“Buscamos que se amparen los derechos de quienes
contratan de buena fe y de las minorías”
Felipe
Negret, habló con FORO JAVERIANO sobre la fiesta brava y el momento por el que
ésta atraviesa en Bogotá tras la rescisión
unilateral del contrato de arrendamiento de la Plaza de Toros de Santamaría.
Por: Andrés Díaz Grillo
Está claro que
los taurinos constituyen una minoría, una como tantas otras que son protegidas
por el ordenamiento jurídico patrio gracias a que, según lo dispone la
Constitución Política de 1991, Colombia es un Estado Social de Derecho
pluralista. Sin embargo, gracias a la decisión que tomó el gobierno del alcalde
Gustavo Petro frente al contrato de arrendamiento de la Plaza de Toros de
Santamaría, en este momento no se cree probable que este grupo de ciudadanos
disfrute de su fiesta el próximo año. FORO JAVERIANO habló con el gerente de la
Corporación Taurina de Bogotá para conocer sobre la fiesta de los toros y el
estado de las acciones legales que esta entidad tomó en defensa de los
intereses de los taurófilos.
FORO JAVERIANO:
¿Cómo llegó al mundo de los toros?
Felipe Negret: Yo
llego como hemos llegado todos: de la mano de mi padre, una persona que
entendía que estas expresiones culturales formaban parte del arraigo popular, y
que como tal, debían ser incentivadas dentro de las fiestas del 5 y el 6 de
enero en Popayán. Él, siendo alcalde de Popayán, me llevó a los toros y me
enseñó el amor no solamente por la fiesta sino por el respeto a la diversidad.
F.J.: ¿Qué
simboliza el toro para los aficionados?
F.N.: Una
tradición cultural, que no está expresada en los 80 años de la Santamaría sino
desde las cavernas de Rouffignac y desde la mitología griega creada alrededor
de la figura del minotauro. El toro
representa una vasta expresión cultural manifestada en la poesía: Lorca; en la
literatura: Fuentes, Vargas Llosa, Hemingway, Orson Welles; en la música:
Sabina, Serrat, Bosé, Calamaro; y en la pintura: Manet, Goya, Picasso, Botero.
El toro concita todas estas manifestaciones culturales.
F.J.: ¿Cómo es
la vida de un toro de lidia?
F.N.: Es el
animal más mimado desde que nace hasta que muere. Vive en las ganaderías, en
grandes extensiones de tierra, en donde ayuda a conservar el medio ambiente,
especialmente las fuentes hídricas. Es un animal que nació para el combate,
para la fiesta brava, no sirve para leche ni para carne. En caso de ser
indultado en la plaza por su bravura, podrá seguir dándose la gran vida para
irrigar sus excepcionales condiciones por unos 10 o 12 años más.
F.J.: ¿Cuál es
el sentido de los tercios en los que se divide la corrida de toros?
F.N.: El sentido
del tercio de la pica es probar la bravura del animal, es decir, la forma como
el animal se emplea a la hora de pelear con el caballo, de acudir a la pica,
como mete riñones, como empuja, como se crece al castigo y no huye de la pica.
El tercio de banderillas, por otro lado, es el que le permite al torero
apreciar las condiciones del toro después de haber sido picado, mirar cómo es
su comportamiento por ambos pitones. El tercio de muerte es el momento de la
verdad.
F.J.: ¿Cómo es
el ambiente en la Plaza de Toros de Santamaría?
F.N.: Bogotá es
una plaza muy seria, silenciosa, que infunde respeto y por eso hoy es
considerada la plaza más importante de América. La corrida tiene una tradición
de siglos, es una liturgia para nosotros los taurinos y las plazas de toros para
nosotros representan un templo. Y la corrida es una liturgia porque tiene una
serie de rituales como el paseíllo, porque nos permite escuchar la música de la
banda pero también el silencio, porque en ella se premia el valor, la fuerza,
la entrega, porque en ella se aplaude, se censura, se asiste a la vida pero
también a la muerte. Es un teatro de verdad. Aquí no hay ensayo y error. Se
está frente a la vida y cerca de la
muerte.
F.J.: Recuerda
algún altercado que se haya producido entre los aficionados en el transcurso de
alguna corrida.
F.N.: No. Es
claro que la plaza es uno de los escenarios más democráticos que existen porque
allí convergen todos los estratos sociales, sin distinción alguna de credo,
religión, posición económica, profesión, género y todos vamos a ver lo mismo:
Una corrida de toros. Unos la analizarán de una forma, otros de otra.
