miércoles, 18 de septiembre de 2013

Un abogado al mejor estilo del Rock n’ Roll




Además de haber introducido las SAS a nuestro país, Francisco Reyes Villamizar es un baterista a ultranza, cuyas pasiones son el Rock n’ Roll, el arte y las humanidades. Dedica su tiempo a escribir para la Academia, además de cantar y tocar su batería. Su orgullo más grande: Felipe, su hijo de seis años. Esta es la historia de Francisco Reyes, la persona detrás del gran abogado y catedrático.

“Be on time. If you cannot be on time, be early.”

Por: Ana María Herrera, Daniel Londoño y Luz Juanita Valencia

Nacido en Bogotá en 1963, Francisco Reyes desde muy niño descubrió su gusto y talento por la música. Estudió en el Gimnasio Moderno, donde perteneció en primer lugar a la Banda de Guerra, para luego empezar a reunirse con amigos para conformar bandas de rock. Nos contó lo problemático que era para esa época conseguir una batería, puesto que en ese entonces Colombia era un país bastante atrasado, donde lo que se conseguía en materia de instrumentos eran tiples y bandolas. Resalta la gran influencia que ejerció su colegio en materia musical, aunque sus años en el colegio no hayan sido tan memorables como otras etapas de su vida; lo que no debe extrañarlos en vista de que sus más grandes logros estaban aún por venir.  
Su pasión más grande es el Rock n’ Roll, género musical del cual ha podido ser parte gracias a su talento tocando la batería, el piano y cantando (talento del que tuvimos privilegio de ser testigos). Ha estado en varias bandas con las cuales ha podido tocar en grandes conciertos. Cuenta que la mayoría de bandas a las que ha pertenecido han tenido el nombre de sociedades, pero asegura que a ninguna de ellas ha sido él quien le haya puesto el nombre y que, por el contrario, éstos han sido pura coincidencia. Estuvo, por ejemplo, en Compañía Ilimitada, que fue una de las primeras bandas de Rock en Colombia; tiempo después pudo estar en Sociedad Anónima, creada por un disidente de Compañía Ilimitada. Se siente orgulloso de su vocación, la que nació a partir del gusto que profesaba su familia hacia la música. Hoy en día cuenta con un estudio de grabación en su casa que le permite dedicar tiempo a una de las cosas que más disfruta: producir y grabar canciones.

Bajo la influencia de su padre, Hernando Reyes Duarte, quien era abogado de profesión, pero que dedicó su vida a la diplomacia, a la escritura, al periodismo y a la política, Francisco decidió estudiar Derecho en la Javeriana. Cuenta que vivía en una atmósfera llena de libros, en primer lugar por su padre y en segundo lugar por su hermana Yolanda, quien actualmente es una famosa escritora de literatura infantil. Es así como en su vida familiar se le rendía culto a la literatura, a las palabras, a los libros, y fue de esta manera como su atención se fue centrando en el Derecho, donde por supuesto se participa y se aprende de este mundo literario. Jamás ha considerado que ejercer el derecho y ser músico a la vez sean actividades incompatibles, al contrario, afirma enfáticamente la conexión directa entre su trabajo académico y su faceta artística, ya que ambas requieren de una característica esencial y especial: la creatividad.

Tras un año de haber iniciado sus estudios en Derecho, se le presentó la oportunidad de viajar a Lisboa a estudiar. Aquí, decidió cambiar esta disciplina por una clase de lengua y cultura portuguesa, en la que tuvo un gran contacto con las artes plásticas, la arquitectura, la literatura, la historia de Portugal y, por supuesto, el portugués, idioma que ha tratado de mantener presente todos estos años. Incluso, su último libro publicado es en portugués “Direito Societário Americano- Estudo Comparativo”, en el que se encarga de hacer un estudio comparado entre el sistema societario norteamericano y el sistema societario brasilero. Fue durante sus estudios en la Universidad de Lisboa donde vivió la experiencia académica más importante de su vida, pues fue allá donde pudo tener contacto con el mundo intelectual y con el mundo europeo, sobre todo por encontrarse en un país que acababa de salir de una dictadura y estaba entrando a un régimen democrático; experiencia que le permitió comprender el valor de la interdisciplinariedad como presupuesto para actuar y desenvolverse en un sinnúmero de ámbitos.

Después de su experiencia en Lisboa, regresó a Bogotá y se graduó como Abogado Javeriano. Tiempo después, llegó a la Superintendencia de Sociedades, trabajo que admite haber aceptado sin ninguna motivación y, en parte, contra su voluntad, ya que para ese entonces estaba dedicado al periodismo, a la escritura y a su música. Nunca le había parecido interesante el tema de derecho societario ni el derecho comercial, esto a pesar de que su profesor de sociedades había sido el Dr. Luis Carlos Neira, a quien quiere y respeta profundamente, pues creía que su futuro se enmarcaría en la misma línea de su padre. Sin embargo, aún estaban por ocurrir una serie de eventos en su vida que determinarían  y forjarían su camino hacia el reconocido abogado que es hoy en día.

