espera de las decisiones judiciales, las cuales - esperamos - se proferirán dentro de los términos legales.

F.J.: Finalmente, ¿Existe alguna posibilidad de que las corridas planeadas para el próximo año se lleven a cabo en los pueblos cercanos a Bogotá?

F.N.: Todavía no hay un plan B, porque no podemos ser sometidos a un expolio y a un exilio de nuestra ciudad. Vamos a luchar no porque se nos vuelva a dar el contrato sino por garantizar que la Plaza de Toros sea reabierta por el respeto a la libertad.

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