Justamente por ello, y por que el público es tan conocedor, éste es muy severo
con el torero, con el toro, con el ganadero y por supuesto con la empresa. Pero
no he visto ningún altercado: la gente entra pacíficamente a la plaza y sale
con el mismo ánimo, los altercados se dan afuera por los intolerantes, hoy,
estimulados por un alcalde que no ha sido generoso con la sociedad que lo
acogió, lo perdonó y lo reinsertó después de un pasado ilegal y oscuro.
F.J.: ¿Cuál es
la historia de la Plaza de Toros de Santamaría de Bogotá? ¿Cómo llegó a manos
del distrito?
F.N.: La plaza
surge como el sueño de un gran ganadero: Don Ignacio Sanz de Santamaría. Él,
además de traer la ganadería suya de España, invirtió todo su capital en la
construcción de la plaza y le dejó a la ciudad, hace 83 años, no sólo una plaza
sino lo que representa hoy: un monumento histórico y un sitio de encuentro
social, político y económico de la ciudad. La plaza llegó a manos del distrito
gracias a que, frente a dificultades económicas, Don Ignacio Sanz decidió, como
un gran caballero, atender sus obligaciones entregando la plaza a la ciudad
bajo la figura de la dación en pago. No
es cierto que exista un legado o documento similar en el que él haya
establecido que la plaza no podía ser usada para algo distinto a la fiesta de
los toros.
F.J.: ¿Cuál es
la historia de la Corporación Taurina de Bogotá? ¿Cuál es su propósito?
F.N.: La
Corporación Taurina de Bogotá surge a finales del siglo pasado, en 1999, cuando
la anterior corporación toma la decisión de no seguir con los destinos de la
Santamaría. En ese momento, Juan
Bernardo Caicedo, el ganadero, nos invita a Enrique Vargas Lleras y a mí a
apostar por dirigir los destinos taurinos de Bogotá. Una vez que nos ponemos de
acuerdo, invitamos a 22 socios adherentes que constituimos la Corporación.
Entidad que en un ejercicio de 13 temporadas le entregó a la ciudad la nada
despreciable suma de 14.500 millones de pesos, producto de los aportes de los
aficionados. No existe un espectáculo público que le haya retornado en forma
inmediata a la ciudad tal cantidad de recursos. Ello por no hablar de los 500
empleos directos y unos 3000 indirectos que generaba el evento.
F.J.: Vamos a lo
sucedido este año en Bogotá. Según los medios, la administración del alcalde
Gustavo Petro, antes de rescindir unilateralmente el Contrato de arrendamiento
de la Plaza de Toros de Santamaría, propuso a la Corporación eliminar la suerte
de matar. ¿Cuáles eran los términos de la propuesta? ¿Qué implicaciones tenía
frente a la fiesta?
F.N.: Era una propuesta antijurídica e ilógica. En principio propusieron que se
eliminara la muerte en el ruedo. Lo cual supone un sufrimiento absurdo para los
toros que igual mueren pero luego de varias horas después de terminada la
corrida, lo que supone un maltrato absurdo para el toro que dicen defender.
Pero luego fueron más allá, al proponer anular el tercio de pica y el de
banderillas. Es decir, un espectáculo que ni era a la portuguesa, ni en el
nuevo esquema de Quito, un verdadero absurdo. Es decir en lugar de "Muerte
en la Tarde" tendríamos una "Muerte Hipócrita y a Escondidas".
Extraña forma, por parte de una autoridad pública, de llamar a la violación de
la ley y de las decisiones judiciales.
F.J.: ¿Qué
acciones legales tomó la Corporación Taurina de Bogotá ante la decisión del
gobierno distrital? ¿Cuáles son los argumentos jurídicos que ha defendido la
Corporación en los tribunales? ¿En que van los procesos?
F.N.: Se han tomado
las acciones previstas en la ley para cuando las autoridades públicas violan
las normas y desconocen los contratos. Buscamos que se amparen los derechos de
quienes contratan de buena fe y de las minorías, así como que se respete la
tradición y la cultura. Estamos a la espera de las decisiones judiciales, las
cuales - esperamos - se proferirán dentro de los términos legales.
F.J.:
Finalmente, ¿Existe alguna posibilidad de que las corridas planeadas para el
próximo año se lleven a cabo en los pueblos cercanos a Bogotá?
F.N.: Todavía no
hay un plan B, porque no podemos ser sometidos a un expolio y a un exilio de
nuestra ciudad. Vamos a luchar no porque se nos vuelva a dar el contrato sino
por garantizar que la Plaza de Toros sea reabierta por el respeto a la
libertad.
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