Lo anterior, nos lo cuenta como una anécdota, la cual  recuerda como irresponsable pero muy afortunada, cuando en 1992, tras ser merecedor de un beca, decidió irse a Estados Unidos a realizar una maestría en Administración Pública en la Universidad de Miami, maestría en la cual su permanencia fue de tan sólo un día, pues le bastó asistir a una clase para tomar la determinación de mover cielo y tierra para lograr su transferencia a la Facultad de Derecho. A pesar de los obstáculos y problemas, siendo subestimado por ser colombiano, dicha facultad aceptó recibirlo y logró sacar adelante su maestría en leyes. Fue durante este tiempo que se dedicó de fondo, admite que de una manera obsesiva, al estudio de los temas de Sociedades y Derecho Comparado; preparación que más adelante le permitiría ocupar el cargo de Superintendente de Sociedades.

Lo que no sabía era que su paso por la Universidad de Miami le abriría un gran camino gracias al director del programa de derecho: Keith Rossen[1], quien en 2002 decidió enviarle un FAX, el cual, en definitiva, cambió su vida. Lo que el comunicado buscaba era que el Dr. Reyes se fuera a la Universidad de Louissiana como profesor de tiempo completo, pues el Dr. Rossen lo consideraba como uno de los académicos más destacados de Latinoamérica, y que por sus extensas facultades y conocimientos era digno de asumir la responsabilidad de dictar cátedras en Los Estados Unidos. Ante este ofrecimiento y las dificultades que implicaba aceptarlo, decidió negociar las condiciones, de manera que le permitieran aceptar el puesto como profesor visitante de la Universidad de Louissiana y no como profesor de tiempo completo. Fue de esta manera como el mundo de la academia se abrió ante sus ojos, teniendo la posibilidad más delante y hasta el día de hoy, de ser profesor invitado en universidades de Holanda, Suiza, Angola, Argentina, México, Brasil y, por supuesto, Estado Unidos.  

Tratándose de Francisco Reyes, es imposible entablar una conversación con él sin que surja el interés por conocer de primera mano la historia detrás de las Sociedades por Acciones Simplificadas, más conocidas por su sigla SAS. La introducción de éstas, cuenta Reyes, se dio por “culpa” de Tito Livio Caldas, fundador de Legis, quien le pidió que redactara una ley que introdujera un tipo societario nuevo que se ajustara a las exigencias de las compañías cerradas y las sociedades de familia; petición a la que en un principio el Dr. Reyes no accedió. Después de una larga insistencia, Caldas logró convencer a Reyes de embarcarse en este nuevo proyecto, por lo que de inmediato solicitó la bibliografía necesaria y empezó a escribir con su puño y letra el articulado de la ley. Confiesa que el nombre de  “Sociedades por Acciones Simplificadas” viene de Francia, pero que la estructura de dicha sociedad es Angloamericana. Este proyecto de ley se presentó en el Congreso de la República, siendo exitosamente aprobado. Sin embargo, producto de un descuido, quedó en la Gaceta del Congreso el nombre de Francisco Reyes Villamizar como redactor del proyecto, quien, sin darse por enterado, al parecer había obtenido la calidad de congresista durante el trámite de la ley; descuido que deja como legado, la mente brillante detrás de las SAS. 

Su experiencia significativa más reciente fue en la UNCITRAL (Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional). Aquí, con ayuda de un amigo norteamericano cercano al Departamento de Estado, y después de algunas desilusiones, específicamente en la Asamblea General de la OEA, logró que la figura colombiana de las SAS llegara a la Asamblea General de las Naciones Unidas y que se sometiera a votación la integración de un comité para configurar una ley internacional de Sociedades por Acciones Simplificadas mundial. Este logro, no sólo tiene un gran significado personal, sino también, considera, es el éxito más importante para Colombia en  materia de Derecho Comercial Internacional.

Hoy, además de ejercer como abogado, se dedica a hacer grandes contribuciones a la literatura y doctrina jurídica con nuevos libros y con la actualización de otros, así como a preparar y dictar clases. Tiene una biblioteca donde, entre esculturas, guarda grandes folders con infinita cantidad de recuerdos: desde el FAX que le abrió las puertas a ser un académico de talla internacional, hasta recortes de periódicos; folders, que relatan la vida de este reconocido abogado rockanrolero y la gran persona que es Francisco Reyes Villamizar.

A Francisco Reyes nuestro más sincero respeto y admiración.









[1] Profesor de derecho graduado de la Universidad de Yale en 1963.

No hay comentarios:

Publicar un comentario