“A más de uno
que dice que la vida es breve, le parece el día demasiado largo.” Esta
impactante frase del poeta alemán Christian
Friedrich Hebbel que puede aplicársele a muchos abogados, jamás podrá ser
predicada respecto del homenajeado. Para esta edición tuve el honor de escribir
el perfil de aquel quien fue mi profesor, y hoy considero mi amigo, el Doctor
José Pablo Navas Prieto.
El Doctor Navas estudió en el Colegio San Bartolomé La Merced en la
ciudad de Bogotá, donde fue descubriendo, según nos contó, que las matemáticas
eran muy complicadas, los cadáveres muy impactantes, y que sus verdaderas
inclinaciones académicas eran la filosofía, la literatura y la historia. Fue
por esta razón que decidió estudiar derecho, así que contactó al Padre Giraldo,
hizo un excelente examen de admisión y entró a la promoción de Abogados
Javerianos que terminaría materias en 1960.
Cuando le preguntamos por su vida en la Javeriana inmediatamente apeló a
su memoria para empezar a disparar nombres de amigos de infancia entre los
cuales sonaron Carlos Álvarez Pereira, Ramón Eduardo Madriñán, Armando
Carbonell, José Ricardo Arana y Eduardo López. Navas describe su vida como
estudiante así: “…como un estudiante muy
consagrado… mucho estudio, excelentes profesores… y muy buenas fiestas.”
También recuerda que se hablaba siempre de política, y que él, junto con otros
pocos liberales eran minoría infinita puesto que había una mayoría aplastante
de estudiantes conservadores (quizá aquello último siga siendo igual en la
facultad, aun cuando sinceramente no entiendo qué los diferencia hoy en día). Por otro lado nos comentó que en esa época
había muy pocas mujeres estudiando Derecho en la Javeriana, (lo cual es tal vez
uno de los cambios más radicales de la facultad ya que ante la cantidad de
mujeres que estudian hoy Derecho nos toca a veces aguantarnos oír
conversaciones poco cómodas, no obstante educativas, en los cambios de clase).
Tal vez el año de carrera más recordado que tuvieron estos Abogados fue
segundo de carrera. Navas recuerda que hubo un reinado de belleza entre las
universidades y que la reina de ese año fue su compañera y amiga Martha Duque,
quien se casó después con Armando Carbonell. Además recuerda con orgullo que
fueron el primer curso de la Javeriana que protestó contra el Gobierno del
General Rojas Pinilla. Su profesor Diego Tovar Concha los incentivaba a opinar
y tenían reuniones con importantes políticos como el ex Presidente Belisario Betancur.
En una protesta “vino la policía y nos
agarraron a gases hasta que nos logramos escapar por las montañas para ir a las
casas” nos contó el Doctor Navas todavía entre risas.
Elaborando este perfil comprobamos el conocido apotegma de que las
amistades entre javerianos son para toda la vida, dos de sus amigos de carrera
lo han acompañado a través de toda su vida tanto en lo personal como en lo profesional
y académico, ya que los tres son profesores de la Facultad. Sobre el Doctor Carlos
Álvarez Pereira se acuerda que lo conoció incluso antes de entrar a la
Javeriana y que eran los organizadores del popular juego “guayabita” en el que
participaban todos sus compañeros, a veces dejando incluso lo de las onces.
Reconoce que era con él con quien tomaba un poco de trago en las fiestas, y
afirma que siempre fueron ambos unos estudiantes excelentes. Por otra parte
recuerda que el Doctor Ramón Eduardo Madriñán de la Torre era muy juicioso y no
le gustaba jugar guayabita, pero junto a él tiene una anécdota maravillosa “…Por aquel tiempo hubo un Carnaval en
Bogotá y yo llené una bota con ron y aguardiente, Madriñan tomó de esa bota y
al otro día me llamó a quejarse porque se enfermó, todavía me lo echa en cara
cuando me ve” relató el Doctor Navas. Hoy en día, además de ser amigos
están trabajando juntos como árbitros en un determinado caso.
Con respecto a sus clases y profesores reveló que su materia favorita era
Penal, tanto General como Especial, asignaturas que fueron dictadas por los
Doctores Jorge Enrique Gutiérrez y Bernardo Gaitán Mahecha, y que su profesor
favorito fue J.J Gómez, más conocido entre los egresados javerianos como “El
Sapo Gómez”.
