viernes, 8 de junio de 2018

70 AÑOS DEL BOGOTAZO


El bogotazo ha sido uno de los acontecimientos históricos más importantes en la historia de Colombia. Este trágico suceso se desató por el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, causando un sinfín de muertes en Bogotá y por todo el país. Sin embargo, los hechos ocurridos aquel 9 de abril de 1948, son los más representativos de la denominada “época de la violencia”, ocurrida entre 1946 y 1958.  

Autora: Angie Sorey Picón Torres.  



principios del siglo XX, los partidos políticos tradicionales en Colombia eran el Liberalismo y el Conservatismo. El primero fue fundado por José Ezequiel Rojas el 16 de julio de 1848, mediante el artículo conocido como “la razón de mi voto”, en el cual Rojas explicaba porque él y sus seguidores votarían por el General José Hilario López en la elección presidencial de 1849. En dicho artículo se fijaron los principios que servirían de base para el partidoEl segundo se constituyó en 1849, mediante la expedición de un documento conocido como el “programa conservador”, elaborado por Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro. 

Con la creación de ambos partidos se inicia una pugna por el poder y el dominio del aparato estatal, promovida por los máximos dirigentes, utilizando a quienes simpatizaban con sus ideas y quienes estaban dispuestos a defender”, hasta con su propia sangre, la ideología y fundamentos de los mismos. A esto se le suma la intervención de la iglesia católica a favor del partido conservador, dotando de justificación moral y religiosa su discurso antiliberal y anticomunista.  
La confrontación política bipartidista favoreció la conformación  de agrupaciones armadas. Por un lado, se encontraban los “chulavitas y “los pájarosquienes se encontraban al servicio del Gobierno Conservador y, por el otro, las guerrillas y las autodefensas liberales. La confrontación armada dejó como saldo -de acuerdo al informe de Basta Ya en colaboración el analista Paul Oquist- 193.017 personas muertas entre 1948 y 1966. Los Departamentos más afectados fueron el Caldas (24,6%), Tolima (17,2%), Antioquia (14,5%), Norte de Santander (11,6%), Santander (10,7%) y Valle del Cauca (7,3%). La violencia también generó el desplazamiento forzado de más de dos millones de personas. 

Este periodo de violencia alcanzo su más alto nivel con el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. Gaitán fue un reconocido jurista graduado de la Universidad Nacional, catedrático de su alma mater y de la Universidad Libre de derecho penal. Se desempeñó como congresista donde realizo un debate de control político sobre la masacre de las bananeras; fue designado alcalde de Bogotá. En 1933 Gaitán junto con otros políticos del partido liberal, fundaron la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), cuyo objetivo era realizar oposición al gobierno del liberal Enrique Olaya Herrera, en atención a que sus políticas de transformación social no producían los efectos deseados. Esto convirtió a Gaitán en uno de los líderes políticos de izquierda más importantes del país. 

En 1946 Gaitán se enfrentó al oficialismo liberal representado por Gabriel Turbay, en la elección presidencial de ese año. Debido al fraccionamiento del partido liberal, el conservador Mariano Ospina Pérez ganó las elecciones presidenciales, y Gaitán ocupó el tercer lugar. El partido conservador recuperaba el poder luego de  16 años.  

La violencia contra los liberales se recrudeció con la llegada de los conservadores a la presidencia, razón por la cual Gaitán, rompió lazos con el gobierno de Ospina Pérez. Laureano Gómez, quien había renunciado a su candidatura a la presidencia de 1946, a sabiendas de que si él era candidato el partido liberal se hubiese unificado, pidió la exclusión de Gaitán de la primera conferencia de la Organización de Estados Americanos, la cual se realizó en el mes de abril, en la ciudad de Bogotá.  
El día de su asesinato, Jorge Eliecer Gaitán había logrado una de sus mayores victorias como penalista, al conseguir la absolución del teniente Jesús Cortés. Hacia la 1:00pm, cuando salía de su oficina, ubicada en la carrera séptima, en pleno centro de Bogotá, un hombre llamado Juan Roa Sierra disparó en varias ocasiones contra el caudillo, causándole posteriormente la muerte. 
Roa Sierra fue capturado por agentes de la policía, y llevado a una droguería. La multitud de seguidores de Gaitán le empezó a reclamar a las autoridades la entrega de Roa. Al ver que estaban derrumbando la reja del establecimiento, le entregaron al presunto asesino a la turba, quienes golpearon, ultrajaron y arrastraron hasta las escaleras del Capitolio Nacional, donde falleció a causa de las lesiones sufridas. 

