sábado, 4 de marzo de 2017

Sobre la tauromaquia 

Los toros en Bogotá: un legado histórico más allá de la coyuntura actual 





FORO JAVERIANO trae a sus lectores un breve recorrido histórico sobre esta manifestación cultural para unos, y tortura para otros, en la ciudad de Bogotá.   

Por: María Paulina Santacruz  

Durante las últimas semanas, con la reapertura de la Santamaría, se ha revivido el debate sobre las corridas de toros en Bogotá. Los medios se han encargado de reportar todos los detalles de la acalorada discusión y la controversia sobre la tauromaquia se ha hecho presente en toda suerte de escenarios: desde la que tiene lugar en la Corte Constitucional, hasta las violentas manifestaciones que rondaron la Plaza durante la primera jornada de la temporada taurina 2017. FORO JAVERIANO recuenta algunos de los hechos determinantes que caracterizaron esta polémica tradición en la ciudad.  

Los primeros festejos taurinos llegaron a la ciudad de Santa Fe en el siglo XVI. Consistían en espectáculos que tenían lugar en las plazas públicas de la ciudad, con motivo de la celebración de acontecimientos importantes de la época.  

Durante la época republicana, muchos de los más significativos eventos eran festejados con una misa, claro está, y con tardes de corridasEl 29 de julio de 1810 tuvo lugar una gran corrida de toros dedicada a los hechos sucedidos el 20 de julio. Nuevamente, el día en que Antonio Nariño fue electo como el primer Presidente Republicano, aparecieron los toros como protagonistas de la celebraciónAsimismo tuvo lugar un festejo taurino en enero de 1814, día en el cual Simón Bolívar asumió el liderazgo del ejército patriota. 

Posteriormente, durante la presencia de Pablo Morillo en la ciudad, dichos festejos se vieron reducidos sustancialmente. A pesar de ello, con el triunfo de la batalla de Boyacá, volvió la fiebre taurina a la ciudad de Bogotá, y lo hicieron cada vez con más fuerza, incluso con el beneplácito de la Iglesia. Sin embargo, estas corridas estaban lejos de ser como las que se presenciaron casi un siglo después, ya que se organizaban en las plazas públicas de los barrios y tenían lugar en las calles de la capital. No había en ese entonces una plaza de toros propiamente dicha 

La construcción de la primera plaza de toros circular en Bogotá, estuvo a cargo del italiano Pietro Cantini. Se trataba de “La Bomba” y quedaba ubicada en la calle 10 con carrera 15. Una plaza con gradas en madera, construida en 1890, que comenzó a atraer algunos toreros españoles a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Con ella, proliferaron cerca de 19 plazas en los diferentes barrios de la ciudad, un número significativo teniendo en cuenta la extensión y el número de habitantes bogotanos de la época.  

La primera ganadería de casta española en la sabana de Bogotá – Mondoñedo – fue fundada por  la familia Sanz de Santamaría en la década de los 20 y fue el propio Ignacio Sanz de Santamaríael principal promotor de la construcción de la Plaza de Toros bautizada en su nombre 

La Santamaría, imponente plaza con capacidad para 18.000 espectadores, ícono de nuestra ciudad y declarada Monumento Nacional en septiembre de 1984, fue terminada hace 86 años -en febrero de 1931-Su construcción costó 860.000 pesos, una fortuna para la época, y estuvo a cargo de los ingenieros Adonaí Martínez y Eduardo Lazcano. La fachada fue obra posterior del arquitecto español Santiago de la Mora. Sus tribunas presenciaron actuaciones como la de la rejoneadora Conchita Cintrón, y figuras del toreo a pie como Domingo Ortega, Manolete, Antonio Ordoñez y Luis Miguel Dominguín. César Rincón, el torero más importante que ha dado Colombia, tomó su alternativa en la arena de la Santamaría en 1982.  

Por su parte, el legendario barrio La Macarena se desarrolló entorno a la Santamaría y todavía se respira en su atmósfera ese aire de fiesta brava que ha caracterizado sus calles desde sus inicios. Es precisamente por su cercanía a la Plaza, que el barrio recibió el nombre de La Macarena, quien es la virgen de los toreros.  

Así pues, la tradicional presencia de la tauromaquia en la ciudad de Bogotá es innegable. Independientemente de las decisiones que se vendrán sobre su permanencia en el país y de la postura que se tome en relación con las corridas de toros, es indiscutible que las mismas han hecho parte de nuestra cultura santafereñaDejarán un legado que algunos verán con admiración, otros con desconcierto, pero que definitivamente quedará marcado en la memoria histórica de la sociedad bogotana 


















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