Hablando de profesores nos contó las anécdotas que mejor recuerda como
estudiante “En segundo de derecho fui
alumno del Padre Wilches, un romanista 1.A. a quien en el examen final le
llevaban una botella de vino con galletas, como yo era Navas estaba como por la
mitad, y cuando entré ya él tenía la cabeza llena más de vino que de Derecho
Romano, me preguntó que yo qué era del General Navas Pardo (miembro de la junta
militar que remplazó al General Rojas Pinilla), y contesté –nada padre – si
hubiera sido algo lo hubiera rajado – replicó el profesor” Otra anécdota
hace referencia al profesor Uprimny quien en una clase de Derecho
Constitucional les dijo “Ustedes todavía
están a tiempo de irse a sembrar papas porque eso da más que el derecho”
Afortunadamente para los que hemos gozado de tener a varios de los miembros de
esa promoción como profesores ninguno le hizo caso.
Su carrera profesional empezó con el cargo de Juez Municipal de Madrid
Cundinamarca por un año, donde conocía sobre todo de casos penales, más
adelante trabajó en el Instituto de Crédito Territorial donde aprendió sobre
todo a manejar personal, luego en el INCORA con Enrique Peñaloza padre, y de
ahí pasó a la Procuraduría donde investigaba delitos muy especiales y
reafirmaba su pasión por el Derecho Penal. Cuando su carrera apuntaba al ámbito
de lo penal su vida profesional dio un giro de 180º gracias a su amigo Ramón
Madriñán que lo convenció de ir y trabajar un tiempo con él en la
Superintendencia Bancaria, “Decidí
ensayar y me fascinaron los seguros” relató el Doctor Navas. Luego trabajó
en el Servicio Jurídico Popular donde le prestaba un servicio a la gente pobre
y practicaba el derecho procesal. Después comenzó a trabajar en Colseguros,
donde permaneció 27 años y llegó a ser Vicepresidente Jurídico. Llegó a ser
también Vicepresidente de la Asociación Colombiana de Derecho de los Seguros
ACOLDESA, y finalmente decidió trabajar como consultor independiente que es a
lo que se dedica actualmente, además de ser árbitro de la lista A de la Cámara
de Comercio de Bogotá.
Este brillante abogado empezó a dictar clases en el posgrado de Seguros en
la Javeriana desde el año 1981, y en pregrado de la misma facultad desde el
2006; haciendo cuentas junto a él estimamos que ha tenido alrededor de 1000
alumnos. 1000 alumnos que lo admiran, pero que sobre todo, lo quieren, como
dice él “Tengo la fortuna de llegarle a
los alumnos, no me limito a dar la clase e irme, me quedo hablando con ellos,
creo tener una excelente relación con mis alumnos” (Después de haber sido
su alumno puedo dar fe de cada una de sus palabras). Para este Abogado
Javeriano lo mejor es dictar clases en su hogar, “Lo mejor que tiene la Javeriana es su gente, alguna vez dicté clases
en otras universidades y fue terrible, acá me siento en casa” afirmó Navas.
Con respecto a
sus pasatiempos nos comentó que cuando era joven le encantaba jugar fútbol y su
posición era “alero izquierdo”, también practicaba el hockey y por eso siempre
fue un excelente patinador, ahora le gusta escuchar música (sobre todo
clásica), leer e ir al gimnasio.
La relación con
Carlos Ignacio Jaramillo en el campo de los Seguros era una pregunta que no
podía faltar, nos cuenta que cuando él estaba en Colseguros Jaramillo estaba
empezando en Seguros Tequendama y que lo llamaba cada tercer día muy
ceremoniosamente a pedirle consejos jurídicos, “Terminamos volviéndonos buenos amigos, él es una mente brillante en
todo sentido… llegó a saber mucho más que yo” anota humildemente el Doctor
Navas.
Nos contó que lo
único que ha querido hacer, que no ha hecho todavía, es escribir un libro sobre
el contrato de seguros con base en las anécdotas de su paso por Colseguros,
sobre las vivencias de la gente que no entendía las cláusulas, algo así como
una guía a los tomadores y asegurados más amigable, pero sin salirse nunca del
marco jurídico.
Finalmente le
pedimos un consejo para sus alumnos y respondió: “Que tengan siempre carácter, rectitud, y honradez, piérdanle el miedo
a la vida” e hizo alusión a una frase de su profesor Hernando Tapias que
decía “El problema de los abogados es que
no leen, y los que leen no entienden” para darnos a entender que debemos preocuparnos
siempre por leer y entender.
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