“A los redactores del contrato de
consumo.
Gracias por todo, gracias por tanto”
Muggle de Libia
Por:
Laura Aristizábal Borrero
Leerá su horario de
primer semestre y pensará que Fernando Barón va a ser su profesor o, si cuenta
con mejor suerte, le escuchará decir a su papá o a su mamá, también abogados
javerianos, que Gabriel Giraldo y Manuel Briceño eran sus amigos entrañables.
Lo anterior, únicamente si no tiene el gusto de empezar semestre emocionado por
conocer al famosísimo profesor “Personal”: éste sí que es reconocido en toda la
universidad. Le temblará la ceja al querer referirse al Giraldo como “nuestro
edificio” y a “Básicas” como “el Bronx”. Pero tranquilo, con el tiempo
entenderá que el 67 es su verdadero hogar.
Estará tan
acostumbrado a ser el consentido del campus que peleará si le toca ver clase en
un edificio que huela a formol, y entre sus compañeros oirá comentarios del
tipo: “la única forma de llegar de básicas al Barón es en taxi”. Si logra
acostumbrarse a lo anterior, empezará a asumir también que tener clase de siete
significa, por defecto, tener clase, por temprano, a las siete y media, y que
“la nocturna” empieza con clases a las dos de la tarde.
Algún día tendrá
claro el significado de “hacer paraíso en clase” y será capaz de sentarse toda
una tarde a contar los chistes de Carlos Darío Barrera, si es que no se sienta
con sus amigos a tipificar un contrato inexistente al mejor estilo del “chiste
jurídico”. Seguramente, y usted no será la excepción, en sus apuntes copiará
“El Dr. Piensa que…” o “al Dr. le parece que..”, y con el mayor orgullo le
pasará esos apuntes a sus descendientes académicos. Como alguien escribió
alguna vez en estas páginas, en su facultad nunca nada será vox populi, todo será vox doctoris, y pronto descubrirá que la
piedra filosofal existe y que la guardan en algún lado en esta facultad.
Con total seguridad,
en estos 5 años, en alguno de los semestres temerá ser asesinado con un botón
volador perteneciente al vestido de algún profesor y será testigo de las
distintas tendencias de moda que van desde cómo marcar las camisas al mejor
estilo jardín infantil: con sólo las iniciales, nombre completo, en la manga,
en el bolsillo…
No se preocupe, a la
hora de la verdad, amenazará con retirarse de la carrera más veces de las que
será citado a consultorio jurídico y el número de procesos que llevará será
directamente proporcional a todo lo demás que tenga por hacer. Los profesores
serán tan cumplidos para subir las notas al sistema como usted para subir el
informe mensual de consultorio, y cuando esté estresado y con afán, alguien le
recordará que la prisa es plebeya.
Se sentirá como un
desplazado cuando la cafetería del Giraldo esté llena o cerrada, hará aproximadamente
ocho horas de fila al semestre en frente de la ventanilla de Henry, se sentirá
millonario cuando almuerce en el Noveno y se volverá experto en aplicar la
filosofía de “igual pregunte que el NO ya lo tiene”. Se acostumbrará a tener un
curso con su respectivo representante, y con el tiempo, preferirá pagar los 50
pesos de más por fotocopia a cambio de no pasar el túnel. Le sonará normal
cuando le hablen de la excursión, de las serenatas y de la fiesta, y someterá a
toda la universidad a participar de sus rifas, juegos y espectáculos. Recuerde,
en clase no hay preguntas brutas sino brutas que preguntan, no vaya a ser que
en un preparatorio cuando el profesor lo esté guiando a responder “el tenedor”
(de tenencia) y le pregunte que con qué se come el arroz, usted le conteste que
con salchichón.
Su peor pesadilla
serán los requisitos de grado y se dará cuenta, al terminar décimo semestre,
que aún le falta casi la mitad de la carrera. Tendrá algún amigo que siempre
pasó todo sin estudiar y también tendrá uno que siempre estudió todo sin pasar.
Junto con los preparatorios y la tesis, “el sistema” y “el reglamento” no lo
dejarán dormir en paz y siempre conocerá a alguien que le demostrará que
cualquier materia se puede “terceriar”.
El enano capado, la
vida humana objetivada y el fea37 bad45 harán inolvidables sus clases vistas en
esta facultad mientras que los brownies a precio de lesión enorme y los
calentados le recordarán esos agradables “huecos” que pasó sentado frente a las
mismas personas durante los últimos cinco años, los cuales, contra todo
pronóstico, pasaron volando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario