Qué quiere decir “Uds. están solos”
Escribo esto para bajarle un poco el tono a la discusión de hoy en la mañana. No necesito credenciales para pensar lo que pienso ni para transmitírselo; lo que yo hice por la Facultad de Ciencias Jurídicas como estudiante ya pasó, y mi conciencia está ligera. Mi escenario en este momento es otro, pero desde ese escenario continúo. (Todo está registrado en Zoordo.blogspot.com)
Mi intervención en el debate se debía a dos cosas. No creo que los estudiantes estén dispuestos a cambiar, y no creo que las cosas hayan cambiado. Es el tercer debate de representantes al que asisto, y así ustedes se nieguen a verlo así, fueron exactamente iguales a sus sucesores.
Amablemente, y con sinceridad, les transmito esto que pienso les beneficiará: Ustedes están solos. Si tienen eso en mente desde ya, no tendrán sorpresas por los próximos dos años, y podrán participar mejor como estudiantes con o sin un puesto en el consejo.
Los equipos de trabajo son importantes, pero en este caso son efímeros. Un estudiante que llega al consejo de la facultad no es un actor de propuestas, no es Voz más que de sí mismo; es los ojos y oídos de un estudiante en un escenario en el que con amabilidad es recibido, pero que no es el espacio propicio para el cambio, ni en el que se está esperando que llegue a proponer. Que ustedes estén dispuestos a llegar a ese puesto, y que además lleguen con los puños llenos de proposiciones, es digno de admirar, pero no completa la ecuación. Yo planteo que todo lo bueno que ustedes pretenden para esta facultad no depende de un estudiante sentado en ese consejo.
Sí es cuestión de organizar foros, bien. Sí es cuestión de introducir otro medio impreso de comunicación, bueno. Sí es necesario armar un torneo con algún fin, no suena mal. Pero todo eso puede lograrse con el esfuerzo de unos pocos, que no necesariamente son los que están sentados en ese consejo. Yo los invito y los reto, a que una vez esas urnas electrónicas digan quién de ustedes debe sentarse en la silla de Andrés Vélez, no pierdan esa iniciativa que ya están tomando. Para que sea de sus manos como estudiantes, no como representantes, que se logren esos cambios y exigencias que quieren para la facultad.
Cada quien elige su forma de actuar. Yo elegí las letras. Usé un medio escrito que aceptaba mis columnas para decirle a los profesores lo que yo pensaba, porque sabía que los profesores sí leían ese periódico de cabo a rabo. Participé hace dos años detrás de Ignacio López, jugándome mi puesto en la facultad, por lo que casi tengo un proceso disciplinario, para decirles a todos los estudiantes de derecho que ellos tampoco sabían para que servía un representante. Así definí participar, cada quién lo hace a su manera.
Ustedes están solos. Sus amigos los apoyan y la gente se va a saber sus nombres en el pasillo. Pero no hay cosa más mezquina que un cargo sin funciones. Del que se siente en esa silla y sólo de esa persona depende cuanto de sí está dispuesto a sacrificar no solo en el consejo si no fuera de él. Nadie les va a pedir nada, pocos se acercarán a ustedes con dudas, casi ninguno valorará lo que hacen. Sí quieren hacer algo bueno en ese cargo dense cuenta desde que están elegidos de eso: que están solos, si alguien los acompaña algunos pasos serán bienvenidos, pero no deja todo de depender de lo que ustedes quieran. Los cambios que proponen se hacen trabajando en grupos que se interesen, y lo harán sólo por ciertos ratos, si aún creen que es necesario seguir adelante, nadie más les dará impulso. En esta facultad todo toca hablarlo una y mil veces en diferentes oficinas, manifestándose de todas las formas posibles… el cambio no llega de un consejo donde no está permitido proponer.
Valoro mucho lo que la facultad es hoy día, valoro los esfuerzos que desde las decanaturas se hacen para mantener el tren en marcha. No todo es color de rosa y eso no hace que esta facultad sea menos que lo que nuestro imaginario nos reclama.
El problema es de doble vía, hay una cantidad enorme de estudiantes que ve la facultad como el lugar que asigna los profesores, a esos alumnos solo les interesa recibir la nota de la clase y eventualmente un esperanzador cartón que los acredite como abogados. Y también hay quienes creen que depende de otros cambiar eso que a ellos les molesta.
Nuestra generación cree que participar es hacer clic en un grupo en Facebook, no hacer una llamada que comprometa el nombre para organizar una actividad. Cree falsamente que quien critica debe a su vez dar la respuesta o su planteamiento es inválido; cree que la culpa siempre es de otro. Stephen Marche lo resume muy bien, “imaginarnos un mundo en el que carecemos de poder es nuestro mayor acto de escapismo, porque nos excusa de nuestro egoísmo. La verdadera pesadilla es que no puede culparse a nadie más por cómo está el mundo sino a nosotros mismos.”
Ojalá los hechos no me den la razón, ojalá ese grupo que tan tiernamente dicen que los apoyan siga ahí por dos años. Ojalá no se den cuenta en dos años que todo es exactamente igual, ojalá logren todo lo que quieren para esta facultad. Ustedes tienen amigos y compañeros, no un caudal político ni un grupo/mesa de trabajo.
Yo soy de los que siento orgullo de ser un abogado javeriano. Pero siempre sin buscar con mucho esfuerzo existirán problemas. Y el más grande siempre será la apatía.
Espero reciban estas palabras con aprecio; los insultos los recibiré después.
Atentamente,
Santiago Sanmiguel Garcés.
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