domingo, 17 de marzo de 2013

Oráculo del futuro abogado Javeriano




“A los redactores del contrato de consumo.
Gracias por todo, gracias por tanto”
Muggle de Libia

Por: Laura Aristizábal Borrero


Leerá su horario de primer semestre y pensará que Fernando Barón va a ser su profesor o, si cuenta con mejor suerte, le escuchará decir a su papá o a su mamá, también abogados javerianos, que Gabriel Giraldo y Manuel Briceño eran sus amigos entrañables. Lo anterior, únicamente si no tiene el gusto de empezar semestre emocionado por conocer al famosísimo profesor “Personal”: éste sí que es reconocido en toda la universidad. Le temblará la ceja al querer referirse al Giraldo como “nuestro edificio” y a “Básicas” como “el Bronx”. Pero tranquilo, con el tiempo entenderá que el 67 es su verdadero hogar.

Estará tan acostumbrado a ser el consentido del campus que peleará si le toca ver clase en un edificio que huela a formol, y entre sus compañeros oirá comentarios del tipo: “la única forma de llegar de básicas al Barón es en taxi”. Si logra acostumbrarse a lo anterior, empezará a asumir también que tener clase de siete significa, por defecto, tener clase, por temprano, a las siete y media, y que “la nocturna” empieza con clases a las dos de la tarde. 

Algún día tendrá claro el significado de “hacer paraíso en clase” y será capaz de sentarse toda una tarde a contar los chistes de Carlos Darío Barrera, si es que no se sienta con sus amigos a tipificar un contrato inexistente al mejor estilo del “chiste jurídico”. Seguramente, y usted no será la excepción, en sus apuntes copiará “El Dr. Piensa que…” o “al Dr. le parece que..”, y con el mayor orgullo le pasará esos apuntes a sus descendientes académicos. Como alguien escribió alguna vez en estas páginas, en su facultad nunca nada será vox populi, todo será vox doctoris, y pronto descubrirá que la piedra filosofal existe y que la guardan en algún lado en esta facultad.

Con total seguridad, en estos 5 años, en alguno de los semestres temerá ser asesinado con un botón volador perteneciente al vestido de algún profesor y será testigo de las distintas tendencias de moda que van desde cómo marcar las camisas al mejor estilo jardín infantil: con sólo las iniciales, nombre completo, en la manga, en el bolsillo…

No se preocupe, a la hora de la verdad, amenazará con retirarse de la carrera más veces de las que será citado a consultorio jurídico y el número de procesos que llevará será directamente proporcional a todo lo demás que tenga por hacer. Los profesores serán tan cumplidos para subir las notas al sistema como usted para subir el informe mensual de consultorio, y cuando esté estresado y con afán, alguien le recordará que la prisa es plebeya.

Se sentirá como un desplazado cuando la cafetería del Giraldo esté llena o cerrada, hará aproximadamente ocho horas de fila al semestre en frente de la ventanilla de Henry, se sentirá millonario cuando almuerce en el Noveno y se volverá experto en aplicar la filosofía de “igual pregunte que el NO ya lo tiene”. Se acostumbrará a tener un curso con su respectivo representante, y con el tiempo, preferirá pagar los 50 pesos de más por fotocopia a cambio de no pasar el túnel. Le sonará normal cuando le hablen de la excursión, de las serenatas y de la fiesta, y someterá a toda la universidad a participar de sus rifas, juegos y espectáculos. Recuerde, en clase no hay preguntas brutas sino brutas que preguntan, no vaya a ser que en un preparatorio cuando el profesor lo esté guiando a responder “el tenedor” (de tenencia) y le pregunte que con qué se come el arroz, usted le conteste que con salchichón.

Su peor pesadilla serán los requisitos de grado y se dará cuenta, al terminar décimo semestre, que aún le falta casi la mitad de la carrera. Tendrá algún amigo que siempre pasó todo sin estudiar y también tendrá uno que siempre estudió todo sin pasar. Junto con los preparatorios y la tesis, “el sistema” y “el reglamento” no lo dejarán dormir en paz y siempre conocerá a alguien que le demostrará que cualquier materia se puede “terceriar”.

El enano capado, la vida humana objetivada y el fea37 bad45 harán inolvidables sus clases vistas en esta facultad mientras que los brownies a precio de lesión enorme y los calentados le recordarán esos agradables “huecos” que pasó sentado frente a las mismas personas durante los últimos cinco años, los cuales, contra todo pronóstico, pasaron volando.



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