¡A la carga! ¡Contra la oligarquía! ¡Por la restauración moral de la República!” Jorge Eliecer Gaitán.  

Javeriano de principio a fin

Auténtico defensor de los derechos humanos 

FORO JAVERIANO dedica su perfil al doctor Juan Felipe García, abogado intachable y notable académico, quien se ha ganado el reconocimiento y cariño de sus estudiantes a los largo de toda una labor universitaria.  
Autora: Daniela Arenas G.  



Juan Felipe García es egresado de un colegio jesuita en Manizales. En los dos últimos años empieza una formación de retiros espirituales ignacianos que pretendían incentivar una reflexión sobre la vocación de sus estudiantes. El silencio y la técnica espiritual de meditación actuaban como herramientas estimulantes de conexión con el mundo y el propio ser y, en ese sentido, se afianza una relación entre lo que se hace con la vida y el entorno que lo rodea. En ese momento articula su vocación a partir de la preocupación sobre lo justo y la sensibilidad con el mundo que compartía con sus padres. Primero piensa en estudiar administración de empresas, pero abandona esa idea tan pronto establece la posibilidad de venir a Bogotá y estudiar derecho continuando con la formación jesuita en la Javeriana. 

Se vienen con él otros dos amigos: “nos trajimos ‘la barrita’ acá, un ambiente rico”. Y acá ya arman un grupo más grande, gente de la provincia y dos rolos: “ fue una javerianidad que armamos ahí”. Llega a la universidad con una expectativa muy alta de que el derecho era igual a justicia y, hoy por hoy, refuerza esa idea de que la carrera tiene la capacidad de equilibrar las relaciones sociales. Durante la carrera empieza a perder el gusto por el ejercicio mnemotécnico de las normas, pues, en la monotonía, parecía esa ser la única preocupación que se tenía. De manera que, para ampliar y satisfacer sus otras inquietudes, se abre paso en el mundo de la filosofía y hace lo que para la época podría decirse un doble programa. Es ahí donde encuentra uno de sus profesores más queridos, Diego Pineda, quien se convierte un guía en su desarrollo profesional y personal. La maravilla filosófica le procuró un tiempo de distanciamiento frente al derecho, la posibilidad de verlo desde lejos y sanar el vínculo; así como un espacio para fortalecer las competencias de lectura metódicas que lo ponían en un nivel diferente. Como estudiante siempre fue juicioso, primera fila, uno de los cinco mejores promedios: un nerd amante de los libros. Entre los profesores que más recuerda están: José Armando Bonivento en Civil, Javier Bonivento, Carlos Álvarez Pereira fundador de la Escuela de Derecho Laboral, Gaitán Mahecha en Penal, Diego Pineda y Jaime Rubio en Filosofía.   

De las cosas que más le gusta hacer es leer. Totalmente atrapado por Gabriel García Márquez, gran lector de su obra y de su vida. También menciona el gusto por Leonardo Padura , Juan Gabriel Vázquez, el dominicano Junot Díaz, Kafka y Faulkner. Gran amante de las ‘conversaciones largas’, a las que señala como un evento especial con amigos. Asegura que conversar es conocerse, enfrentarse, pensar lo que el otro está diciendo, encontrarse después y retomar las ideas. En el plan no le puede faltar ni un buen vino o café. El amor y la música son otros de sus grandes placeres, entre los cuales parece delirar por Charly García.  

