sábado, 4 de marzo de 2017

La Refinería de Cartagena 

Mucho más que un escándalo contractual





Reficar no solo fue un atrevido desfalco al erario público, sino que un año después de que fuera el epicentro de atención del país, no han sido señaladas aún responsabilidades, y el funcionamiento de la planta provoca millonarias pérdidas al Estado. 

Por: Alejandro Moreno 

Poco más de un año ha pasado desde que se tuvo noticia del que ha sido calificado como el desfalco más grande en la historia de Colombia, y sin que nada le quite tan deshonroso título, ya el país tiene desviada la atención hacia otros escándalos en desarrollo. Sin embargo, la Refinería de Cartagena, Reficar, continúa siendo objeto de investigaciones y descubrimientos cada vez más absurdos e indignantes. 
Para dimensionar el tamaño del desfalcocon la reforma tributaria que ya ha empezado a causar estragos en las cifras de consumo, el Estado busca recaudar en dos años una cifra cercana a los veinte billones de pesos; mientras que la construcción de la Refinería, con todos sus sobrecostos y contratos asimétricos, costó, a la tasa del dólar de los últimos meses, seis billones de pesos más.  
En el 2007 inició la construcción de uno de los proyectos más ambiciosos de la historia del país. La Refinería de Cartagena, con una colosal planta de ciento cuarenta hectáreas, prometía duplicar los barriles de petróleo refinados. Pero rápidamente aparecieron las irregularidades. Ecopetrol se alió con Glencore, una trasnacional suiza dedicada a la mineríapara crear Reficar, quedándose con el 51% de las acciones de la naciente sociedad. La crisis económica del 2008 no dejó intacta a la compañía suiza, que vendió su participación a Ecopetrol, no sin antes haber firmado un contrato para la construcción e ingeniería de la planta con Chicago Bridge & Iron, CB&I, una compañía estadounidense que al igual que Glencore, incursionaba por primera vez en el negocio de la refinería.  
Ecopetrol se hizo con la propiedad absoluta de la Refinería, pero seguía atado al contrato que su esfumado socio había realizado. En todo caso, la compañía colombiana aumentó el presupuesto del proyecto, y a pesar de la manifiesta impericia de CB&I, tomó una decisión que al día de hoy sigue siendo inexplicable, pero que traspasa en todo caso los límites de la inocencia: cambiar la modalidad de contratación a pagos reembolsables.  
Fue entonces cuando empezó la fiesta. Con semejante desproporción, miles de contratos firmados tuvieron sobrecostos de más del 100%, y en cinco años el proyecto duplicó su valor, llegando a los ocho mil millones de dólares que se calcularon para octubre de 2015. Además, con miles de millones girando sin control de Bogotá a Cartagena y de Cartagena a Estados Unidos, había que conseguir una excusa para prolongar la verbena, pues las demoras de la obra empezaban a hacerse evidentes. Como lo ha señalado el contralor general, Edgardo Maya Villazón, CB&I justificaba los retrasos con supuestos problemas climáticos y aunque eso podría ser cierto, la Contraloría reportó que en Reficar los obreros construían de día y destruían de noche, para extender la obra y sus costos. La eterna parranda.  
Al destaparse el escándalo, se conoció que Ecopetrol llevaría a arbitraje internacional a CB&I por sus onerosos contratos. Un año después, según afirma la Contraloría General de la República, la empresa estadounidense le sigue cobrando a Ecopetrol. Mientras que fallas en varias plantas de la Refinería de Cartagena han provocado pérdidas de hasta un millón de dólares diarios.  
Sin embargo, siguen sin revelarse los nombres de los responsables de tan monumental descalabro. Cuando se hizo noticia, Juan Manuel Santos refutó su culpa y se la atribuyó a su antecesor, pues en su administración se inició el proyecto; y este, a su vez, se la imputó de vuelta, argumentando que la desmesurada contratación se había realizado durante el gobierno actual. La disputa no ha pasado de ahí, y aunque nuevos escándalos se roben la atención del país, resulta imperativo que la Procuraduría y la Fiscalía empiecen sus respectivas investigaciones. Mientras Ecopetrol se defiende reduciendo todo a una disputa contractual, la autoría de las decisiones que llevaron la situación hasta estos vergonzosos extremos, continúa siendo una incógnita, así como los beneficiarios reales de este indignante episodio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario