sábado, 17 de marzo de 2012

Desarme, una medida arcaica


Desarme

Una medida arcaica
Foto: Andrés Flórez

Por: Camilo de Guzmán
Economista, Abogado, VP de Innovación en 2WAY, Excandidato a la Cámara de Representantes por Bogotá, (twitter: @camilodeguzman)

La principal falencia de la medida que busca promover el desarme, adoptada por la Alcaldía y la Policía a comienzos de este año es que no soluciona el problema de raíz, que es la criminalidad. La gran mayoría de los crímenes se cometen con armas ilegales; es decir, su porte ya está prohibido. Efectivamente, el Alcalde Petro sólo extiende la prohibición al porte de muy pocas armas que ya están registradas y que además cuentan con permisos oficiales. Por eso creo que el impacto será más mediático que real. Además de eso, la medida poco tiene de progresista; primero, porque es medieval; y segundo, porque al acobijar a toda la sociedad en lugar de enfocarse en los criminales es coercitiva y restringe la libertad.

Creo que más que dar un resultado positivo para la ciudad en términos de reducir la criminalidad, la medida será positiva por el mensaje cultural que envía a la sociedad. Si bien defiendo la libertad individual, considero que en los estados democráticos del Siglo XXI no hay espacio para una ciudadanía armada, y menos en un país que aún está estancado en un círculo vicioso de violencia y venganza. El monopolio de las armas se lo otorgamos a la fuerza pública para que defienda el estado de derecho. La sociedad no puede seguir tolerando a quienes buscan imponer cambios por vías de hecho violentas. Prohibir el porte de armas envía un mensaje claro: "acá no mandan las armas sino la ley."

No existe una solución integral a la criminalidad. Es un problema que se debe atacar desde varios frentes de acción. En primer lugar, es importante fortalecer a la justicia y modificar el código de policía para poder judicializar a tantos atracadores que hoy quedan sueltos tras ser capturados. Hoy tratamos muchos crímenes violentos como si fueran simples travesuras pero quien realiza un atraco armado o roba un celular con un cuchillo es un asesino en potencia y debe estar en la cárcel. En segundo lugar, debemos apostarle a la seguridad inteligente y no a la seguridad represiva. Invirtiendo en sistemas modernos de alumbrado, más cámaras, equipos de análisis biométrico y radares acústicos para detectar disparos podemos atacar al crimen con mayor eficiencia y un menor impacto sobre la libertad ciudadana. Nuestro lema es Libertad y Orden, ¡en ese orden! En tercer lugar, debemos invertir en la generación de más oportunidades legítimas sin descuidar la seguridad; oportunidades para los que las quieren, mano dura para quienes escogen el camino del crimen y la violencia. Eso sí sería progresista.

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