Por:
César Ramírez - VI semestre
Con motivo de los 23
años del asesinato de Luis Carlos Galán, abogado javeriano, me propuse realizar
una recopilación de varias entrevistas. Entre dichas entrevistas, pude obtener
la que le realizó Fernando González Pacheco, como también la realizada por
Alexandra Uribe Pachón. El resultado de este arduo proceso es la siguiente entrevista
simulada a Luis Carlos Galán.
César Ramírez: Doctor
Luis Carlos Galán, muchas gracias por su tiempo y por concedernos esta
entrevista.
Luis Carlos Galán:
Gracias a ustedes por la invitación.
C.R.: ¿Cuál cree usted
que es el mensaje más importante que le ha dejado al país?
L.C.G.: Al país le
enseñé que las transformaciones no se dan de la noche a la mañana, y que para
lograr cambios en la conciencia y en la forma de ver y entender el mundo,
debemos ser pacientes. No podemos
concebir los cambios nacionales, sin entender, que se derivan de procesos
individuales y sociales.
C.R.: ¿Fue difícil elegir
su profesión, la de abogado?
L.C.G.: Ha sido una de
las decisiones más importantes y difíciles de mi vida. Esta decisión la tomé relativamente pronto,
antes de terminar el bachillerato. Estaba convencido de que esto determinaría
las cosas más importantes de mi vida.
C.R.: ¿Si usted no se
hubiera decidido estudiar derecho, que hubiera estudiado?
L.C.G.: La duda la tuve
entre ser abogado para ser político, o ser médico para ser político.
C.R.: ¿Qué lo motivo a
ser abogado para ser político?
L.C.G.: Porque
considero que es una profesión que está más directamente ligada a la
organización social y conlleva inmensa incidencia social. El derecho tiene por oficio la interpretación de los
procesos sociales, de la organización
institucional. Su intervención es más profunda y eficaz.
C.R.: ¿Cuál es la experiencia
política que lo marcó en su vida?
L.C.G: En unas
manifestaciones en Landaruzi, Santander, dos campesinos se me acercaron. Uno de
ellos me hizo la siguiente afirmación: “Para los de la guerrilla somos delatores
del ejercito; para las fuerzas armadas somos delatores de la guerrilla y ambos
nos maltratan”. Dicho planteamiento fue muy impactante y me hizo caer en cuenta
de la encrucijada que viven miles de colombianos y la situación compleja en la
que se encuentran. En esa misma reunión, otro campesino me dijo: “Yo antes que
liberal soy colombiano, pero antes que colombiano, soy un ser humano”. Ese
campesino le puso sentido a lo que es la política. Estamos al servicio del ser
humano y eso es más profundo que un país o un partido político.
C.R.: Cuéntenos de la
influencia que tuvo la Universidad Javeriana en su vida.
L.C.G.: La Universidad
Javeriana tiene mucha influencia conservadora, o tenía, en mi época. Eso me
sirvió muchísimo. Yo entré en confrontación civilizada con mis condiscípulos y
así fue toda la carrera. A todos nos sirvió para moderar el sectarismo derivado
de los 60 y 70. Por la Javeriana han pasado muchos liberales. En la Javeriana
hay espacio para muchas formas de pensamiento e ideologías.
C.R.: ¿Por qué eligió
la Javeriana?
L.C.G.: En primer lugar,
me había presentado también en el Externado, y logré pasar en ambos exámenes,
muy bien en el Externado, apenas en la Javeriana. Había una pregunta en el examen de admisión
que demostraba la existencia del alma y yo me había formado en un colegio
laico. Llené como dos páginas de
argumentos y me pusieron 0 en filosofía. Había que escribir un silogismo. Eso
me hizo sentir desafiado. Mi compañero de pupitre era Rodrigo Lloreda Caicedo.
Nos enfrentamos sobre América latina y Estados Unidos, y eso formo una sana
competencia.
C.R.: ¿Cómo es el
espíritu javeriano?
L.C.G.: Yo creo que hay
ciertos valores propios de la javeriana. Es una universidad de clases medias
con muchas representaciones de las distintas regiones del país. De las pocas
donde hay estudiantes de todas las regiones y eso es una virtud enorme.
C.R.: ¿Cree que el país
tiene con qué salir adelante?
L.C.G.: Siempre lo creí
así, y estoy convencido de que lo logrará. En medio de la tormenta el país va a
salir adelante. Por una vía muy dolorosa, se transformara la conciencia de los
colombianos.
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