Por otro lado, cuenta que el actual decano, Julio Andrés Sampedro, llegó a finales de los 90’s -época de crisis en las prisiones- con todo un tema sobre la victimología, ligada a entender que los presos en las en esas condiciones de hacinamiento también eran víctimas de un sistema que finalmente les quita más que el derecho a la libertad. Con todo esto, y su fascinación por el derecho penal, entra a formar parte del ‘Voluntariado penitenciario’ que lo lleva a frecuentar la cárcel La Modelo. Afirma con gran conmoción, “para mí esto fue un momento de ruptura, era algo que yo estaba pidiendo. El abogado tiene que salir del edificio y tener contacto con la realidad. Cuando tu te acercas a otro que está en una situación de precariedad y te conectas con esa persona, inmediatamente lo que te devuelve es una conciencia de tu humanidad y privilegios. Continuó por esta misma línea en los consultorios jurídicos y su trabajo de grado premiado con tesis meritoria, acerca de la historia de la prisión en Colombia. Cabe mencionar la inspiradora labor que tuvo el doctor Gaitán Mahecha en todo su proceso de formaciónRecuerda con cariño que su clase era una clase de principio del Derecho Penal, en donde todo arrancaba por la libertad y la presunción de inocencia; y dice con esa característica reiteración en su hablar: Eso a mi me pareció fascinante, eso lo aprende uno con el maestro, la forma en la que a uno se lo transmite me pareció el postulado del liberalismo más hermoso. Eso a mi, a mi me cautivó, me cautivó”.  

A lo largo de su vida siempre ha tenido una relación muy estrecha con la academiaSer profesor fue su primer trabajo y ha sido una ocupación que no ha parado de ejercer. Las primeras clases que dictó fueron Historia de la prisión, un seminario electivo; Teoría del derecho; y el capítulo sobre la pena que el doctor Gaitán le dejaba enseñar en su clase Derecho Penal, a modo de incentivo en su proceso de formación. Articulando su gusto por conectar distintas disciplinas crea una clase (electiva) de Psicoanálisis y derecho, donde la idea es generar reflexiones personales, del papel profesional y la práctica del derecho. Aunque con tristeza tuvo que abandonar la asignatura, quedaron estudiantes suyos a cargo. García es, además, el director de la Clínica jurídica de la Javeriana, proyecto que nace del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, una obra de la Compañía de Jesús,  que busca plantear soluciones a la fragmentación del tejido social por causa de las guerras en este territorio. La Clínica está compuesta por un grupo variado de profesores y alumnos que trabajan unos casos con un alto grado de complejidad. Después de diez años continúa dedicando su labor en el famoso caso de la hacienda Las Pavas. A partir de ahí toda esta labor, dice haber tenido una reconexión muy onda con el litigio, pues lo maravilla la capacidad que tiene el derecho de ayudar a la gente en cualquier condición que esté, de darle una voz de aliento porque se tiene el conocimiento y el lenguaje adecuado para poder actuar en su defensa.  Finalmente, hay que mencionar que también será uno de los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Sin dudatodas estas situaciones le han significado un gran compromiso y aún quedan otros muchos por venirPara sus alumnos es innegable la energía tan brutal que le entrega a sus clases, las ganas y el amor con que transmite el conocimiento, sin dejar nunca de recalcar los principios éticos con los que debe ejercerse la profesión. Él no sólo quiere educar abogados, sino personas íntegras, capaces de mirar siempre a los ojos. 

Destacando la labor Javeriana, García recuerda que en primer semestre tuvo una clase con el doctor Carlos Ignacio Jaramillo y dice haber entendido con él que la gran virtud que nos hace la mejor universidad es que somos multicolor, en todos los sentidos. Aún cuando en muchos sectores la Javeriana tenga la imagen de ser tradicionalista por venir de jesuitas, la universidad siempre ha hecho mucha conciencia de que lo que nos fortalece es el pluralismo: un lugar donde quepamos todos, donde hay un espectro amplio de pensamiento. Nuestra tradición es que acá cabemos todos y defendemos esoSegún él, la diferencia que hacen los abogados javerianos es que tienen una formación de liderazgo, son policromáticos porque “nosotros podemos estar en cualquier conversación, nuestra educación permite eso. Si estamos en un escenario donde la cosa se pone sociológica, tenemos qué decir. Si nos ponen en un escenario donde la discusión se torna económica, nosotros tenemos qué decir. Porque nuestra formación se ha encargado de aportarnos distintas herramientas, métodos y colores”. Asimismo, esta virtud viene acompañada por un saber escuchar. ¡Donde quiera que vaya un javeriano siempre da un paso al frente  

En FORO JAVERIANO queremos extender nuestro agradecimiento al doctor García por la labor que lleva realizando con pasión y dedicación por mucho tiempo como profesor de planta en la facultad. Invitamos a todos los estudiantes de la carrera a que lo consideren una fuente valiosa de experiencias y aprendizajes