Daniel Orduz, Miguel Torres y Nicolás Esguerra, que representarán a la facultad en el Ginebra, Suiza, hablaron con FORO JAVERIANO y narraron cómo ha sido la experiencia, tanto a nivel personal como académico, e hicieron una invitación para que más gente se vincule al proyecto
Estos tres estudiantes llevan
preparándose más de un año para representar a la Universidad Javeriana en la onceava
edición del ELSA Moot Court, concurso de derecho internacional basado en un
caso de la Organización Mundial del Comercio. Su objetivo: superar el sexto
puesto alcanzado por la facultad en la ronda final del 2010.
La preparación comenzó
en el primer semestre de 2012 con la inscripción de la electiva “OMC 1”, en la que estudiaron las nociones básicas
sobre el derecho de la OMC y definieron el grupo que iba a representar a la
facultad en las rondas regionales latinoamericanas del concurso, que se desarrollaron
en Costa Rica entre el 11 y el 16 de marzo del 2013. Durante el segundo
semestre del 2012, al inscribir la materia “OMC 2”, se dedicaron a estudiar el
caso sobre el que giraría el concurso, que en esta edición era de comercio de
servicios financieros y de subsidios.
En las rondas
regionales tuvieron que enfrentarse a las universidades de los Andes, de Sao
Pablo, del Rosario y, en la semifinal, a la de Guatemala. Su desempeño en las
audiencias orales (que representaba el 70% de la calificación final), en las
que tuvieron que defender las dos posiciones que planteaba el caso, sumado al
memorial que enviaron al comienzo del proceso, los hizo merecedores del segundo
puesto y les dio un cupo en la ronda final, que tendrá lugar en Ginebra, Suiza,
y en la que participarán las mejores facultades de derecho del mundo. De las
cuatro universidades latinoamericanas que lograron clasificar, tres están
ubicadas en Bogotá, lo que, en palabras de Nicolás, habla del “compromiso de
las universidades bogotanas a la hora de sacar profesionales dignos de ser
abogados colombianos”.
Sin embargo, lo que más
llama la atención al hablar con ellos es la manera como describen lo que esta
experiencia ha significado en sus vidas. Sus hábitos de trabajo y su disciplina
cambiaron a partir de las exigencias, tanto de fondo como de forma, que les
impuso el concurso. Les tocó acostumbrarse a escribir en inglés (idioma oficial
del concurso) y a exponer sus argumentos con pasión, pues, como nos contó
Daniel, la presentación “es prácticamente actuación aplicando el derecho”.
Aprendieron también a valorar el trabajo en equipo, dado que, según ellos, el
grupo es tan débil como lo sean sus miembros. Además del compromiso y de los
aportes, el apoyo entre los participantes es esencial para mantener la cohesión
al interior del grupo y para no permitir que los momentos de frustración, de
estrés o impotencia (que no son pocos a lo largo del proceso) los debilite.
Participar en estos
concursos permite crear vínculos con otras personas y sirve para dejar el
nombre la Javeriana y de sus representantes en alto. Por su rendimiento en las
rondas regionales, fueron felicitados entrenadores de otras universidades,
entre esos el de Harvard, quienes habían quedado impresionados con el nivel
demostrado por unos estudiantes cuya lengua materna no era el inglés. Además,
Nicolás fue distinguido como el mejor orador de las rondas preliminares y de la
ronda final, por lo que fue premiado con
un curso en Hong Kong sobre propiedad intelectual y uno en Berna sobre comercio
internacional.
Para Nicolás, este tipo
de actividades son el non plus ultra,
el valor agregado de un abogado. La facultad entrega unos conocimientos
básicos, y es tarea de los estudiantes el tratar de ir más allá en la formación
como abogados. Lo que han aprendido, tanto en cultura general como en
conocimientos sobre comercio exterior, son elementos sumamente útiles para un
estudiante de derecho, y prueba de ello es que quienes han participado en el
concurso tienen hoy éxito en su vida profesional. Además, en el curso de
pregrado que trata este tema (“derecho internacional privado”) se dictan las
nociones generales, por lo que, para quienes estén interesados en profundizar,
ésta es una excelente opción, que, desafortunadamente, carece de la publicidad
que debería tener. “Es una oportunidad que le va a cambiar la vida”, y de la
que surgen relaciones muy valiosas, al punto que ellos hablan de la “familia
OMC” para referirse al grupo que ellos tres y sus dos entrenadores, Juan Pablo
Caicedo y Alberto Madero, han creado. Su idea es que en este grupo participen
cada vez más estudiantes para que aprovechen y tengan esta vivencia, que, como
expresó Miguel, “fuera de lo que uno aprende de derecho, lo que realmente representa
el concurso es una experiencia de vida en todo sentido, que lo forma a uno como
persona y que le enseña a interrelacionarse con otras personas”.
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