“La
columna vertebral del sistema tiene que
ser el metro”
Por: Juanita
Fonseca Duffo y Diego Feged Rivera
FORO
JAVERIANO: ¿Cuál es su percepción acerca de la movilidad en Bogotá en este
momento?
E.S.: El tema de la movilidad de
las ciudades se reduce al número de vehículos y a los kilómetros de vías. La
única manera de resolver el problema de la movilidad es disminuyendo el número
de vehículos o aumentando las vías por las cuales éstos circulan. En Bogotá no
se ha construido una vía nueva hace diez años, y los vehículos están aumentando
400.000 por año, lo cual es una locura. Ahí sobresale la necesidad de tener
sistemas de transporte masivo, y entre esos sistemas, el Transmilenio y los
trenes de cercanías. Sin embargo, la columna vertebral del sistema tiene que ser el metro: no hay
ninguna ciudad de América Latina del tamaño de Bogotá que no tenga ya un
sistema de transporte subterráneo como éste. No es que el metro vaya a transportar
todos los pasajeros, pero va a movilizar entre el 20 y el 27%; y es un metro
muy social, pues cubre toda la ciudad. Alrededor de ese metro, se debe
estructurar todo el sistema de transporte. Ya los buses no tendrían que ir
desde Soacha hasta Usaquén y recorrerse toda la ciudad, sino que se convierten
en alimentadores del metro, y el Transmilenio sería un sistema complementario. En
este momento, la gran discusión política que hay en Bogotá es si se hace o no
el metro como transporte masivo subterráneo. La discusión sobre el pico y placa
debe inscribirse dentro de este marco, porque con el pico y placa se puede
racionalizar el flujo de vehículos, pero el problema estructural solamente se
logra atacando que esta ciudad construya el metro.
F.J.: En
esa medida, ¿qué carácter tiene la medida actual del pico y placa?
E.S.: Yo la veo como una medida
absolutamente temporal y accidental, mientras la gente compra un carro con la
placa que necesita, que fue lo que pasó con la medida original de Pelañosa. Los
distribuidores de carros vendían carros de placas pares e impares según los
usuarios necesitaran. Entiendo que la medida a corto plazo ha funcionado, pero
a mí me parece que es irrelevante que el problema de la movilidad se reduzca a
eso. Es más, si no hay un metro que le
permita a la gente movilizarse con mayor facilidad, la ciudad no se va a
destapar.
F.J.:
¿Qué opina de quitar la medida de pico y placa para el año entrante, como lo
propone el alcalde Petro?
E.S.: Sería una medida
totalmente temeraria. Aquí no ha cambiado
nada, no han construido más calles. Bogotá se desarrolló por meridianos: la
primera gran avenida que tuvo fue la Caracas, después la 68, después la Boyacá,
después la NQS; y la avenida que se debía construir hacia futuro era la ALO,
que es un gran perímetro que le da la vuelta a la ciudad. Mientras que ésta no
se construya, el tráfico va a seguir predominando en las calles. Las medidas de
fondo no se están implementando. Petro pretende hacer unos tranvías que son
bonitos, que son paisaje, pero que sólo van a transportar de 25 a 30 mil
personas por día, cuando el metro transporta un millón. Con el metro, sumado a Transmilenio,
a los trenes para integrar a los municipios circundantes a Bogotá y a los buses
que se integren al sistema, se empezaría a ver una transformación en la
movilidad.
F.J.: ¿Se
debe invertir para mantener el legado que dejaron alcaldías anteriores, como la
de Peñalosa?
E.S.: El Transmilenio fue bueno para
las necesidades en ese momento, pero hoy en día es como tener costillas sin
tener columna vertebral; el metro es la columna y alrededor de éste se cuelgan
las costillas que son el Transmilenio y los alimentadores, entre otros. Además,
hay que repavimentar las vías que han
sufrido por el invierno, y empezar a construir más vías arterias. Más
Transmilenios no solucionarían el tema porque el nudo está en el centro de la
ciudad, es decir, en el área de la plaza de Bolívar y de la calle 26, por donde
tienen que pasar aproximadamente el 50% de los pasajeros de la ciudad, y no hay
sistema de Transmilenio que sea capaz de pasar a este número de pasajeros sin
crear una gran congestión.
F.J.:
¿Cree usted que los ciudadanos de Bogotá tienen la cultura ciudadana para
contribuir a que este nuevo sistema cumpla sus objetivos?
E.S.: Yo creo que el Transmilenio
nos cambió la mentalidad. La gente se sintió orgullosa de éste y, hasta ahora,
sigue funcionando. Sin embargo, a pesar de los cambios en la cultura, la gente
todavía tiene que buscar la forma de defenderse.
F.J.:
¿Qué proyección le ve a Bogotá a futuro?
E.S.: Si se sigue con esta
improvisación de parte de la Alcaldía, la ciudad va a colapsar. Si se hace lo
previsto con el metro, con un sistema de transporte integrado, podríamos llegar
a ser una ciudad con estándares modernos.
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